Así te engañan los bares

Sí, hemos descubierto que los bares también nos engañan. ¿Con qué producto en concreto? Pues con uno que es de lo más famoso en nuestro país: la cerveza. ¿Cuántos de nosotros no nos sentamos en una terraza a mediodía para disfrutar de una caña bien fresquita? Bien, seguro que a estas alturas muchos hemos levantado la mano.

Sin embargo, cada vez tenemos que tener más cuidado, ya que parece que nos pueden engañar con el tamaño de la misma. ¿Es mejor pedir una caña, una doble o un tercio? Como siempre, todo esto depende de varios factores. Ya no solo del bar donde la pidamos, sino también incluso de la provincia en la que nos encontremos.

Para poder evitar este tipo de prácticas y huir de la típica picaresca española, lo mejor es conocerlas y, sobre todo, poder estar atento para saber cuándo este tipo de establecimientos intentan ganar dinero sin ser del todo claro con los consumidores. Descubre cómo te engañan los bares con un elemento fundamental como la cerveza.

Qué tamaño de cerveza es mejor pedir

tercio cerveza

El ejemplo de la cerveza es importante porque es una bebida que todos solemos consumir. Al ser tan popular, es mucho más sencillo que todos entendamos los diversos recipientes que existen, así como hacernos en nuestra mente una idea más clara sobre los diversos precios de los mismos. Al entrar en un bar, lo primero que debemos elegir es uno de los varios tamaños de cerveza que nos pueden ofrecer.

Siempre debemos tener en cuenta, además, que dependiendo del sitio al que vayamos y de la provincia en la que nos encontremos, tanto medidas como precios pueden cambiar de forma considerable. Caña, doble, tercio, litro… Todas esas son medidas con las que estamos más que familiarizados. ¿Cuál de todas deberíamos escoger cuando vayamos de bares?

Aunque, a priori, supuestamente cada uno puede contener una cantidad diferente, parece que, en realidad, todo depende del tipo de vaso que nos ofrezcan. Y es con eso con lo que juegan con el único objetivo de ganar más cantidad de dinero a costa de la ingenuidad de las personas que acuden a tomarse una bebida.