Hace un año que el inversor activista Dan Loeb compró una participación en Nestlé, pero la empresa de alimentos se enfrenta a una larga cuesta abajo a la que no son capaces de poner freno. Es por esto que Loeb se está quedando sin paciencia, al ver que aquella participación que hizo suya pierde valor.
Para intentar ponerle freno ha presentado un escrito de 34 páginas en el que exige una transformación radical para Nestlé, mucho más grande de la que la empresa de alimentos había adoptado hasta el momento. Además, acusa a Nestlé de haber usado un “enfoque estratégico confuso” con el que ha puesto en peligro su futuro. Pero Loeb no solo se queda en esto, también les aconseja que vendan su valiosa participación en la compañía de cosméticos L’Oreal y que consideren hacer una división en tres unidades para, de esta forma, estimular el crecimiento de la empresa.
Es el presidente ejecutivo, Mark Schneider, quién se enfrenta a una doble presión. Por un lado, las acciones han caído un 10% desde que Loeb anunció su participación y, al mismo tiempo, ha tenido que hacer frente a las demandas del activista. A pesar de que ha realizado diferentes adquisiciones y ha anunciado una importante recompra, no se ha ajustado al cambio de imagen que pedía Loeb.
“No creemos que la compañía esté cumpliendo con este mandato, ya que esta el momento su enfoque estratégico es confuso. Nos preocupa que Nestlé no aprecie totalmente los cambios tan veloces que tiene el consumidor y que pueden amenazar su futuro”, dijo Loeb.
Y es que, a pesar de que Nestlé ha tenido varias oportunidades para realizar un lavado de cara a su empresa no ha demostrado el interés suficiente para hacerse con el mercado actual. “Hay demasiados ejemplos de oportunidades perdidas como para afirmar que Nestlé no se está haciendo con el mercado actual. Creemos que la compañía debe simplificar su estructura organizacional excesivamente compleja y dividirse internamente en tres divisiones que se organicen en torno a bebidas, nutrición y un área para mejorar el enfoque, agilidad y responsabilidad”, añadió Loeb.
Desde que Schneider se convirtió en CEO su foco de interés se ha posicionado en establecer un objetivo fijo de rentabilidad. El problema es que se apuntó a un margen operativo de hasta 18,5% para el año 2020, una cifra mucho menor de la que pedía Loeb. Esto demuestra que la compañía no ha mostrado la urgencia necesaria desde que se lanzó en septiembre su propio plan. Pero Loeb no es el único que ha hablado, Third Point también ha creado una estrategia personalizada en la que habla de desinvertir en alimentos que no encajan con la marca Nestlé.
“Creemos que Nestlé debe desinvertir hasta un 15% de las ventas para alinear mejor la cartera en torno a categorías clave. Está claro que la participación financiera de la compañía en L’Oreal debería venderlos ya que la junta sigue siendo incapaz de articular una razón estratégica convincente a largo plazo para su propiedad continua”, dijo.
Schneider no se ha quedado callado y afirma que Nestlé planea cambios de cartera que afectarán al 10% de las ventas totales. Pero Nestlé se ha resistido a las llamadas para vender la participación de L’Oreal, aunque la compañía ha anunciado que habrá recortes de empleos.
Loeb también destacó las preocupaciones que tenía por la junta que se encuentra bajo el poder del presidente Paul Bulcke. “Nos sorprende que, aunque Nestlé es la compañía número uno de alimentos y bebidas en el mundo, todavía no hay un miembro de la junta con experiencia en liderazgo externo en la industria de alimentos y bebidas para ayudar al consejo a definir la estrategia de la compañía”, añadió Loeb.
Scott Deveau para Bloomberg