La Comisión Europa no logra mejorar su gestión de crisis soberana

Sony Kapoor para Bloomberg View

Las grandes quiebras bancarias en los últimos años han conducido a reformas que fortalecen la prevención de crisis, y brindan a los reguladores y bancos las herramientas para enfrentar los nuevos problemas.

Medidas de política similares pueden ser útiles para enfrentar las crisis soberanas, cuando los gobiernos se quedan sin dinero ni crédito. Lamentablemente, la Comisión Europea no da en el blanco en sus recientes propuestas para mejorar el sistema de gestión de crisis soberana de la zona euro.

Para reducir la probabilidad de una crisis bancaria, las reformas recientes han ordenado que los bancos aumenten los requisitos de capital durante las expansiones económicas, lo que les permite caer durante las contracciones o recesiones. Los gobiernos también pueden beneficiarse del enfoque contra cíclico.

La UE también podría alentar el uso de bonos vinculados al PIB

Está bien tener políticas, como el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea, que limiten los déficits y la deuda pública. Pero en lugar de límites globales, estos parámetros deberían variar según las condiciones económicas, permitiendo niveles más altos durante las recesiones pero exigiendo más amortiguamiento durante mejores tiempos.

La UE también podría alentar el uso de bonos vinculados al PIB emitidos por los gobiernos nacionales, donde los pagos de la deuda varían inversamente con el crecimiento. Esto refleja el uso ahora obligatorio de las reglas de fianza en los bancos.

Los problemas para refinanciar la deuda en vencimiento en mercados turbulentos han sido a menudo un desencadenante de crisis bancarias y soberanas. El recién conseguido acuerdo de Basilea III reduce este riesgo para los bancos mediante la imposición de un “coeficiente de financiación neto estable”, que limita la capacidad de los bancos de otorgar préstamos a largo plazo con fondos a corto plazo.

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Del mismo modo, extender el perfil de vencimientos de la deuda soberana, para limitar la necesidad de refinanciamiento en cualquier año a no más de -por ejemplo- el 10% del PIB de la deuda, ayudará a prevenir las crisis soberanas.

El corto vencimiento promedio de la deuda soberana puso a Italia y España en gran riesgo de refinanciamiento durante la última crisis. Pero el Reino Unido, con un vencimiento promedio de bonos soberanos más largo, resistió mucho mejor

Del mismo modo que ahora se exige a los bancos que pongan a prueba su balance, las pruebas de estrés de las economías nacionales harán que los factores de riesgo sean más transparentes y pueden generar una política más responsable.

No importa qué tan buenas sean las políticas de prevención, lo inesperado puede suceder

Estos exámenes de estrés también deberían usarse para alentar a los gobiernos a desarrollar planes de contingencia al igual que los testamentos en vida, que ahora son obligatorios para todos los bancos principales.

Por ejemplo, se podría pedir a los gobiernos que enumeren públicamente los gastos que reducirán y los impuestos que recaudarán para salir de la coerción fiscal, si surgiera la necesidad. Las diferencias naturales a través de las líneas políticas sobre qué elementos priorizar y la transparencia del ejercicio aumentarán la propiedad nacional, engendrarán responsabilidad política y ayudarán a acelerar las acciones correctivas.

No importa qué tan buenas sean las políticas de prevención de crisis en el papel, lo inesperado puede suceder. Una vez que un banco se encuentra con problemas, el desafío es contener la crisis, detener el contagio generalizado y restablecer la confianza: la llamada mitigación.

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La provisión de liquidez oportuna y rápida también es crucial. No saber qué hacer en este respecto intensificó la crisis del euro y jugó un papel en la propagación del contagio de Grecia a otras economías de la zona euro en 2011.

El BCE proporcionó un gran apoyo de liquidez a los bancos en ese momento, y las entidades de la UE pudieron emitir más de 600.000 millones de euros en bonos garantizados por el gobierno. Del mismo modo, el Fondo Monetario Europeo (FEM), propuesto por la Comisión, debería proporcionar principalmente garantías para los bonos soberanos, junto al Fondo Monetario Internacional, que puede aportar apoyo de liquidez cuando sea necesario.

Esto acelerará el proceso de ayudar a las naciones con problemas y permitirá un programa de apoyo total más grande. Los bonos soberanos garantizados por el FEM podrían gozar de un trato preferencial, pero hasta el momento, no hay tal disposición.

La falta de un plan para enfrentar los problemas de Grecia provocó que se contagiara toda la zona euro

Por supuesto, los esfuerzos de mitigación a veces fallarán. Cuando esto sucedió, fue la ausencia de un marco creíble la que ayudó a convertir el colapso de Lehman en una crisis financiera mundial y obligó al rescate de docenas de bancos. De la misma manera, la falta de un plan para enfrentar los problemas de Grecia provocó que se contagiara toda la zona euro.

Ahora se ha establecido un régimen especial para permitir que los bancos de la UE sean recapitalizados, reestructurados y, si todo lo demás falla, liquidados. Distribuir pérdidas entre las partes interesadas es fundamental para esto. Naturalmente, los países no pueden liquidarse de la misma manera, pero se necesita urgentemente un mecanismo predecible y formalizado para hacer frente a la deuda soberana en mora.

Tal mecanismo sólo sería creíble si es estrictamente independiente, como lo son las autoridades reguladoras y los tribunales de bancarrota. Dado que más de un billón de euros de bonos soberanos de la zona euro están en manos de gobiernos extranjeros, y cantidades mucho mayores se mantienen en el sector privado, el bloque no puede ser un árbitro independiente de cómo las pérdidas en la reestructuración serán compartidas. Ese papel debe recaer en el FMI.

La UE sería ingenua al ignorar las formas en que las lecciones de las fallas bancarias pasadas pueden aplicarse para prevenir, mitigar y resolver una crisis soberana. Lo preocupantes es que las propuestas actuales no están lo suficientemente lejos.