Telefónica, Orange y Vodafone apuran la eficiencia energética con su consumo al alza

Las tres grandes compañías de teléfono que operan en España, Telefónica, Orange y Vodafone, llevan años gestionando su eficiencia energética (y ayudando con su innovación a los demás); es decir, consumir más reportando menos gasto. El problema es que ninguno de los tres operadores, a nivel particular, consigue otra de las tareas fundamentales para ser más sostenible: consumir menos. Esto se debe a que las necesidades de conectividad móvil de los clientes van en aumento y eso, de manera asociada, lleva un mayor consumo energético para mantener activas las torres y las redes.

Por ello, la cuestión climática está de plena actualidad. Tras un mes de diciembre marcado por la cumbre del clima celebrada en Madrid, una de las principales asociaciones de operadores, la GSMA -organizadora del MWC20- se ha desmarcado con un informe sobre sostenibilidad, medio ambiente y eficiencia energética para poner de relieve cómo la tecnología móvil ayuda a reducir la huella de carbono.

Así, con un anexo de cifras más amplio que el propio documento, parece inapelable que los avances tecnológicos reducen las emisiones de CO2. En concreto, estiman que en 2018 dejaron de emitirse más de 2 millones de toneladas de esta sustancia gracias a la eficiencia provocada por implementaciones tecnológicas en la industria, la gestión de aguas o la agricultura.

La cuestión clave es que la GSMA no amplía el contexto energético y afronta la dura realidad: ¿hasta cuándo puede paliar la eficiencia el verdadero problema de recursos? Este no es otro que el aumento de consumo energético cada año. Por lo tanto, cada vez se puede ser más eficiente, pero llegará un momento que eso no valdrá puesto que el retorno de inversión será nulo con respecto al gasto para implementar dicha eficiencia.

TELEFÓNONICA, ORANGE Y VODAFONE COMO EJEMPLOS

Para abordar este tema, precisamente, el ejemplo de los propios operadores de telefonía es muy claro. Tomando como referencia los informes corporativos integrados del último ejercicio la conclusión es la misma: en los dos años precedentes se ha aumentado el consumo de energía y electricidad. El lado positivo es que todos han conseguido, a su vez, reducir las emisiones gracias a la manida eficiencia.

En el caso de Telefónica, a nivel de grupo, el pasado ejercicio lo cerró con un gasto de 6.668.881 de MWh. Los ejercicios precedentes fueron de 6.493.117 MWh (2016) y 6.581.361 MWh (2017), por lo que se puede ver ese exponencial aumento de consumo en electricidad. De la misma manera, el gasto energético total, incluyendo los combustibles fósiles como el gas, también se ha producido un incremento continuo desde hace tres años.

Orange, que no hace reporte de su filial española, también tiene un incremento de consumo energético en los últimos años. De esta manera, si en 2017 el consumo eléctrico fue de 4.299 GWh, en 2018 ascendió hasta los 4.357 GWh.

Con Vodafone sucede lo mismo. Tanto en España como a nivel de grupo. Por ejemplo, en suelo español, donde la filial británica sí hace un desglose de su gasto eléctrico, la situación se repite: ha consumido más electricidad durante los tres últimos ejercicios. A nivel de grupo, misma correlación. 5.569 GWh en 2018; y 5.582 GWh en 2019.

Por lo que respecta al cuarto operador, MásMóvil, por ahora no tiene grandes magnitudes para comparar, además su gestión de redes e infraestructuras se encuentra muy condicionada a que tiene importantes acuerdos mayoristas. Aun así, también contemplan medidas relacionadas con la sostenibilidad en su memoria corporativa como un Plan Renove 2018 y 2019 sobre los sites con equipos de aire acondicionado antiguos del año 2001 por equipamiento moderno con sistema “freecooling” incluido; y otro Plan Renove 2018 y 2019 de equipos rectificadores (retrofit) y baterías por fin de vida útil por equipos rectificadores nuevos más eficientes.

MÁS 5G, MÁS REDES, MÁS ELECTRICIDAD

Bajo este contexto, los expertos del sector telco advierten de una realidad: la explosión en el consumo de datos no casa con los principios de eficiencia energética. Y la llegada del 5G provocará que este tándem sea peor.

Según la web especializada Spectrum.org, dos de los principales desarrollos asociados el 5G, como son las small cells y el massive MIMO, genera más gasto energético debido a que requiere mayor número de antenas e infraestructura. Tal y como explican, no hay 5G sin aumento exponencial de consumo. Es decir, para que esta tecnología móvil tenga un verdadero desarrollo necesitará de miles de pequeñas celdas, y aunque consumen menos que las actuales, se necesita tal cantidad para una perfecta densificación, que en ese punto es donde se dispara el coste.

Pese a todo, también hay margen para el optimismo. En el caso concreto del MIMO, esta tecnología implica el uso, también, de muchas antenas base. El resultado evidente es que hay muchos más componentes de hardware que hacer funcionar. Esto deriva en que se necesita más energía. La buena noticia es que como ha sucedido siempre a nivel tecnológico, cuando se vaya desarrollando la tecnología el coste se iría reduciendo, incluido el gasto energético.

Se trata de un gasto difícil de cuantificar, aunque hay expertos que lo elevan por encima del 100%. De hecho, casi la totalidad de los operadores asumen que los costes se dispararán y, lo que deberá ser preocupante para los usuarios, puede que este dispendio energético lo acaben pagando ellos.