El CEO de Danske Bank, Thomas Borgen, renunciará a su cargo debido a las acusaciones que incriminan a la entidad en un escándalo de lavado de dinero valorado en 234.000 millones de dólares (200.000 millones de euros) a través de una pequeña unidad ubicada en Estonia.
El caso ha conmocionado a Dinamarca, un país generalmente asociado con algunos de los niveles más bajos de corrupción en el mundo y los niveles más altos de transparencia. Las denuncias penales contra Danske sugieren que su unidad estonia se utilizó para lavar 9.100 millones de dólares (casi 7.800 millones de euros) entre 2007 y 2015, con fondos ilícitos procedentes principalmente de Rusia. Las investigaciones oficiales están en curso en Dinamarca y Estonia y los medios de comunicación daneses informaron el mes pasado que las autoridades de Estados Unidos también están analizando el caso.
Danske ha comunicado que no puede proporcionar la cantidad exacta de dinero que puede haber lavado. Sin embargo, la estimación alcanza los 234.000 millones de dólares (200.000 millones de euros), una cifra que es casi nueve veces mayor que el producto interno bruto de la nación báltica. Este hecho ha planteado importantes cuestiones sobre cómo debería ser la gestión para evitar y prevenir el lavado de dinero.
El informe «desafortunadamente no marca el límite del problema como esperábamos», han indicado analistas de Citi Research en una nota para sus clientes. Por su parte, los analistas de Jefferies han señalado que el banco no se refirió a ninguna violación de sanciones, «lo cual es un alivio dadas las preocupaciones» de una investigación de las autoridades estadounidenses. «No está claro cuál es la base de cualquier multa en este momento», ha añadido Jefferies.
Las acciones de Danske han abierto con una caída del 6% en la Bolsa de la capital danesa, lo que eleva las pérdidas anuales hasta el 32%. Desde su último pico en mayo de 2017, el valor de mercado de Danske se ha desplomado en alrededor de 14.000 millones de dólares (casi 12.000 millones de dólares).
Borgen, quien fue nombrado para dirigir el banco más grande de Dinamarca en 2013, continuará en su puesto hasta que se encuentre un reemplazo, según ha informado la entidad danesa. Sin embargo, no ha indicado sobre cuánto tiempo podría durar esta situación.
«Está claro que Danske Bank no cumplió con su responsabilidad en el caso de posible lavado de dinero en Estonia«, ha declarado Borgen en el comunicado. «Lo lamento profundamente», ha añadido.
En una conferencia de prensa, el presidente de la entidad, Ole Andersen, insinuó que también podría renunciar, pero dijo que sentía que tenía más sentido quedarse por ahora para lidiar con la «tarea» que tenía entre manos.
DANSKE BANK NO ES EL ÚNICO EN EUROPA
Los flujos totales en la unidad de Estonia entre 2007 y 2015 cubren unas 15.000 cuentas, de las cuales Danske dice que aproximadamente 6.200 tienen los «indicadores de mayor riesgo». El banco ha expresado que «casi todos estos clientes han sido informados a las autoridades».
Danske es el último de una serie de grandes bancos europeos que han sido salpicado por escándalos de lavado de dinero, lo que ha llevado a las autoridades de la UE a buscar medidas más estrictas. El año pasado, Deutsche Bank AG recibió una multa de casi 700 millones de dólares (casi 600 millones de euros) por ayudar a los rusos ricos a mover alrededor de 10.000 millones de dólares fuera de su país. ING Group a principios de este mes acordó pagar alrededor de 900 millones de dólares (más de 750 millones de euros) para resolver un caso de lavado de dinero.
Los analistas consultados por Bloomberg estiman que Danske podría tener que pagar unos 800 millones de dólares (más de 680 millones de euros) en multas por sus infracciones. El banco no hizo mención de las disposiciones en la nota de prensa enviada.
Borgen, de 54 años, se marcha después de media década al frente del mayor banco de Dinamarca. Su carrera abarcó una serie de funciones clave en Danske. En particular, como jefe de sus operaciones internacionales, mientras que gran parte del lavado se estaba llevando a cabo. El informe muestra que a Danske se le advirtió ya en 2007 que había transacciones sospechosas en la unidad de Estonia, seguidas por un flujo constante de banderas rojas continuas a partir de entonces.
El escándalo de Danske Bank ha desencadenado una indignación generalizada en toda Dinamarca, con el gobierno y el banco central advirtiendo que la participación de Danske en el lavado de dinero podría dañar la reputación del sistema financiero de Dinamarca. S&P Global Ratings incluso ha anunciado que el caso podría terminar afectando la calificación crediticia AAA de Dinamarca.
Frances Schwartzkopff and Peter Levring para Bloomberg.