Todo al rojo: ola de fusiones y de protestas en el sector del juego

El juego se ha instalado hace ya tiempo en nuestras calles. Porque en las pantallas de nuestros dispositivos llevaba ya tiempo despegando ese baile de luces y sonido en un modo mucho más íntimo.

Hoy es prácticamente imposible encontrar un evento deportivo que no se esté saturado por anuncios de apuestas deportivas. De hecho, 19 de los 20 clubes de fútbol de La Liga lucen en sus camisetas algún tipo de publicidad de estas casas de apuestas. En los propios estadios, la publicidad es continua en pabellones y letreros luminosos.

Y la credibilidad y hasta ese estatus de normalidad absoluta se gana con la intervención o colaboración de los presentadores más populares de la pequeña pantalla a los que aquellas clases más populares se sienten más cercanas.

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Si esto ha ocurrido en apenas unos años es porque, fundamentalmente, es un negocio muy rentable y su explotación fuera de España multiplica los beneficios y se expande por la fibra misma que conecta nuestros hogares.

LOS NÚMEROS QUE JUEGAN EN ESPAÑA

El sector del juego mueve en nuestro país casi 42.000 millones al año. Con unas cifras como estas, que representan casi el 1% del PIB y que emplean directamente a casi 85.000 personas, la batalla no puede ser fácil.

Este sector liberalizado en España desde 1977 sufrió hace apenas 8 años una auténtica revolución con la Ley del Juego de 2011. Bajo los principios de la autorregulación del sector y la supervisión del organismo independiente de la industria publicitaria –Autocontrol– la explosión de anuncios y de casas de apuestas en las calles no ha parado aún.

Y es que el vacío en la regulación de la publicidad del juego sigue balanceándose mientras los números de la ruleta proporcionen al Estado ingresos en forma de impuestos que superan los 1.700 millones de euros.

Con Cataluña a la cabeza y La Rioja en el otro extremo, no hay población mediana que se libre de la presencia de unos locales que algunos ven tan normales como los bares y otros muchos muestran claramente el incremento de la ludopatía en los últimos años.

La industria del juego proporciona 1.700 millones en impuestos al Estado

La patronal del juego levantaba las cartas en su informe anual para mostrar algunos de los datos que, en su opinión, justifican su presencia en los mismos días en los que varias olas de protestas vecinales clamaban contra las casas de apuestas en Madrid.

Así, a los 85.000 puestos de trabajo estable directo habría que sumar casi 170.000 más de manera indirecta, 64.000 de los cuales están directamente ubicados en la hostelería.

El sector contribuyó también a las arcas públicas hace dos años con 1.657 millones de euros en impuestos específicos (tasa de juego), cantidad a la que hay que sumar los impuestos derivados del desarrollo de su actividad económica como las cotizaciones a la Seguridad Social, entre otros.

Respecto a los locales de juego, los 3.150 salones pertenecientes a más de 20 cadenas nacionales o regionales fueron visitados por tres millones de personas el pasado año.

Por otro lado, en relación al perfil del consumidor y siempre según el Anuario, son los jóvenes no sólo los que más se acercan a estos locales sino también el sector que más continúa creciendo. Así, el 30 % de los visitantes tiene entre 18 y 24 años y casi el 20 % entre 25 y 34 años. Es decir, el 58 % de los clientes que juega no supera los 35 años.

Y aún nos queda la estrella de la casa, el juego en línea, que logró más de 13.000 millones de euros en España el pasado ejercicio. Las apuestas deportivas son las que constituyen la mayor parte del juego en línea (alrededor de 310,8 millones), seguidas por los juegos de casino (85,3 millones) y el póquer (59,7 millones).

El 58 % de los clientes del juego online son menores de 35 años

Hay mucho más baile de cifras con los que la patronal justifica su impacto y presencia en las calles y los dispositivos digitales. Y es que los jugadores activos en línea se han duplicado (y más) en apenas 4 años pasando de 361.078 jugadores al mes en 2014 a 804.111 en 2018.

Pero es que las cifras siguen sumando y en el segundo trimestre de 2019 se movieron ya 178,35 millones de euros en juego en línea (deducidos los premios satisfechos a los participantes), lo que supone un aumento del 6,69 %, respecto al mismo trimestre de 2018.

PÓKER DE REYES

Si en España estos números hacen difícil pensar que se vaya a acabar con la escalada ascendente de las casas de apuestas, cuando las cuentas globales se elevan a medio billón de dólares, que es lo que mueve la industria, la estrategia del juego se complica.

Por supuesto se ponen límites al campo. Y la presión regulatoria además de la necesidad de invertir en nuevas tecnologías es lo que ha empezado a provocar especulaciones sobre nuevas fusiones en la industria del juego, dejando al final en manos de unos pocos operadores globales toda la tarta.

Hace unos días se conocía la unión de Flutter y Stars Group para crear el líder mundial del sector de apuestas online con unos ingresos superiores a los 4.300 millones.

Y aunque es cierto que esta industria fuera de nuestras fronteras lleva años realizando adquisiciones, la integración de estos dos gigantes abre el juego a operaciones que le hagan la competencia.

Flutter, matriz del grupo de juego y apuestas online Paddy Power Betfair (hija de otra fusión) tiene especial peso en Reino Unido e Irlanda y, con conocidas y publicitadas marcas del juego en nuestro país como PokerStars, y se convertirá, sin duda, uno de los primeros operadores del mercado español.

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Lo que ocurre es que con un mercado floreciente que acapara críticas susceptibles de regularlo continuamente, los movimientos de fusiones o adquisiciones provocan muchas reacciones. Y el mercado espera que una nueva ola de agrupaciones en torno a otros actores como William Hill, 888 o GVC se den en el corto o medio plazo.

Pero no sólo la regulación más o menos estricta sobre el juego en los países o la limitación del dinero que pueden dejarse los consumidores para que el juego sea “responsable y no adictivo”, como señalan algunos de los máximos directivos es una traba para el sector. La necesidad de operar en plataformas digitales con avanzados sistemas y softwares empuja la agrupación entre las compañías de apuestas que compiten cada vez más en la red.

Así las cosas, y con todos los problemas sociales acontecidos en nuestro país en los últimos días y en países como Reino Unido en los últimos meses, GVC Holdings, los propietarios de las cadenas de casas de apuestas Ladbrokes y Coral, elevaron sus previsiones de ganancias para el año. Y lo hicieron después de un positivo tercer trimestre que mostraba que sus tiendas físicas no se inmutan ante las nuevas reglas que paralizarían su negocio con los terminales de apuestas fijas.

En el tercer trimestre las apuestas deportivas en los locales ingleses aumentaron un 7%

Parece que hay vida después de la “muerte por regulación” para las agencias de apuestas británicas, las grandes pioneras. Y pese a las directivas de ese país que este año han rebajado de 100 a 2 libras la apuesta máxima en las terminales de las tiendas, los alegres clientes continúan encantados de acercarse hasta sus tiendas para seguir jugando.

En el tercer trimestre las apuestas deportivas en los locales de Reino Unido aumentaron un 7% en términos interanuales, un rendimiento realmente impresionante dado que el período anual anterior incluyó el Mundial de fútbol, que contó con una racha inusualmente larga de la selección inglesa.

Sólo una casa de apuestas parece continuar con sus inconsistencias en este momento, y es Codere, que continua con sus bajadas en la bolsa y ha vuelto a aplazar su  refinanciación a causa de “inconsistencias” varias en los resultados de sus filiales en México, Colombia y Panamá.

NEGOCIO CON CICATRICES. LOS OTROS SONIDOS DEL JUEGO

Sin embargo, esto del juego responsable tiene otra cara de la moneda que es difícil de ignorar. También salta a la calle. Y es la del eslabón más débil, el jugador con recursos limitados que se engancha en todos los canales posibles como única vía de escape y de recuperación posterior, creando diariamente mayores problemas.

En este sentido, miles de personas se manifestaron esta semana en Madrid para denunciar la proliferación de las casas de juego y apuestas. Locales que se han convertido en una auténtica «plaga» en los barrios más humildes de la capital y que están literalmente exprimiendo a sus clientes, creando problemas de los que es difícil recuperarse sin cicatrices.

Las salas de juego han crecido en todas partes, pero se han cebado en los barrios más pobres de la capital donde han aumentado un 140% en apenas cinco años.

Por ello, los vecinos han pedido un ocio digno” que pase por la «eliminación total» de este tipo de negocios. No les vale con una mayor regulación dado que los centros se apiñan literalmente al lado de institutos y centros comerciales y de ocio, en algunos casos como en Bravo Murillo, con casas de apuestas cada 80 o 100 metros.

Las casas de apuestas han crecido en los barrios más pobres un 140% desde 2014

La ludopatía es un hecho, y el fomento en los más jóvenes de un negocio que no crea riqueza sino que consiste en pasar el dinero de unas manos (las más necesitadas) a otras, está destruyendo muchos barrios.

Según aseguran los expertos, la proximidad de los locales de juegos y apuestas (también online) es determinante para la consolidación de la conducta adictiva. Asimismo, la inmediatez en conocer el resultado y en disponer del premio la incrementa aún más y, por tanto, se ceba en los estratos sociales con menos recursos.

Está claro que en el juego no todos ganan. Y la misma industria que presume de cifras no es ajena a esta realidad, aunque presuma de libertades y juego responsable. No es casualidad que los anuncios se orienten a instintos básicos o poco elaborados además de muy irresponsables (muy parecido al de los microcréditos que te empujan a que te endeudes para ir a un concierto o no perderte cualquier evento o compra).

Y mucho menos lo es la proliferación como setas de estos locales de apuestas en los barrios obreros donde las tasas de paro son elevadas y la cercanía a centros educativos o de ocio buscan atraer a una juventud empobrecida carente de alternativas con las que desarrollarse, seducida por el supuesto dinero fácil.

Además, los controles de acceso son muy laxos y la participación de menores en el juego en estos locales, habitual.

Este es el caso de macrooperación Arcade por la que coincidiendo con estas propuestas la Policía Nacional presentó 220 denuncias en las que se encontraron 184 personas indocumentadas y 30 menores en las 1.800 inspecciones realizadas.

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Pero aquí no hace falta tirar de datos (ni siquiera los dados), basta con ver lo que pasa en las puertas de estos locales que no cesan de llamar desde la calle con sus luces extenuantes a los menores que miran con ojos desorbitados desde su móvil recitando el consabido “juega juega juega…gana, gana, gana”.

No sabemos cuál de estas olas caerá con mayor fuerza (o quizás si), si la de la proliferación y engrandecimiento de la industria del juego o la de las protestas ciudadanas. La realidad es que al menos, en algunos países de la región alguno de estos ecos parece haber logrado cambios. Como en el caso de Italia en el que la publicidad de las casas de apuestas se ha abolido en todas sus formas con un llamado “decreto de dignidad” que al menos desincentiva del enganche.

Porque hay algo que debería aparecer en todos los letreros de las casas de juego, claro, alto y repetido. Y es eso tan incuestionable de que “la banca siempre gana”