Necroturismo: así puedes descubrir las tumbas más importantes de los cementerios españoles

El necroturismo consiste, como su propia palabra dice, en hacer turismo por los cementerios. Hay quien va a visitarlos por contemplar el arte de las esculturas que observan el inevitable paso de los nuevos inquilinos del lugar o por conocer dónde descansan los restos de los famosos a los que no pudieron conocer en vida.

En España, el necroturismo está cada vez más solicitado, habiendo algunos cementerios en los que, para poder concertar una cita guiada, necesitas esperar incluso meses. Recuerda que no se trata de un museo en sí, aunque se suela tratar como tal en dichas visitas. Los cementerios no tienen indicaciones ni carteles de dónde se encuentran enterradas las personas que en él moran. Por lo tanto, la ayuda y explicaciones de un guía de necroturismo suelen ser imprescindibles si quieres encontrarlos.

Puede parecerte algo tétrico lo de ir en busca de cadáveres, pero para algunas personas se trata de una forma de dar un último adiós y de presentar sus respetos a los que ya no están entre nosotros.

Uno de los cementerios que lleva algunos años haciendo las rutas guiadas es el de la Almudena, ubicado en la avenida Daroca número 90. Es una especie de gran ciudad del silencio inaugurada en 1884 y en el que yacen multitud de caras conocidas de ámbito tanto nacional como internacional. Veamos algunas de las tumbas más visitadas de España.

Lola Flores protagonista del necroturismo

necroturismo en cementerios españoles

La Faraona, Lola Flores, se encuentra enterrada en el Cementerio Municipal de Nuestra Señora de la Almudena, en la capital española. Debido a todos los seguidores que tenía en vida es una de las tumbas que más necroturismo recibe. Una de las esculturas más grandes y llamativas de los cementerios españoles es el de Lola Flores junto a su hijo Antonio Flores, fallecido tan solo quince días después que ella.

Pese a que Lola Flores nació en La Tacita de Plata, Cádiz, vivió la mayor parte de su vida en Madrid donde también la concluyó el 16 de mayo de 1995. La capilla ardiente de la cantaora de flamenco contó con la cifra de casi ciento cincuenta mil personas y su tumba no se queda atrás. Personas de todas partes acuden a pasar un rato junto a Lola Flores siempre en compañía de su querido Antonio.

Es en el mausoleo de la familia Flores donde yace la famosa tonadillera. En su funeral iba ataviada con una mantilla blanca y el ataúd abierto para que todo el que quisiese pudiera verla por última vez.