sábado, 14 diciembre 2024

Ryanair avisa a los sindicatos y aplica una guerra de tarifas

Ryanair se prepara para una  nueva guerra, tanto interna como externa. Plantea enfrentarse a sus competidores pero también poner en jaque a sus pilotos.

La aerolínea se está preparando para la temporada de verano, en la que se prevé una dura batalla de precios contra las demás compañías de vuelos a bajo coste como EasyJet. Esta ha comunicado que si se reduce la competencia se puede ayudar a mitigar el alza en el precio del combustible, lo que supone un guiño a sus clientes con la intención de hacerles ver la necesidad de esta medida. Del mismo modo, el consejero delegado de Ryanair, Michael O’Leary ha advertido que se están preparando para afrontar las huelgas de pilotos que se esperan en lugar de someterse a las peticiones de los sindicatos, lo que supondría una gran amenaza para el gran negocio de las aerolíneas de bajo coste.

Esperan que se sucedan una serie de interrupciones y que se comience con una campaña de relaciones públicas adversa, por lo que avisan a sus inversores para que sean conscientes del momento convulsivo al que se van a enfrentar. “Estamos completamente preparados para enfrentar cualquiera de esos trastornos, si ello implica defender nuestra base de costes o nuestro modelo de alta productividad” ha sentenciado O’Leary. Esto supone una clara ofensiva de la empresa, dispuesta a todo por mantener su línea de trabajo.

Después de varios meses reflexionando sobre lo que necesitaban y dando una imagen, posiblemente, más débil, la aerolínea vuelve a mostrar una postura firme y asentada. En estos meses de introspección, también han estado negociando con las empresas de pilotos de diferentes países. Aunque ha conseguido el acuerdo con Reino Unido, dónde se encuentra su mercado potencial, las negociaciones con Irlanda y Alemania han resultado mucho más difíciles. Mientras prepara ofertas para el resto de Europa, la compañía ha dicho que se enfrentarán a algunas consecuencias que serán inevitables y que podrán suponer un gran peligro para los resultados anuales que esperaban alcanzar.

Mark Simpson, analista de Goodboy Stockbrokers, en una nota para clientes ha dicho: “La administración está preparando a los inversores para una posible huelga en Dublín”. Esto demuestra que Ryanair está marcando un límite para poder mantener una relación lo más estable posible con los sindicatos, sin que estos sobrepongan sus propuestas a las de la propia empresa.

Para calmar el revuelo entorno a sus inversores y la preocupación de estos, Ryanair les confirmó que tenían pensado comprar hasta 750 millones de acciones. A pesar de esto, las acciones han caído un 3,2% (unos 15’62 euros), lo que supone que la firma quede valorada en 18.500 millones de euros.

La incertidumbre que se cierne sobre el Brexit está afectando en gran medida a la demanda que se conocía con anterioridad entre Reino Unido y Europa. La aerolínea tiene un objetivo claro, no trasladar el aumento de costes laborales o de combustibles a sus clientes. Esta promesa supone un duro golpe para sus competidores como EasyJet, que prevé un aumento en las tarifas durante el periodo veraniego, coincidiendo con la salida al mercado de nuevos competidores como Air Berlín.

Aun así, otras aerolíneas mediante su positivismo se ven capaces de cubrir sus costos adicionales además de aumentar las tarifas. El jefe financiero, Neil Sorahan lo niega: “No creo que eso vaya a suceder. Las tarifas estarán bajo presión”.

Los cambios en Ryanair

La nueva mentalidad de Ryanair llega después de haber sufrido una gran crisis en septiembre por la que tuvo que cancelar todos los eventos públicos para, de este modo, centrarse en afianzar su negocio con la búsqueda de nuevas salidas. La crisis fue resultado de una escasez de capitanes experimentados que dejó a la empresa expuesta a la garras de los sindicatos. Motivo por el que tras unos duros meses, la aerolínea se ha propuesto buscar una nueva forma de demostrar su poder frente a su empresa y, al mismo tiempo, demostrar su fuerza frente a sus competidores, especialmente europeos.

Benjamin Katz para Bloomberg


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