viernes, 13 diciembre 2024

Telefónica, próxima parada: México

Telefónica ha culminado con éxito sus primeras desinversiones de la era Álvarez-Pallete, con la venta de las filiales en Guatemala y El Salvador (esta última sujeta aún a la más que probable aprobación de las autoridades regulatorias). Es previsible -y deseado por el mercado- que la cantidad integra que percibirá la telco, unos 570 millones de euros, sea destinada a amortizar parte de la deuda existente y retribuir al accionista.

Una vez culminada esta operación todas las miradas apuntan a… México lindo y querido.

El país centroamericano es la patata caliente de Telefónica. Su cuenta de resultados y la aportación a la matriz parecen irse debilitando por segundos. Pese a ser el segundo mercado en clientes e importancia de Latinoamérica, supone ya menos del el 2,5 por ciento de la facturación y el 2% del EBITDA de Telefónica.

Movistar llegó temprano a México, concretamente en el 2.000, pero no lo hizo con buen pie. De hecho, no tuvo un papel relevante hasta que compró Pegaso PSC.

La evolución no es buena, y lo que es más grave, lejos de mejorar, va empeorando día a día. México no es un mercado en el que no se haya intentado competir, muy al contrario, se ha intentado de todo en la región, por su importancia estratégica y su tamaño de mercado. Es la cruz en una moneda cura cara más favorecida es Brasil.

Para Telefónica, hoy el negocio en México no va bien y su posición competitiva es algo más que delicada.

Distrito Telefonica

Hasta hace unos años se consideraba que Movistar México era la del challenger que quería competir con grandes dificultades con el gigante América Móvil del mexicano Carlos Slim, con una cuota cercana al 70% del mercado. La posición de la empresa española cambió con la entrada de la norteamericana AT&T. La empresa atacó el mercado mexicano comprando al tercer y al cuarto operador. El resultado ha sido traumático para la empresa española, y tras esa operación las cosas se han complicado. Hoy está atrapada en una pinza.

AT&T y Slim han protagonizado una guerra de precios que tiene una clara víctima: Movistar México

La situación es incomoda, especialmente desde las navidades de 2015 en las que AT&T lanzó unas ofertas híper agresivas que, sorprendentemente, no finalizaron al concluir las navidades, sino que se han perpetuado en el tiempo. Y como América Móvil no parece dispuesta a ceder ni un milímetro de cuota de mercado, ha contestado a los americanos con ofertas tan agresivas como las de estos, lo que ha situado a Telefónica entre la espada y la pared de una guerra de precios en la que ha sido la más perjudicada. El mexicano es un mercado en el que el ARPU no existe, y los margenes se han echado a perder.

Y lo que parece ya claro es que no se puede seguir mareando la perdiz con supuestas operaciones corporativas ya que todas las que se han intentado con otros jugadores en el país azteca han fracasado estrepitosamente. No hay más salida que vender y cuanto antes mejor. México no merece nuevas inversiones que difícilmente puedan rentabilizarse. Los mercados no quieren aventuras eternas ni inversiones faraónicas, y demandan con cada vez más claridad operaciones prácticas y rentabilidad.

La venta de México no será un business case de éxito, ya que la apuesta por la región era la marca de identidad de Telefónica, pero siendo muy prácticos, permitiría decir adiós a un quebradero de cabeza, a la vez que se hace liquida una cantidad de dinero para alimentar la actual senda: reducción de deuda, dividendos a los accionistas, y mensaje claro de pragmatismo al mercado. Sólo mantener posiciones rentables. El ROCE (Retorno del Capital Invertido) es el nuevo mantra.

Hace tan sólo una semana hablábamos del cambio de la suerte en Telefónica al iniciar al fin con éxito su etapa de desinversiones. Si no tardando muchas semanas se concreta la venta de México la señal al mercado será inequívoca, la nueva hoja de ruta irá tomando forma.


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