El cierre de las fábricas de vehículos en todo el mundo y el confinamiento decretado para contener la propagación del coronavirus provocará una caída de las ventas del sector de hasta un 5% en la hipótesis más conservadora, aunque la caída de la demanda podría alcanzar el 25%.
Según un análisis realizado por PwC, el sector vivirá tres diferentes fases frente a la contracción de la economía en el país que abarca al conjunto del mercado, a las cadenas de suministro, a las operaciones y a la rama financiera.
En la primera etapa de paro y ralentización, dentro del corto plazo, las empresas afectadas se centran en establecer lo necesario para asegurar la continuidad mínima del negocio; operar y fabricar en los territorios donde se pueda; minimizar el impacto allí donde se produzca un parón completo, mediante los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y, en algunos casos, complementando las aportaciones; analizar el impacto de los problemas de suministro de los proveedores; y poner el foco en la caja.
Durante la segunda fase de arranque y recuperación, en el medio plazo, las empresas deberán centrarse en el arranque de sus plantas y la recuperación de la actividad; asegurar el suministro de componentes de sus proveedores y ayudarles, en su caso, a superar la primera etapa; y analizar y monitorizar la caída previsible de la demanda, así como el impacto en su rentabilidad y producción.
Por último, en la etapa de reestructuración e implementación de largo plazo, las empresas necesitarán adaptar sus capacidades estratégicas al nuevo entorno; crear estructuras más flexibles, donde se tenga mayor control y visibilidad sobre la cadena de suministro extendida; y ajustar las capacidades al nuevo perfil de demanda.
MILES DE PEQUEÑAS Y MEDIANAS EMPRESAS
«Ya conocemos la sensibilidad del sector a los periodos de recesión. Aunque estaremos todos de acuerdo en que esta situación no tiene por qué parecerse a la crisis económico-financiera que estalló en 2008, sí podemos sacar conclusiones de aquel periodo y estimar lo que ocurre con la demanda ante contracciones relevantes del PIB, como se puede prever suceda en España y en Europa«, explica el socio responsable de PwC de Automoción, Manufacturing y Productos Industriales, Manuel Díaz.
En este sentido, cree que la situación de la estructura económica de España «hará difícil que la recuperación tenga un perfil de forma de ‘V'», ya que, en el caso de los concesionarios de automóvil, se trata de un sector compuesto por miles de pequeñas y medianas empresas que sufrirá de forma importante esta crisis.
Pese a todo, Díaz lanza un mensaje positivo: «El sector de la automoción ha sido capaz en tiempos pasados de sobreponerse a crisis y periodos prolongados de incertidumbre. Estoy seguro de que con el apoyo adecuado de las medidas gubernamentales, y gracias al talento y la determinación de sus profesionales, las empresas del sector superarán esta adversa coyuntura y se adaptarán con éxito al nuevo entorno».
La actividad del automóvil supone el 10% del PIB, con 17 plantas que producen casi 2,8 millones de vehículos, de los cuales se exportan más del 80%, siendo el segundo fabricante europeo, solo por detrás de Alemania. Da empleo total (directo, indirecto e inducido) a más de 1,8 millones de trabajadores, incluyendo a los de la industria de fabricación de componentes, cuya facturación el año pasado superó los 37.000 millones de euros.