El banco suizo Credit Suisse registró un beneficio neto atribuido de 3.216 millones de euros en 2019, lo que representa un incremento del 69% en comparación con su resultado del año anterior, según informó la entidad helvética, cuyo consejero delegado, Tidjane Thiam, dimitió la semana pasada en medio de un escándalo de espionaje a antiguos empleados.
La cifra de negocio de Credit Suisse en 2019 alcanzó los 21.152 millones de euros, un 7,5% más que un año antes, mientras que las provisiones por riesgo de crédito aumentaron un 32%, hasta 324 millones de francos (305 millones de euros).
En el cuarto trimestre, la entidad suiza obtuvo un beneficio neto atribuido de 801 millones de euros, lo que supone más del triple de los 243 millones de euros contabilizados en el mismo periodo de 2018.
Por su parte, la cifra de negocio neta de Credit Suisse entre octubre y diciembre de 2019 aumentó un 29%, hasta 5.823 millones de euros. Asimismo, las provisiones por riesgo de crédito crecieron un 147%, hasta 137 millones de euros.
Al cierre de 2019, la ratio de capital básico de la máxima calidad CET1 se situó en el 12,7%, una décima por encima del nivel registrado al final de 2018. «Estoy orgulloso de lo que Credit Suisse ha logrado durante mi mandato. Hemos dado la vuelta a Credit Suisse y los resultados de 2019 muestran que podemos ser rentables de forma sostenible«, declaró Tidjane Thiam.
De cara al futuro, Credit Suisse destacó el fuerte arranque de 2020 en todas sus divisiones, por lo que la entidad se muestra «prudentemente optimista» sobre las perspectivas anuales.
A pesar de diversos vientos en contra geopolíticos como el impacto del coronavirus, seguimos creyendo que los fundamentos subyacentes de la economía se mantienen intactos», añadió el banco.
La semana pasada, el consejo de administración de Credit Suisse aceptó la dimisión del consejero delegado de la entidad, Tidjane Thiam, que será efectiva a partir de mañana, y designó como sucesor en el cargo a Thomas Gottstein, hasta entonces primer ejecutivo de Credit Suisse (Suiza).
La salida de Thiam, quien asumió la dirección de Credit Suisse en sustitución de Brady Dougan en 2015 tras ocupar el máximo puesto ejecutivo de la británica Prudential, se ha visto empañada por el escándalo de espionaje a antiguos empleados del banco, aunque la investigación interna llevada a cabo por el bufete Homburger no encontró ningún indicio de que Thiam u otros miembros de la junta tuvieran conocimiento de la vigilancia.
Thiam, de 57 años y nacionalidad francesa y marfileña, había sonado como uno de los potenciales candidatos a ocupar la dirección del Fondo Monetario Internacional (FMI) tras la marcha de Christine Lagarde al Banco Central Europeo (BCE), puesto que finalmente ha correspondido a la búlgara Kristalina Georgieva.
De su lado, Thomas Gottstein, el consejero delegado designado por el consejo, cuenta con más de 30 años de experiencia en banca, incluyendo dos décadas en Credit Suisse, donde desde 2016 ocupa la dirección de Credit Suisse (Suiza) y forma parte de la junta ejecutiva de la entidad.
El pasado mes de diciembre, Credit Suisse señaló a Pierre-Olivier Bouée, ex director de operaciones del banco, como responsable del espionaje realizado a Peter Goerke, quien formó parte del consejo de la entidad, después de que el exdirectivo ya hubiese presentado su dimisión en octubre de 2019 tras conocerse el seguimiento de que fue objeto Iqbal Khan, un antiguo directivo de la firma helvética, después de anunciarse su fichaje por su rival UBS.
La investigación interna desarrollada por el consejo de administración de Credit Suisse con la colaboración del bufete Homburger confirmó entonces que Peter Goerke fue puesto bajo vigilancia durante varios días en febrero de 2019 por una entidad en nombre del banco, concluyendo que Pierre-Olivier Bouée fue quien dio la orden para ello, como sucedió con Iqbal Khan.
De igual modo que en el anterior caso de espionaje, la investigación realizada por Homburger no encontró ningún indicio de que el consejero delegado de Credit Suisse, Tidjane Thiam, u otros miembros de la junta ejecutiva o de la cúpula directiva tuvieran conocimiento de la vigilancia de Peter Goerke hasta que fue desvelada por los medios de comunicación.
De hecho, la entidad explicó que, durante la interpelación a la que fueron sometidos por la junta directiva y Homburger tras el caso relacionado con Iqbal Khan, «las personas responsables no respondieron con sinceridad cuando se les preguntó sobre vigilancias adicionales y no revelaron el espionaje de Peter Goerke», cuidándose, además, de organizarla y llevarla a cabo si dejar rastros identificables en los sistemas del banco.
Como consecuencia del caso protagonizado por Iqbal Khan, la entidad suiza ha establecido salvaguardas para garantizar que dichos incidentes no se repitan, incluyendo el mandato de implementar políticas internas más rigurosas.