La dura y agitada vida de La Veneno: de Joselito a icono trans

Cristina Ortín nació como José Antonio. Vivió una vida de palizas, incomprensión, prostitución, éxito televisivo, y prisión. Hasta su muerte fue polémica. Recordamos en este Qué fue de a «La Veneno, un icono trans que ayudó a visibilizar a todo el colectivo pero que murió sola y olvidada. Ahora una serie de los Javis (Javier Ambrosi y Javier Calvo), que podrá verse en Atresplayer Premium desde el 29 de marzon, ahonda en los brillos y la oscuridad de esta figura polémica de los años noventa.

La serie “Veneno: vida y muerte de un icono”, constará de ocho episodios de cincuenta minutos de duración cada uno, y en ella se abordará la caótica y luchada vida de esta famosa transexual desde su nacimiento en Almería hasta su muerte en Madrid, cargada de misterio.

Unos días antes de morir en un trágico y supuesto accidente doméstico, La Veneno publicó su biografía, “¡Digo! Ni puta ni santa. Las memorias de La Veneno», escrita por su amiga Valeria Vegas. Durante la promoción sostuvo que había recibido numerosas amenazas para no dar nombres de poderosos que habrían contratado sus serivicios como prostituta trans.

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LA TRANS QUE SE CONVIRTIÓ EN ESTRELLA TELEVISIVA

Su primera aparición televisiva fue en La sonrisa del pelícano, y poco después, en Esta noche cruzamos el Mississipi, causó un auténtico furor, convirtiéndose en el estandarte del programa, y a su director, Pepe Navarro, el presentador estrella del momento. De una entrevista para un reportaje a convertirse en un icono de la televisión de los noventa con sus frases sin tapujos. Algunas de sus frases forman parte de la memoria colectiva de toda una generación.

El éxito con Navarro también supuso su ascenso fulgurante, popularidad que se tradujo en numerosas apariciones en todo tipo de programas y series, e incluso en la grabación de algunos hits como Veneno pa’ tu piel y El rap de La Veneno. ¡Hasta firmó una gira por España con un show de cabaret! Su popularidad traspasó fronteras, y también en latinoamérica se convirtió en un icono del colectivo transgénero, tan oculto y secreto como lo era en España unas décadas antes.