Nuestra empresa de la semana en Bolsa es Berkeley Energía. La filial del grupo australiano sube en la Bolsa española más de un 25% este año. Pero las perspectivas no son muy optimistas, los inversores ven un valor “débil y de alto riesgo” que volverá a las pérdidas en 2020 y podría no dar beneficios durante los próximos tres años.
Berkeley se incorporó al Mercado Continuo en julio de 2018 a través de un listing y protagonizó el mejor estreno bursátil en 18 años, ya que subió un 52%. También cotiza en Australia y Londres. En su corta vida en el parqué madrileño ha vivido jornadas de fuertes subidas, como en enero de este año cuando se disparó casi un +64%, o importantes caídas, como la del 50% de agosto del pasado año.
Estos fuertes movimientos han ido siempre ligados a las noticias sobre la mina de Uranio en Salamanca. La mina “es su proyecto principal y por lo tanto la consecución de los permisos necesarios para poder explotarla supone un aspecto muy importante”, explica Ignacio Serrats, analista de XTB. Básicamente supondría la extracción del 10% del Uranio requerido por Europa, lo cual significa una cuota de mercado importante.
Cada vez que se facilitan o dificultan permisos a la empresa “reacciona de forma directa”. Por ello la empresa es “muy sensible” a los cambios de Gobierno. La minera defiende que esta iniciativa generará resultados a largo plazo a nivel mundial, ya que será capaz de suministrar más de cuatro millones de libras de uranio al año y además, la Unión Europea podrá contar con un proveedor interno.
ARRANCÓ EL AÑO CON BUEN PIE
Berkeley arrancó el año con buen pie. En enero subió más de un 200% y alcanzó los 100 millones de euros de capitalización bursátil. Pero se ha ido desinflando y su capitalización actual ronda los 35 millones de euros. Pese a todo, su revalorización anual (+25%) está “muy por encima” de cualquier índice de referencia con el que se pueda comparar.
En este sentido, el de XTB alerta de que “no debemos olvidar el comportamiento estrambótico de la acción durante este año”. Las expectativas favorables a los permisos de su mina de Salamanca impulsaron el precio de sus acciones a comienzos de año. Pero desde entonces no ha parado de perder valor hasta cotizar a los actuales 0,14 euros la acción.
Este tipo de empresas de baja capitalización “suelen ser muy volátiles” y su éxito o fracaso en Bolsa suele venir derivado de dos posibles escenarios: O le permiten explotar la mina o no le permiten, destaca.
Es por ello que ante expectativas muy positivas como eran las iniciales (durante el proceso de salida a Bolsa) el valor de la acción se infló alcanzando “rentabilidades extraordinarias”. Y conforme esas expectativas se calman o incluso se tornan menos favorables, la acción comienza a perder volumen de negociación y precio “como es el escenario actual”.
EL GOBIERNO: SU PESADILLA
El principal motor de la volatilidad de sus acciones es la incertidumbre en España respecto a qué partido o partidos formarán Gobierno y también lo que rodea al precio del Uranio, por las posibles tarifas arancelarias de Donal Trump.
La compañía minera alcanzó su máximo anual en enero (0,348 euros por acción) cuando se destapó el rumor de que habían dado el visto bueno a los informes para que operar la mina. Pero tras las elecciones generales de abril ocurría todo lo contrario. Sus acciones se dejaron casi un 11% en dos días, si bien un Gobierno del PSOE y con posible influencia de Podemos complicaba la viabilidad de la mina.
Una situación que se repetía en noviembre, cuando el precio de sus acciones cayó durante tres jornadas tras la celebraron (de nuevo) de elecciones generales. El posible pacto PSOE-Podemos llevaba de nuevo a Berkeley a poder quedarse sin autorización para su mina de uranio.
PÉRDIDAS Y RIESGO
La compañía asegura que siguen buscando reunirse con las autoridades para poder llegar a una resolución de los permisos requeridos para comenzar la construcción de la mina. El proyecto consiguió las autorizaciones preliminares en 2013, pero desde entonces “se ha enfrentado a la oposición de diferentes grupos locales, trabas administrativas, grupos ecologistas… y este es un factor determinante en el que se fijan los inversores para tomar posiciones en la compañía” apunta Sergio Ávila, analista de IG.
Berkeley necesita la licencia urbanística del Ayuntamiento de Retortillo, el visto bueno del Consejo de Seguridad Nuclear y la autorización definitiva del Gobierno. Una licencia que el propio Ayuntamiento le negó a finales de diciembre de 2018.
Para 2020 se espera que la compañía vuelva a las pérdidas. Este año ha entrado en beneficios después de varios años de resultados negativos. Pero el de IG destaca que podría no conseguir beneficios durante los próximos tres años. “La tendencia es bajista: es un valor débil y no espero ver una mejoría en su comportamiento al año que viene. Es un valor de alto riesgo”, concluye.