Apostaría a que buena parte de la población mundial aprendió qué es la Esclerosis Múltiple gracias al Ala Oeste de la Casa Blanca. En ella, el presidente Josiah Bartlet se ve obligado a comunicar a los estadounidenses que lleva años padeciendo la enfermedad y llevándolo en secreto. Lo hace porque los síntomas empeoran. Los brotes -que al principio son muy esporádicos- son cada vez más comunes: fatiga, alteraciones visuales y cognitivas, temblores, dolores, dificultad del habla… Un monstruo que arranca silencioso y que, poco a poco, va haciendo imposible la vida de quien la padece sin que se pueda hacer nada por frenar su avance.
Quizá Bartlet es el mayor exponente de una enfermedad que padecen en el mundo más de dos millones y medio de personas, de ellas, unas 47.000 están en España. Se da, sobre todo, entre jóvenes de 20-30 años y afecta al Sistema Nervioso Central, es decir, al cerebro y la médula espinal. Esta enfermedad provoca que la mielina (un materia compuesto por proteínas y grasas que se ocupa de facilitar los impulsos eléctricos entre las fibras nerviosas) se pierda. Es decir, genera unas cicatrices (Esclerosis) que dificultan la transmisión de los impulsos. Si esto ocurre, comienza la aparición de los síntomas. En definitiva, es como si tuviéramos dos cables pelados que, de vez en cuando, pegan chispazos.
Quien así se expresa es Albert Zamora, médico del Hospital Clínic de Barcelona y uno de los fundadores de Bionure, una empresa que lleva años investigando una cura. En concreto, a través de la molécula BN201, que permite «generar una actividad de neuroprotección y regeneración de la mielina», explica el fundador. Ahora están a sólo un paso de llegar más lejos que nadie en el tratamiento y cura de la enfermedad: probarlo en pacientes. Algo para lo que han puesto en marcha una campaña de crowdfounding con el que esperan captar 1,2 millones de euros.
El objetivo es poder dar el último paso -tras seis años de trabajo- para comprobar si, realmente, el tratamiento es efectivo. Y no descartan que pueda ocurrir, ya que «la esclerosis es la enfermedad neurodegenerativa en la que más oportunidades hay de éxito», relata. «Al darse en pacientes jóvenes la oportunidad de mejora es muy elevada«, sentencia. Sin embargo, reconoce que -si todo sale bien- esta molécula podría ser también un rayo de esperanza para los enfermos de Alzheimer o Parkinson, aunque «al darse en estados de mayor edad, el grado de degeneración es más elevado». Sin embargo, reconoce que puede ayudar mucho a la mejora de ambas enfermedades.
Una investigación que ha requerido de una gran inversión de dinero. De hecho, Bionure cuenta ya con el apoyo de familias como Uriach, Reig, Jofre o de la empresa Pharmaphoenix. Ahora bien, quienes apoyen en esta ocasión -aunque todos sus accionistas actuales ya están apoyando- tendrán opción también a participaciones de la compañía. Todo para comenzar una nueva fase que, los propios fundadores de Bionure, reconoce puede durar años.
Ahora bien, asumen que tendrán que seguir buscando nuevos socios «porque si cerramos la etapa preclínica, tendremos que comenzar la farmacéutica, y ahí nosotros no podemos llegar solos», asume Zamora. Un paso muy habitual en el sector médico, porque la distribución de los fármacos es muy costosa y empresas como la suya no pueden llegar al mercado, por lo que se necesita «o un acuerdo de inversión con un gran grupo o la venta de la empresa a cambio del dinero, pero tú continúas con la investigación», nos explica.
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Un canto de esperanza para miles de personas, de un grupo de científicos españoles que ponen de relieve la importancia de este sector en nuestro país. Y eso que ellos, desde el principio, decidieron abrir una oficina en Silicon Valley. ¿El motivo? «Es una antena con el mundo, te ayuda a ponerte en el radar. Allí la competencia es feroz, por eso ayuda tanto», relata. Eso sí, recuerda que «en todo momento la sede y la investigación principal se ha hecho en el Clinic, aunque con colaboradores de todo el mundo».
Sea como sea, ocurra lo que ocurra, ojalá el éxito lleve a este médico y su socio, el doctor Pablo Villoslada, a lograr el tratamiento que miles de pacientes necesitan.