Hubo un tiempo en el que las albóndigas, esas bolas moldeadas con carne picada, eran una receta reservada a las clases sociales más altas. Es una preparación con muchos siglos de historia, lo que demuestra que es un plato que nos gusta a todos, en cualquier región del mundo porque, claro está, cada cultura gastronómica tiene su propia versión. Con el transcurso de los años se convirtió en un recurso ideal para las familias menos pudientes, porque podían aprovechar sobras o mejorar el gusto de carnes de peor categoría. Evidentemente cuanto mejor sea la materia prima, mejor será el resultado, pero lo cierto es que las albóndigas están buenas de cualquier manera.
CON QUÉ ACOMPAÑAR UNAS ALBÓNDIGAS
¿Con qué acompañar nuestras albóndigas en salsa? Una guarnición muy común para este plato son las patatas. Podemos prepararlas de muchas maneras, siempre quedarán ricas. Por ejemplo, al horno aderezadas con tomillo, ajo molido, pimienta negra y aceite de oliva. Las patatas panaderas también son un acompañamiento perfecto para las albóndigas, simplemente hay que cortarlas en rodajas gruesas y freírlas a fuego medio para que queden un poco cocidas. Finalmente hay quien prefiere acompañar este guiso con puré de patatas, eso sí, mejor hecho en casa con patatas naturales, nada de preparados con fécula.
