Bankia y CaixaBank inician su matrimonio digital con incertidumbres

Decía José Sevilla este lunes que Bankia y CaixaBank acaban de anunciar su compromiso, pero la celebración de la boda no se espera hasta que acabe el primer trimestre de 2021. El consejero delegado de Bankia advertía entonces de que es precisamente en estos meses donde “las parejas tienen problemas”. Y así está siendo, ya que la integración técnica del entramado digital está resultando más compleja de lo esperado. 

Desde luego, el importante trabajo que tienen por delante las dos entidades no es un camino de rosas, el nuevo CaixaBank tiene que ponerse en pie en menos de seis meses, y aún hay muchas cosas por definir, desde el futuro de la plantilla (casi 50.000 empleados entre los dos) hasta las condiciones de los productos financieros que ya tienen contratados los clientes (15,4 millones del Grupo CaixaBank y otros 7,3 de Bankia).

Pero lo que más preocupa es cómo van a llegar a cabo la integración digital, donde CaixaBank es de los bancos españoles más avanzados, con 7 millones de clientes digitales, entre web y app móvil. Y Bankia aporta otros cuatro millones. Aunque tienen muchas cosas en común, al final, solo puede quedar una de las dos plataformas, y es difícil renunciar a ello tras años de inversión.

INVERSIÓN MILLONARIA

CaixaBank se marcó como objetivo en su Plan Estratégico 2019-2021 mejorar la experiencia del cliente a través de la transformación digital después del éxito del anterior plan y tras haber gastado más de 1.100 millones solo en 2018. En la misma línea, Bankia ha hecho de la transformación digital uno de los pilares fundamentales de su Plan Estratégico 2018-2020, en el que se contempla una inversión de 1.000 millones de euros en tecnología.

Pero fuentes conocedoras del proceso de integración tecnológica aseguran a MERCA2 “que está habiendo enquistamientos” en esta tarea. Pues se trata de un trabajo arduo que requiere convertir al nuevo CaixaBank en todo un líder en materia digital, uniendo lo mejor de cada casa y además, hacerlo en poco tiempo.

El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, hablaba del asunto este lunes durante el XI Encuentro Financiero de Expansión y KPMG, asegurando que un equipo especializado en sistemas “ya está dando pasos”, pero no desvelaba nada más, manteniendo así la incertidumbre.

Sin embargo, es tan importante dejar todo atado en este área, que a pesar de que está previsto que la fusión se haga efectiva en el primer trimestre de 2021, una vez obtenida la aprobación de los accionistas y de las autoridades regulatorias, no será hasta la integración tecnológica cuando los clientes y los empleados percibirán que ambas entidades son un mismo banco.

El CEO reconocía que las integraciones “son complejas” y requieren de mucha preparación, aunque aseguraba que ellos ya tienen la suerte de tener experiencia por haber realizado «muchas». Refiriéndose al proceso de integración de la catalana con BPI en 2018 y de la Bankia con BMN un año antes.

NO CORRE PRISA

A pesar de todo, Gortázar intentaba quitar hierro al asunto explicando que ahora hay otras prioridades, como tratar de dar solución a los clientes que se han visto afectados por la pandemia. De hecho, apuntaba a que de aquí a que se cierre la operación solo un 2% de la plantilla total del nuevo banco trabajará en la integración, mientras que el 98% seguirá centrada en el negocio actual de cada banco.

En esa gran mayoría se encuentran también al actual presidente de CaixaBank, Jordi Gual y el CEO de Bankia, José Sevilla, de los que de momento se desconoce sus planes de futuro, pero si se sabe que no tendrán funciones ejecutivas en la nueva entidad.

“El rol de Gual y Sevilla en los próximos dos trimestres es crítico”, apuntaba Gortázar. “Como nos hemos embarcado en una fusión, se nos olvida el día a día, pero tienen mucho que hacer. Cuando llegue el momento que no es ahora, lo anunciarán”. En palabras del consejero delegado, “no es poco” todo lo que tienen que hacer los bancos ahora, aunque haya un proyecto de fusión en marcha.