Las familias más poderosas del Banco Popular que lo han perdido todo y amenazan con denunciar

La compra de Banco Popular ha sentado como un jarro de agua fría a sus accionistas. Los había desde más pequeños, como mi abuela, a más grandes y ninguno de ellos ha salido airado de las consecuencias. Mucho menos las grandes familias.

Las acciones pasan por dos grandes grupos que están ligados a uno de los órganos más radicales del Opus Dei. Se trata de la Unión Europea de Inversiones y la Sindicatura de Accionistas de Banco Popular. Esta última es una de los principales accionistas y comprende un 9,6% del capital de la empresa que ahora preside Rodrigo Echenique. Precisamente la Unión Europea de Inversiones ha anunciado que preparan su disolución.

Ambos grupos están ligados a importantes familias, de gran poder y que han perdido una parte importante de su capital. Una de ellas son los chilenos Luksic, quienes tienen la mayor fortuna del país. Compraron acciones de la empresa hasta el momento en que se produjo la venta. Llegaron a hacerse con 126 millones de acciones (el 3,45% del total). A principios de año este paquete estaba valorado en 117 millones de euros, una cuantía que se depreció hasta los 41 millones que tenían a cierre de Popular. Es decir, que perdieron 76 millones sólo con la depreciación de su valor.

Al otro lado del charco también, la familia mexicana Del Valle podría haber perdido 550 millones de euros. De confirmarse sería una de las mayores cuantías. La familia mexicana de origen asturiano ha estado en el punto de mira de las turbulencias de la empresa española porque puso 450 millones de euros sobre la mesa a finales de 2013, todo con el objetivo de convertirse en accionistas referenciales del banco. Pero la participación de Antonio del Valle no termina ahí. Después de ello acudió a la ampliación de capital hasta consolidar el control del 4,2% del capital de la entidad. Es por ello que la pérdida podría superar los 500 millones de euros.

La familia más rica de Chile perdió más de 100 millones

Estas dos no son las únicas que lo han perdido todo. También hay en nuestro país otras tantas. Muchas familias españolas se han quedado sin sus millones de euros. Es el caso de una de las inversoras más importantes, Helena Revoredo, la presidenta de Prosegur. Contaba con un paquete de 2,59 millones de acciones que a principios de año costaban más de dos millones de euros. Esa cantidad se redujo hasta los 800.000 euros.

También considerable es la fortuna que perdió el presidente de Naturhouse, Félix Revuelta. Se quedó sin los 45 millones que había invertido en el banco.

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Popular contaba con más de 300.000 accionistas y el valor de sus acciones cayó hasta su nivel más bajo después de valer cerca de 120 millones de euros a principios de año.

Ahora, tanto grandes como a pequeños accionistas sólo les queda una oportunidad para recuperar, si no es todo, parte del dinero. Su única carta pasa por los tribunales y ya la están jugando. Grandes con pequeños se están aliando y preparando para llevar al banco a los juzgados.