El 16% de los jóvenes españoles entre 18 y 24 no ha completado la educación secundaria y tampoco recibe otro tipo de formación, según datos de Eurostat referidos al año 2020. Esta cifra supera en un 60% el objetivo fijado por la Unión Europea y convierte a España en el segundo país con la mayor tasa de abandono escolar en Europa.
Por otro lado, nuestro país, con un 37%, lidera la tasa de paro juvenil no solo entre los países que integran la Unión Europea sino también entre los que conforman la OCDE.
Ambas cifras están estrechamente relacionadas puesto que un mayor nivel de estudios se traduce en mayores posibilidades de tener un empleo (y, por tanto, menor riesgo de integrar las listas del paro) y mejores salarios. Además, a mayor nivel de educación mayor productividad individual y mayor crecimiento económico de los países.
Una teoría enunciada en los años 60 por el Premio Nobel de Economía Theodore W. Schultz que ha sido refrendada por los datos tras investigaciones y estudios realizados en diferentes países a lo largo de varios años
Conociendo esta correlación, queda claro que un gobierno responsable y preocupado por el crecimiento y el éxito de su economía y por el bienestar de sus ciudadanos, debería tener entre sus objetivos rebajar la tasa de abandono escolar y mejorar la educación que reciben sus ciudadanos. De esta forma, aumentaría la empleabilidad y las oportunidades de desarrollo personal y profesional de sus ciudadanos y haría más productiva y competitiva su economía.
Un gobierno responsable y preocupado, trataría de orientar su sistema educativo hacia la excelencia de tal forma que sus ciudadanos estuvieran cada vez mejor preparados.
El gobierno de España, ni es responsable ni se preocupa por el bienestar de los españoles y su solución al grave problema de fracaso escolar existente en nuestro país consiste en degradar la educación.
La Ley Orgánica por la que se modifica la Ley de Educación (LOMLOE) y los decretos que la desarrollan, anteponen la ideología a los conocimientos, el “sentido sociemocional” o la “perspectiva de género” de la asignatura– si es que alguien puede definir qué significa esto- a los saberes académicos.
En la práctica, como ya han apuntado muchos profesores y expertos, esto significa que desaparecen la regla de tres, los números romanos, el mínimo común denominador, el dictado, los prefijos y los sufijos o las conjugaciones de los verbos y que hay menos cálculo mental y menos estudio de modelos matemáticos.
De esta forma, Sánchez y su gobierno hurtan a los niños y jóvenes españoles el conocimiento de los fundamentos matemáticos básicos que les permitirían entender cómo se calculan los intereses y resolver fórmulas que podrían aplicar al estudio técnico y científico; y de las capacidades necesarias para entender las grandes obras de la literatura y la filosofía porque no alcanzarán los mínimos en lectura y escritura.
Desde luego no es así como se aumentan las vocaciones STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) entre mujeres, la cultura financiera de la sociedad ni la calidad de la enseñanza en España.
Estas medidas nos demuestran que el único objetivo de Sánchez y su gobierno es degradar la educación para imponer su ideología, aunque ello suponga condenar a la ignorancia, al desempleo y a la precariedad a millones de jóvenes y a nuestro país a la ruina y a la crisis permanente.
(*) Antonio González Terol, vicesecretario general del PP