En mi caso, desde bien pequeña lo que me apasionaba era tocar el piano. También había participado en muchos concursos radiofónicos de mi ciudad, Pamplona, y el mundo de la radio me llamaba muchísimo la atención. Había algo que me atraía un montón del acto de comunicar y del hecho de que mis tías, que vivían a 100 km, pudieran escucharme tocando el piano en directo.

 

¡Pero me daba tanto miedo dar el paso! Soy la pequeña de cuatro hermanos: tenía por delante a un médico, un arquitecto y una ingeniera de telecomunicaciones. Decir que quería estudiar Periodismo fue un sobresalto para mi familia, que esperaban que tirara por algo más clásico, como Derecho o Económicas. En ese momento tienes tantos dilemas encima: quién soy, por qué estoy aquí, qué puedo aportar a la sociedad. A mí nadie me echó luz sobre eso. Y lo eché un poco de menos. Si ayudáramos a las nuevas generaciones a descubrir qué les gusta hacer y en qué destacan, desde pequeñitos, sería un paso gigante.

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«Tenemos que crear personas solidarias y generosas. Porque las sociedades no pueden evolucionar sin solidaridad.»

Y, por último, creo que lo más importante es intentar crear personas solidarias y generosas con la comunidad en la que viven, ya sea su centro escolar, su barrio o su ciudad. Porque las sociedades no pueden evolucionar sin solidaridad. Vivimos en un mundo globalizado y es evidente que tenemos que aprender a abrir nuestras mentes y fronteras, a aceptar a quienes son diferentes. Así que los niños y niñas de ahora deberán tener el concepto de solidaridad totalmente asimilado.

Ellos son el futuro. Y de cómo y en qué medida motivemos a esos pequeños talentos, que ahora mismo son estudiantes con capacidades tan distintas como valiosas, dependerá el tipo de país que vamos a ser el día de mañana.

Entrevista: Patri Di Filippo
Fotografía: Anna Pla-Narbona
Realización: Javi O. Sanmartín
Localización entrevista: Hotel Uve Alcobendas