Telefónica puso en marcha el pasado noviembre la creación de su nueva filial Telefónica Infra, que ambiciona ser «una de las mayores unidades de infraestructuras de telecomunicaciones del mundo», preparada para canalizar la explosión del tráfico, y supone una apuesta de la compañía para volver a lider el Ibex 35.
La empresa resalta que, aunque el reparto del poder entre los grandes del selectivo madrileño ha variado mucho desde la fundación del índice hace 28 años, Telefónica siempre ha estado entre los más grandes. Incluso, en muchas ocasiones ha liderado un selectivo en el que a menudo ha sido el «valor estrella».
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, dos eléctricas, Endesa e Iberdrola, han irrumpido con fuerza en los primeros puestos del pódium bursátil español, desplazando al gigante español de telecomunicaciones.
En tiempos de crisis y turbulencias, se argumenta, el sector eléctrico es defensivo, pero «¿acaso no lo son también y con mayor motivo las telecos? ¿Cuál es el motivo para que Telefónica se esté quedando rezagada? ¿Puede la gran teleco española volver a la cúspide del Ibex?»
«La respuesta a la última pregunta es sí, y para entender el por qué hay que comprender las razones del buen comportamiento de las eléctricas», remarcan desde la compañía.
Habría que retroceder al punto de partida. Una historia, que a juzgar por el fenómeno Cellnex puede tener «final feliz para Telefónica»; y que comienza en 1985, cuando el Gobierno español crea Red Eléctrica Española (REE), la primera empresa en el mundo dedicada en exclusividad al transporte y operación del sistema eléctrico.
REE, participada en un 20% por el Estado, es propietaria de toda la red española de electricidad en alta tensión. Suyas también son las inversiones en capex necesarias para desplegar y mantener las infraestructuras de red.
INVERSIÓN EN REDES
Lo que ha ocurrido y ocurre en el sector de las telecomunicaciones es que la implantación de redes de telecomunicaciones, cada vez más automatizadas e inteligentes, ha exigido «cuantiosas inversiones en infraestructuras».
Hablamos de auténticas autopistas de la información, cruciales para la Cuarta Revolución Industrial, que exigen redes renovadas constantemente: hoy es el 4G conviviendo con el inicio del 5G, pronto llegará una nueva tecnología o mejora de la anterior», resaltan desde la operadora.
Solo desde 2012, Telefónica ha invertido más de 45.000 millones de euros en el desarrollo de sus redes fijas y móviles tanto en Europa como en Latinoamérica, con especial esfuerzo inversor en redes ultrarrápidas y de nueva generación.
Según la consultora Analysis Mason, España terminó el año 2019 con más instalaciones conectadas que la suma de Francia, Alemania, Italia y Reino Unido, países miembros los cuatro del G-7. En total, un 2% más de instalaciones conectadas con fibra que el conjunto de las cuatro principales potencias económicas de Europa.
Resulta especialmente llamativa la comparación con Alemania, la locomotora económica de la zona euro, que necesitaría conectar un 93,67% de las instalaciones que tiene España para igualarla.
DESPLIEGUE DE FIBRA
Una importantísima parte del despliegue de fibra óptica en España es obra de Telefónica. La compañía española de telecomunicaciones es líder en fibra en Europa y Latinoamérica con casi 55,7 millones de unidades inmobiliarias pasadas con fibra óptica de alta velocidad. De ellas, 23,1 millones corresponden a España.
Un liderazgo que es posible gracias a que Telefónica ha desplegado, solamente en las operaciones fijas, más de 850 kilómetros de cable de fibra diario en todo el mundo durante el año 2019. Cincuenta kilómetros diarios más que en 2018.
Pero lo que, en principio, parece solo una desventaja frente a otros sectores, como el eléctrico, a quien el Estado sufraga sus redes, puede terminar siendo una «poderosa ventaja»: Telefónica posee, directa o indirectamente, unos 66.000 emplazamientos de telecomunicaciones.
De ellos, 20.000 son propiedad de Telxius, empresa de cable submarino y torres de telecomunicaciones creada por Telefónica, y los 46.000 restantes pertenecen a otras filiales del grupo.
TELEFÓNICA INFRA
Telefónica ya vendió en 2017 el 40% de Telxius al fondo KKR por 1.275 millones de euros. El 50,01% que aun posee de esta última lo ha incorporado a Telefónica Infra, una nueva unidad de negocio que englobará las participaciones accionariales de Telefónica en vehículos de infraestructuras de telecomunicaciones.
Su objetivo es potenciar el valor de los activos de la compañía y desarrollar modelos alternativos de despliegue de infraestructuras que aceleren el crecimiento.
Según el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, «Telefónica Infra ambiciona ser una de las mayores unidades de infraestructuras de telecomunicaciones del mundo, preparada para canalizar la explosión del tráfico».
Esta nueva unidad de negocio surgida de la Nueva Telefónica anunciada por Álvarez-Pallete el pasado noviembre estará abierta a nuevas formas de participación inversora.
Teniendo en cuenta el contexto de tipos cero, que probablemente se prolongará aún un largo tiempo por efecto de la crisis de la Covid-19, a corto plazo la inversión en infraestructuras de telecomunicaciones va a ser una de las opciones más atractivas del mercado.
EJEMPLO DE CELLNEX
Telefónica Infra, como otras empresas del sector, tiene un «espejo muy halagüeño» en el que mirarse, Cellnex, una compañía que nació en 2012 tras la adquisición de 1.000 emplazamientos a Telefónica y hoy tiene unos 61.000, y que duplicó su valor en bolsa en 2019.
Este convulso año, con la práctica totalidad de los valores en rojo, Cellnex vuelve a ser la que más sube del Ibex 35 y se apunta en lo que va de año más de un 30% de revalorización.
Pero, además, no hay que olvidar que Telefónica Infra, que es solo una pequeña parte de Telefónica, es mucho más que Cellnex, ya que se beneficia del profundo conocimiento del mercado de una compañía de telecomunicaciones (relevante para evaluar las oportunidades de inversión) y de las relaciones afianzadas con instituciones y reguladores para poder crecer y generar mayor valor.
La mejor prueba es que Telxius ha construido un 20% de sus torres para otros operadores ajenos a Telefónica (BTS, es decir, crecimiento orgánico), frente al 15% de las construidas por Cellnex.
Además, también a través de Telxius, Telefónica Infra posee otros activos como el cable submarino; un segmento en plena expansión, con la construcción de un nuevo cable en el Pacífico tras completar el despliegue de Marea y Brusa en el Atlántico.
Es evidente que el precio de la acción de Telefónica no recoge gran parte del valor que poseen sus redes de telecomunicaciones. Unas infraestructuras que, curiosamente, como en el caso de Cellnex, encandilan al mercado cuando se presentan desgajadas de las operadoras.
Con la creación de Infra, la Nueva Telefónica ha dado un paso adelante para abrir a la inversión el enorme potencial de sus emplazamientos de telecomunicaciones. «En definitiva, Telefónica puede volver muy pronto a los primeros puestos del pódium del Ibex 35 aupada por sus torres», afirma.