En economía, imponer algo no suele ser la mejor opción. Y más cuando te exigen que gastes miles de euros en una inversión de dudosa rentabilidad. Las gasolineras serán uno de los sectores que más sufrirá la llegada del coche eléctrico. Encontrar una alternativa de negocio es vital para ellas. Sin embargo, no a cualquier precio. Las organizaciones de estaciones de servicio han mostrado su descontento acerca del anteproyecto de Ley de Transición Energética. Reclaman “sensatez” y no la búsqueda de titulares.
El presidente de la Asociación de Empresarios de Estaciones de Servicio de la Comunidad de Madrid (Aeescam), Ignacio Avellano, ha sido claro. “La opinión del sector de este borrador es de disconformidad. No entendemos la posición del Gobierno de obligar a un sector privado a hacer unas inversiones que no consideramos necesarias. Creemos que el mercado se autorregulará con la demanda del usuario. El empresario afrontará esas inversiones cuando considere que son necesarias. Cuando puedan ser rentables”.
Porque ese es el gran miedo de las gasolineras, la rentabilidad de la operación. El ejecutivo pretende exigir a las estaciones de servicio que venden más de cinco millones de litros anuales que instalen al menos un punto de recarga para vehículos eléctricos con una potencia igual o superior a los 22 Kw.
“No conocemos ningún precedente de que el Gobierno obligue a un sector económico a hacer tal inversión. Además, va a ser complicado que resulte eficaz. El borrador habla de puntos de recarga de 22 Kw. Estamos hablando de que puede que fácilmente una carga dure más de dos horas. No vemos factible que a un usuario le sea útil ese punto de recarga”, ha señalado Avellano.
Quizá se repita el error de la Ley Antitabaco. Por aquellos años, Zapatero exigió a los locales de restauración que aclimatasen una zona exclusiva para fumadores, en el caso de que quisiesen seguir permitiendo fumar dentro de su local. Sin embargo, pocos años después, se prohibió por completo el humo en la hostelería. De esta manera, los empresarios que habían invertido en sus bares para aislar el humo, perdieron ese dinero.
POCO TIEMPO PARA LAS GASOLINERAS
Los plazos también son un problema. Las gasolineras con una comercialización superior a diez millones de litros de carburante de automoción tendrán 21 meses después de la entrada en vigor de la norma para hacer efectiva la instalación. Por su parte, las que vendan entre 5 y 10 millones de litros tendrán seis meses más. Poco tiempo para poder afrontar una inversión de más de 50.000 euros.
“Ahora mismo no consideramos que esa necesidad sea muy urgente. No vemos ningún tipo de rentabilidad en ese tipo de inversiones. Menos sentido aún el hecho de que se nos obligue, por volumen de ventas, en unos plazos muy reducidos. Son unas inversiones muy importantes que van a ser difícilmente rentabilizables”.
En este sentido, Aeescam ha explicado que las gasolineras están interesadas en dar servicio de repostaje energético. “Si la energía eléctrica tiene una demanda importante, nosotros haremos las inversiones que sean necesarias. Sin problema. Hemos llegado a acuerdos con empresas para instalar ese tipo de puntos de recarga cuando hemos considerado que podía ser interesante. Eso el propio mercado lo irá marcando. Veremos que se irán poniendo puntos de carga según se vayan necesitando y que el empresario vea que son una necesidad. Y sea rentable”.
También cuentan con el apoyo de Ciudadanos. Tras una reunión celebrada entre el partido naranja y Aeescam, su portavoz en la Asamblea de Madrid, Ignacio Aguado, se ha mostrado partidario de incentivar y no de imponer u obligar. “Entendemos que es más sensato incentivar con ayudas directas a las gasolineras, con deducciones fiscales, en lugar de obligar a asumir el coste íntegro a las empresas”.
LA CEEES ALERTA POR LOS DESPIDOS
La Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (Ceees) también ha mostrado su desconformidad con el ejecutivo. La Ceees ha exigido “sensatez” y “seguridad jurídica” al Gobierno. El objetivo de no vender coches que emitan CO2 en 2040 deja fuera de las opciones para reducir las emisiones de dióxido de carbono a los vehículos híbridos, a los que utilizan Gas Licuado del Petróleo (GLP) y a los propulsados por Gas Natural (tanto GNC como GNV).
“Deben establecerse etapas intermedias en la estrategia de descarbonización de la economía. Con plazos razonables y consensuados entre la administración, la industria de la automoción y las estaciones de servicio”, ha declarado el presidente de la Ceees, Jorge de Benito.
Desde la Ceees han recordado que para lograr una electrificación total del parque en 2040 deberían matricularse más de 1,1 millones de vehículos eléctricos al año, cuando en 2017 se registraron menos de 9.700 unidades. Por eso creen necesarias tecnologías de transición, como el gas natural, para descarbonizar poco a poco la economía española. Muchas gasolineras ya ofrecen estos combustibles en la actualidad.
“Esos plazos son absolutamente precipitados y, de publicarse tal cual en la ley, contribuirán al cierre de muchas estaciones de servicio y a la consiguiente destrucción de miles de puestos de trabajo”, ha explicado De Benito.
DEMASIADO TARDE PARA EL MEDIOAMBIENTE
Sin embargo, hay quien asegura que 2040 es demasiado tarde. Un nuevo informe de Transport & Environment (T&E) asegura que Europa debería vender su último vehículo con motor de combustión interna a principios de la década de 2030 si quiere descarbonizar su transporte en 2050 y lograr el objetivo del acuerdo de París.
La asociación ha asegurado que podrían implementarse mayores impuestos sobre el combustible, que junto con el uso compartido de los coches y el cambio de conductores a otras formas de transporte, reducirían el número de automóviles. Sin embargo, estas medidas de reducción de la demanda solo ofrecería una disminución del 28% de las emisiones en 2050.
«Cambiar hacia el transporte compartido y las bicicletas es una parte importante de la ecuación. Pero para lograr una movilidad sin emisiones en 2050 no se requieren gases de automóviles. Tanto los coches eléctricos como los de hidrógeno pueden llevarnos a este destino, pero el hidrógeno es mucho menos eficiente», ha explicado el analista de datos de T&E, Thomas Earl.
El estudio concluye que será casi imposible producir suficiente combustible líquido con bajo contenido en carbono de manera rentable para alimentar a todos los vehículos de Europa. Es probable que los biocombustibles avanzados suministren solo el 3,5% de los combustibles para el transporte en 2030.