sábado, 14 diciembre 2024

El guiño de Madrid y Barcelona a sus paisanos para salvar el turismo

El covid-19 ha desbaratado los planes y acciones previstas en materia de turismo y también el calendario de las iniciativas. Los públicos objetivos han cambiado, al menos en orden de llegada, con el fin de que unos atraigan a otros. Madrid y Barcelona, destinos turísticos rivales, compartirán por primera vez estrategia. La preferencia ahora es canjear los esfuerzos en atraer al turista extranjero por apelar al turismo local en dos capitales acostumbradas al visitante asiático, ruso y americano, más enfocado al turismo cultural, gastronómico y de compras, que este año ni está, ni se le espera. El propósito es que los propios sirvan de reclamo para los extraños, y generen la confianza necesaria, para que, a medio y largo plazo, las cosas vuelvan a su sitio y la preferencia sea el turismo internacional en ambas ciudades.

El consorcio de Turismo de Barcelona valora la campaña que ha presentado la Agencia de Turismo como respuesta a “una necesidad, compartida por todos los destinos, de generar confianza y volver a reactivar el turismo que ha atacado en la línea de flotación del sector: el libre movimiento de personas”. El hecho de que la campaña incida en “la infinidad de recursos turísticos de Cataluña, con mar y montaña, patrimonio cultural y de naturaleza”, según describe el organismo de turismo de la ciudad condal era lo previsible. Pero lo realmente llamativo es la estrategia de “generar empatía, eminentemente emocional que busca generar confianza y adhesión hacia un destino”, con los más próximos, algo que, en otro contexto no se entendería, al menos no, en el caso de la cosmopolita Barcelona.

Precisamente, en el escenario actual y de forma contraria a lo habitual en años anteriores, “creemos que el turista que nos visitará a corto plazo procederá del territorio nacional”, explica en respuesta a MERCA2, Marian Muro, directora general de Turismo de Barcelona. A diferencia del pronóstico para este año, en 2019, el 16,9% del turismo fue nacional, el 43,4% llegó del espacio Schengen y 39,7% del resto del mundo, según los datos facilitados por la entidad.

Otro cambio de tendencia vendrá en materia de movilidad, puesto que el turista llegará esta temporada mayoritariamente en “transporte terrestre privado o colectivo”. En este y otros sentidos, los objetivos están claros. Pero para pasar del anhelo a los hechos “el primer paso es que los ciudadanos salgan a la calle, recuperen el espacio propio, consuman en su ciudad, y aprovechen para ‘conocerla’, para redescubrirla, para bucear en ella, en sus comercios, en sus activos turísticos y culturales, en sus callejuelas, bares y restauración”, manifiesta Muro.

LOS PAISANOS, LOS MEJORES EMBAJADORES

Para Turismo de Barcelona la mejor muestra de confianza a transmitir al exterior es “nuestra presencia en las calles”. Porque, en la coyuntura actual más que nunca, “no hay mejores embajadores de la ciudad que su ciudadanía”. Y aquí Barcelona entraría en competencia con otras provincias catalanas, por un segmento de viajeros: “en Girona el 71,7 % del gasto de los turistas nacionales proviene de los ciudadanos de la provincia de Barcelona, y sobre los turistas internacionales el 53,9 % lo representan los turistas franceses, es decir, dos mercados básicos para nuestras comarcas”, comentaban a MERCA2 hace unos días desde la Federación de Hostelería de la Comarca de Girona (FHCG).

La provincia de Tarragona presenta una situación parecida: “el 50% del turismo lo conforman los catalanes y los visitantes del resto de España, y el otro 50% procede del resto de Europa”, tal y como manifestaba también en declaraciones a MERCA2 el portavoz de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Tarragona (FEHT), Xavier Guardià.

Para dinamizar el turismo de proximidad “hemos preparado un plan de acciones en distintas fases que, primero, mostrará la Barcelona que resurge generando confianza y seguridad y poniendo en valor sus atributos más destacables: la cultura, la gastronomía, la restauración, el comercio y la dicotomía mar-montaña”, asegura la directora general de turismo de la capital catalana. “Ya a medio y largo plazo, nuestra tarea se centrará en reimpulsar el atractivo de Barcelona en los mercados maduros europeos que tradicionalmente han contemplado nuestra ciudad como referente de turismo urbano y, más tarde ya, nos dirigiremos a los mercados lejanos más interesantes según perfil”, concluye.

MADRID ANIMA A SUS VECINOS A DESCUBRIR LA CIUDAD

La campaña turística de Madrid se encamina en el mismo sentido. La estrategia resulta casi idéntica. Nunca un organismo turístico se acordó tanto de los suyos, al menos no en la capital de España. De hecho, en la fase 2 de la desescalada, el Ayuntamiento capitalino lanzaba la campaña ‘Vuelve a Madrid’, la primera de una serie de iniciativas en busca de acelerar la reactivación del sector turístico madrileño.

El mensaje #MadridVuelve, servía a la concejala delegada de Turismo, Almudena Maíllo, para animar “a los madrileños a descubrir la ciudad de la misma manera que lo hacen los visitantes”, dándoles a conocer diferentes productos y experiencias de las que habitualmente disfrutan los viajeros que llegan a la capital. Sólo en la segunda fase, coincidente con la eliminación de las restricciones de movilidad, se activaría la campaña con el lema #VuelveaMadrid para recordar a los ciudadanos del resto de España sus lugares y momentos favoritos en la ciudad. Un mensaje que amplía fronteras pero sin traspasar el turismo de proximidad.

Madrid y Barcelona, eternas rivales también en el turismo, comparten fortalezas y están abocadas a ejecutar similares estrategias para escalar posiciones tras la debacle del sector por el cierre del país. Eso sí, los puestos de partida son distintos. En lo estrictamente local, competirán más o menos en igualdad de condiciones, pero en la llegada del turismo nacional -de proximidad-, el argumentario político separatista tan vinculado a Barcelona en los últimos meses, puede jugar una mala pasada en un momento especialmente delicado. La evolución de las cifras en materia de turismo demostrará hasta qué punto, apelar ahora a la emotividad y a la proximidad surte efecto frente a una desafección hacia Cataluña alimentada durante años.


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