Andrea Felsted para Bloomberg Gadfly
Un nuevo año, un nuevo CEO para Asda.
El brazo de Wal-Mart en el Reino Unido nombró este lunes a Roger Burnley como director ejecutivo, en reemplazo de Sean Clarke.
La ruta de Burnley hasta el primer puesto ha sido tortuosa. Reclutado de Sainsbury, fue nombrado director de operaciones de Asda hace dos años, allanando el camino para convertirse en el sucesor del entonces director ejecutivo, Andy Clarke en cuestión de dos o tres años.
Pero en junio de 2016, pocos días después de confirmar que Burnley probablemente lo sucedería, Andy Clarke fue destituido y el veterano ejecutivo de Wal-Mart, Sean Clark -sin parentesco- se deslizó al puesto principal.
Asda ciertamente necesitaba, y aún lo hace, una cirugía radical. En 2016, sus ventas se quedaron por debajo de las de sus supuestos grandes rivales de supermercados Tesco, Sainsbury y Wm Morrison Supermarkets. Asda siempre fue conocida por sus baratos precios. Cuando las tiendas de descuentos alemanas Aldi y Lidl comenzaron a socavar su negocio, cuestión que desató una guerra de precios viciosa en el sector de la alimentación más amplio, tenía poco a lo que recurrir.
Sean Clarke volvió a los conceptos básicos de la venta minorista, reduciendo los precios y mejorando la calidad de los productos ofrecidos. Ya había alcanzado grandes reducciones de costos bajo la dirección de Andy Clarke. Y estas acciones comenzaron a brindar sus frutos. Asda registró su primer crecimiento en ventas en la misma tienda durante tres años en el segundo trimestre. Pero Burnley ha ascendido al trono en un momento delicado.
Wal-Mart debería considerar una venta de Asda, que podría valer alrededor de 8.000 millones de libras
El gasto del consumidor en el Reino Unido ya está siendo exprimido por una inflación que supera el crecimiento de los salarios, y un aumento en la tasa de interés del banco central podría exacerbar esta presión.
Mientras tanto, Aldi y Lidl no muestran señales por reducir su expansión. El poder de compra de Tesco debería verse impulsado por la compra de Booker, mientras que Morrison también actúa paralelamente.
El nuevo CEO es un minorista respetado que tiene un toque común. Él debe tratar tanto con los clientes como con los empleados de Asda.
Pero como Bloomberg Gadfly ha argumentado, Wal-Mart debería considerar una venta de Asda, que podría valer alrededor de 8.000 millones de libras (9.126 millones de euros), según sus propiedades y la valoración de los rivales de supermercados del Reino Unido.
Con la doble competencia de Amazon.com en los Estados Unidos y la llegada de Lidl al mercado norteamericano, tiene suficiente para seguir con su mercado nacional.
Durante años, los anuncios televisivos de Asda en el Reino Unido ofrecieron un margen descarado de cómo la cadena podría dejar a los clientes más dinero para gastar en otros lados, es decir, una sucesión de compradores que se tocan el bolsillo. Si Burnley logra alimentar la naciente recuperación de Asda lo suficiente como parecer que no está en venta, entonces ese gesto podría aplicarse a las arcas de Wal-Mart también.