El presidente de Naturgy afirma que la pobreza energética es un problema social “sobre el que muchos agentes deben actuar. Es un problema, dentro de la pobreza en general, que no se puede eludir, ya que afecta a las condiciones de una vida digna de las personas”.
El Nobel de Economía de este año, otorgado a Michael Kremer, Abhijit Banerjee y Esther Duflo, ha valorado la contribución de los premiados a desarrollar políticas e incentivos para ayudar a los hogares más pobres. La pobreza está, hoy más que nunca, en el centro del debate social. Cómo reducirla es uno de los mayores retos que tenemos hoy en día y cualquier paso que se dé en esa dirección redundará en el desarrollo de una sociedad más sostenible y más justa.
Una de las dimensiones de la pobreza en general es la vinculada a las carencias energéticas de miles de familias que no pueden vivir con una temperatura adecuada en sus viviendas. Según la Estrategia Nacional Contra la Pobreza Energética 2019-2024, aprobada este año por el Gobierno, entre 3,5 y 8,1 millones de españoles, en función del indicador que se utilice, se encuentran en situación de pobreza energética en nuestro país. Son necesarias, pues, políticas claras que ayuden a reducir estas cifras.
Por ello, cada nuevo estudio que ofrece datos, indaga en las causas y pone encima de la mesa propuestas de actuación es válido para avanzar en este camino. De todo ello se debatió en el seminario ‘Políticas y medidas contra la pobreza energética’, organizado por la Fundación Naturgy, y en el que se presentó un nuevo estudio que arroja más luz sobre el problema de la pobreza energética.
La investigación ‘La pobreza energética en España: aproximación desde una perspectiva de ingresos’, publicada por la fundación de la compañía energética, ha sido elaborada por la Cátedra de Sostenibilidad Energética del IEB-Universidad de Barcelona en base a datos del periodo 2011 y 2017.
El estudio sostiene que la pobreza energética es una dimensión más de la pobreza, con un punto de partida común: la insuficiencia de los ingresos familiares para hacer frente a los gastos energéticos para mantener una temperatura adecuada en el hogar y tener unas condiciones de vida dignas.
La directora de la publicación, María Teresa Costa, afirmó durante la presentación del estudio que “el nivel educativo, la situación de desempleo y el género femenino del sustentador principal, en familias monoparentales o unipersonales, son determinantes de la pobreza energética”. Además, según Costa “se observan notables diferencias entre las Comunidades Autónomas, debido a las diferentes políticas sociales que se implementan”.
Costa afirmó que “la pobreza energética debe abordarse a través del sistema general de protección social” y que “es necesario hacer una reflexión profunda sobre cómo afrontarla con políticas públicas de corte transversal, que actúen sobre los principales determinantes vinculados a la renta de los hogares”.
Entre los datos que arroja es estudio, destaca el hecho de que uno de cada cinco de hogares españoles en situación de pobreza energética cuenta con personas desempleadas. La probabilidad de que un hogar se encuentre en situación de pobreza energética aumenta un 9,3% cuando el sustentador principal está desempleado.
Según la investigación, un 8,3% de media de los hogares españoles se encontraba en situación de pobreza energética entre los años 2011 y 2017. Esta tasa media alcanzó un pico máximo del 9% en 2013 y, a partir de entonces, descendió paulatinamente hasta el valor mínimo de 2017, un 7,4%. Esto significa que, aproximadamente en cuatro años, 67.500 hogares españoles dejaron de estar en situación de pobreza energética.
CORRESPONSABILIDAD PARA BUSCAR SOLUCIONES
La catedrática también hizo un llamamiento a “la estrecha colaboración de todos los agentes implicados, en especial entre las empresas del sector y las entidades públicas”, puesto que también son necesarias medidas para mejorar la eficiencia energética de los hogares. En este punto abundaron también tanto el presidente de la Fundación Naturgy, Rafael Villaseca, como el presidente de la compañía, Francisco Reynés,
Asimismo, Reynés manifestó que el problema de la pobreza energética es un problema social que no se puede eludir, ya que “afecta a las condiciones de una vida digna de las personas y es parte de la pobreza en general. Hay pobreza energética porque hay pobreza”, y añadió que dos tercios de los hogares vulnerables de España tienen más de 25 años, por lo que ‘la relación entre la antigüedad de la vivienda y la vulnerabilidad es relevante”, declaró.
El presidente de Naturgy puso en valor el compromiso de Fundación con la pobreza energética y su aportación. Además de las actuaciones para realizar rehabilitaciones energéticas, que alcanzan ya la cifra de un millar, Reynés explicó que 18.000 familias han pasado por la Escuela de Energía, y 500 empleados de la compañía participan en el Programa de Voluntariado de la Fundación Naturgy, con el que ya se ha ayudado a más de 3.000 familias.
El secretario de Estado de Energía, José Domínguez Abascal, que también participó en el seminario en el que se presentó el estudio, agradeció “el esfuerzo de la Fundación Naturgy” para desarrollar programas que ayuden a paliar la pobreza energética. Abascal definió la pobreza energética como “un problema real que debemos afrontar, ya que sigue habiendo un número significativo de personas en esta situación”. “Familias monoparentales, personas que viven solas y enfermos que dependen de equipos eléctricos son los perfiles que más sobresalen en nuestro país”, afirmó.
MÁS POLÍTICAS SOCIALES
El estudio dirigido por Costa destaca diversas medidas que podrían contribuir a reducir los niveles de pobreza energética, como por ejemplo, armonizar las cuantías mínimas de ayudas suficientemente elevadas en todas las regiones, e implantar políticas activas para la creación de empleo, o ayudas a empresas para que incorporen a desempleados.
En el ámbito de la educación, propone adoptar medidas para evitar el abandono escolar temprano, o proporcionar a los consumidores herramientas para mejorar la comprensión de la factura energética e información sobre sus derechos para acceder a ayudas como el bono social.
En relación a los hogares monoparentales, unos de los más castigados por la pobreza, el estudio propone ofrecer incentivos fiscales, como la posibilidad de deducir el gasto de la cuidadora en la declaración anual del IRPF.
Y en el caso de los hogares unipersonales, el estudio considera que la edad, el género y las diferencias regionales son aspectos a tener en cuenta en el diseño de políticas orientadas a reducir la pobreza energética. En este sentido, propone, por ejemplo, introducir medidas novedosas como incentivos para la unión de hogares de personas mayores, compartiendo una vivienda o entre personas mayores y jóvenes, para que se puedan compartir los gastos.
Además de actuaciones desde la óptica de la renta, el estudio también destaca la necesidad de adoptar medidas que actúen sobre el gasto de los hogares, principalmente focalizadas en la mejora de la eficiencia energética. “Las reformas estructurales son el objetivo deseado, pero su aplicación es costosa. Por ello, son recomendables alternativas de bajo coste y rápida aplicación, como las promovidas por el estudio “Rehabilitación exprés para hogares vulnerables (soluciones de bajo coste), de la Fundación Naturgy”. Además, estas medidas están en línea con las recomendaciones de la Estrategia contra la Pobreza Energética aprobada por el Gobierno.
RADIOGRAFÍA DE LA POBREZA
A partir de la investigación de la Cátedra de Sostenibilidad Energética, se puede configurar un perfil de los hogares españoles en situación de pobreza energética: están ubicados en áreas rurales o con menor densidad de población; viven en régimen de alquiler; en edificios de 25 años o más, y en zonas con condiciones meteorológicas extremas de calor o frío; y son hogares unipersonales o monoparentales, sustentados en buena parte por mujeres.
Asimismo, la condición de desempleo del sustentador principal es el principal determinante de la pobreza energética. Además, los hogares en situación de pobreza energética suelen tener bajos porcentajes de familias que han terminado los estudios de educación superior.