Una ruptura matrimonial nunca es fácil, pero la cosa se complica todavía más si los cónyuges decidieron emprender en pareja en su momento. Incluso si solo uno de ellos es dueño de la empresa, la separación puede tener consecuencias legales para la misma.
No obstante, un divorcio no tiene que implicar necesariamente la desaparición del negocio. Hasta en aquellos casos en los que pertenezca a ambos, se puede llegar a un acuerdo. Por otro lado, no hay que perder de vista la importancia del régimen económico matrimonial.
1Así afecta el régimen económico matrimonial a una empresa
Tanto quienes van a casarse como quienes ya lo están tienen total libertad a la hora de elegir el régimen económico que regirá su matrimonio. Si no se decide nada, la regla general es la separación de bienes en Cataluña y la sociedad de gananciales en el resto del país. Y esto es algo que afecta también a nivel profesional si se opta por emprender.
Porque no es lo mismo que el negocio sea de uno solo a que sea de los dos. Si ocurre esto último, la ruptura de la pareja puede tener una incidencia directa en la empresa. Si los cónyuges estaban casados en régimen de gananciales, y la empresa se ha constituido después del matrimonio, pertenecerá por igual a los dos, aunque el titular sea uno de ellos.
En caso de divorcio, habrá que liquidar la sociedad de gananciales, lo que implica que habrá que hacer cambios en la empresa. Aunque esta puede quedar en manos de quién verdaderamente es el emprendedor, nadie se libra de los trámites y del correspondiente pago de impuestos.