Durante estos dos últimos días de noviembre el principal operador de telefonía español reúne en Madrid a casi 1.000 directivos para hablar sobre su presente y futuro. Y es que Telefónica se juega mucho en estos momentos, por eso serán vitales los próximos meses. Para ello, el presidente de la compañía, José María Álvarez-Pallete, expone los pasos a seguir en su «programa de compañía» para el período 2019-21, aunque obvia los que han tomado para llegar a la situación complicada que ha vivido en los dos últimos años.
Como si fuera un presagio, justo al lado de la Caja Mágica, donde Telefónica está llevando a cabo su encuentro con los directivos de la compañía, está instalada la carpa del espectáculo de música y danza Apocalipsis. Así, el millar de asistentes al evento se chocan de frente con el argumento: «Después de vivir una gran hecatombe, sólo un pequeño grupo de supervivientes habita la Tierra». Y, aunque no tan melodramático, lo cierto es que Telefónica se está levantando sobre sus propias cenizas. Sobre todo en la cotización de la acción y la confianza de los inversores.
Cabe recordar, como contó MERCA2 hace unos meses, que hay al menos dos despachos de consultoría en Madrid que siguen al día la deuda y la cotización de Telefónica para dos clientes internacionales. Éstos confirman que llevan “tiempo haciendo seguimiento para su cliente”, se trata de unas compañías no europeas. Y esa ha sido la realidad del operador azul los últimos tiempo.
Una realidad de la que por fin parece escapar. Y nada mejor que dejar claro cuáles son las herramientas para que la compañía vuelva a ganar valor. Y no solo en Bolsa. Así, Pallete ha dejado claro que la venta de activos no estratégicos para la compañía es una realidad. En concreto, ha matizado en forma de pregunta retórica que «si estamos en los mercados adecuados». Como señalan diferentes medios, la venta, por ejemplo, de su filial mexicana cada vez está más próxima.
Otros puntos que aborda el encuentro sonel crecimiento enr elevancia para los clientes a través de una experiencia digital basada en la simplicidad y personalización de la oferta; el crecimiento de los ingresos con foco en monetizar una propuesta de valor atractiva que incluya tanto los productos y servicios de Telefónica como los de terceros, bajo un modelo de “ecosistema abierto de partners”. Y, también, el crecimiento de los retornos gracias al crecimiento de ingresos, a las eficiencias generadas por la digitalización, la simplificación y a una gestión basada en el retorno del capital empleado (ROCE).
POCA AUTOCRÍTICA EN TELEFÓNICA
Las previsiones de Telefónica para el futuro parecen buenas. Así lo está recogiendo el mercado desde hace algunos días. Además, hay factores externos como la posible consolidación del sector telco europeo que beneficia a las grandes compañías.
Pero en este perfil que dibuja el presidente del operador, prefiere hablar del grupo en su visión de conjunto y no centrarse en mercados donde las cosas no pintan del todo bien. En España, por ejemplo, el crecimiento en clientes de banda ancha no termina de crecer al ritmo esperado. Por mucho que el consuelo sea que la competencia tampoco lo hace. Y el negocio de la televisión les genera dudas, como se ha podido ver estos últimos días donde están perdiendo la gestión de derechos en el ámbito deportivo ante la sensación de que no son rentables.
Del mismo modo, dejar recaer los problemas de la compañía sobre los reguladores es tan simple como decir que ellos no pueden controlar las cosas que suceden en su entorno. Una fácil lavada de manos.
LA BOLSA RESPONDE
En todo caso, y a la espera de que Telefónica se consolide como esa empresa digital que remarca Pallete, por el momento pueden sacar pecho con la evolución en Bolsa. Después de unos primeros nueve meses del año con una caída del 18% en el Ibex 35, los accionistas de Telefónica respiran un poco más tranquilos gracias a un cambio de tendencia que ha llevado a los títulos de la operadora a subir más de un 17,5% desde mínimos anuales marcados en septiembre.
Las acciones de Telefónica abrieron 2018 a un precio de 8,12 euros en la Bolsa de Madrid. Desde un primer momento, acumularon sesiones en rojo hasta caer por debajo de los 7 euros en septiembre (6,63 euros el 17, mínimo anual). A partir de ahí, han dibujado una línea ascendente a medio plazo hasta afrontar de nuevo los 8 euros (7,80€ al cierre de este jueves). Este cambio ha tenido un especial acelerón la última semana.
De esta manera, la cotización de Telefónica se acerca a la casilla de salida en 2018 tras once meses convulsos. Solo sería necesario un saldo positivo en diciembre que rondara el 2,5-3% para cerrar el año por encima de como lo abrió. En 2017 finalizó con un retroceso del 3,8%, mientras que el Ibex 35 subió un 7,4% en los doce meses. El principal selectivo español logró romper dos años de caídas consecutivas, si bien fue el peor índice de Europa.
Entre los grandes accionistas de la compañía, hay estrategias diferentes. Por un lado, Blackrock ha deshecho posiciones este año en la operadora. El tercer mayor poseedor de títulos de Telefónica ha reducido su cartera un 36,37% desde enero, según datos de Bloomberg. Por otro lado, Vanguard no ha dejado de incrementar su presencia en la compañía dirigida por José María Álvarez-Pallete desde 2013. En estos cinco años ha pasado de tener 33,13 millones de acciones a 135,63 millones de acciones.