miércoles, 11 diciembre 2024

Draghi se piensa que Europa es el Estados Unidos de los posguerra

Llevo casi dos años tratando de interpretar la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), y en particular del todopoderoso Draghi. No le bastó con llenar de liquidez el sistema en dos ocasiones, dando a los bancos toda la liquidez que le pedían. Luego puso los tipos de interés negativos al cobrar 0,40% a los bancos que tienen depositada su liquidez en el BCE (y dónde la van a tener si no, si no se fían unos de los otros en el mercado interbancario). Y finalmente, el todopoderoso Super Mario, se puso en marzo de 2015 a comprar como loco deuda pública de todos los países del área del euro, prorrogando el esquema hasta finales de 2017.

Cuando se tomó esta medida, en marzo de 2015, las carteras de los bancos privados estaban que explotaban de Deuda Pública, siendo España el país que peor lo tenía, ya que más del 20% de la deuda pública española estaba en sus balances. El entonces boyante Fondo de Reserva de la Seguridad Social tenía el 97% de su inversión precisamente en deuda pública española. Vamos, que no se había hecho otra cosa que “aparcar” la deuda que nadie quería en determinadas instituciones que seguían bien los dictados, bien la “persuasión moral” del Gobierno. Esta ha sido la política de Mariano Rajoy desde 2011. Pero resulta que las carteras de estas entidades ya no podían “tragar” más deuda, y como eso no solo pasaba en España, se le pidió al Sr. Draghi que buscara una solución para “salvar el euro”, y al italiano se le ocurrió una medida estupenda, comprar toda la deuda nueva que se emitiera por parte de los estados nacionales, en función del Producto Interior Bruto (PIB) de cada país, habiendo llegado ya a poseer el BCE 135.000 millones de deuda española, y 1,5 billones de deuda europea en general, y estando previsto que se llegue a los dos billones a final de año.

¿Se puede pagar todo lo que se ha emitido? 

Toda la deuda comprada se ha hecho “dándole a la máquina de hacer billetes”, es decir, emitiendo más euros, que figuran en el pasivo del balance del BCE, contra un activo “cuasi-ficticio” en el activo. Sí, porque sinceramente creo que la deuda pública europea hoy en día en un activo ficticio. ¿Por qué, si no, se habría comprado deuda en proporción al PIB de todos los países, cuando algunos de ellos, como Alemania u Holanda no lo necesitan?

En mi opinión, estamos ante un claro caso de emisión de dinero para pagar lo que no se puede pagar. El Sr. Draghi tiene ya suficiente edad como para haber vivido lo ocurrido en los años sesenta y setenta, primero con los eurodólares, con los que se financió la reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra Mundial, y luego con los petrodólares, con los que se pagó la factura del petróleo de las fuertes subidas de los años 1973 y 1979, y para la cual ni siquiera Estados Unidos estaba preparado. Los billetes verdes se emitieron sin soporte del patrón-oro, que ya no estaba vigente, y simplemente a las autoridades de la Reserva Federal (FED), se les olvidó luego amortizarlos. El resultado es una enorme masa flotante de dólares que da vueltas por el mundo, incluyendo los paraísos fiscales, y que no tiene un soporte de Economía real.

100-dollarLo que ocurre es que nadie se atreve a cuestionar la fortaleza del billete verde con la cara de Benjamin Franklin, pero no estoy tan seguro de que pueda ocurrir lo mismo con los policromados billetes de la zona euro. Creo que Draghi está esperando a que se acabe el programa de adquisición de activos públicos (PSPP), para plantear a la Comisión Europea la condonación de todas estas deudas nacionales, dejando una masa flotante de euros de unos dos billones, los cuales nos pondrían en una situación similar a la de la FED desde hace cincuenta años. Y su razonamiento es sencillo, si los americanos pueden emitir todos los dólares que quieran, ¿por qué no van a poder hacer lo propio los europeos?

La verdad es que la “macro” nunca ha sido mi fuerte, pero lo que sí sé es que el dólar marca cambios con más de 150 monedas a lo largo de todo el mundo, y lo hace desde que en Bretton Woods se le consideró como reserva de oro en 1944. El euro apenas tiene quince años de vida, y sólo marca cambio con unas 25 monedas. Con el resto, es preciso hacer la transformación a dólares, para luego cambiarlos por las demás monedas, entre ellas, unas cuantas latinoamericanas.

Draghi ha inundado de dinero el mercado de deuda poniendo en marcha la máquina de hacer dinero, y esto ocasionará problemas en el futuro

Pensar que una moneda relativamente “nueva”, emitida en una zona con fuertes desequilibrios estructurales y con déficits públicos eternos en muchos de los países que la conforman, va a ser aceptada en igualdad de condiciones que el dólar, y que no va a sufrir en los mercados de divisas, es casi como pensar en conquistar la Tierra Media sin la ayuda de los elfos. Incrementar el “gap” entre economía financiera y economía real, simplemente para intentar que los europeos se crean durante unos años más que pueden seguir sufragando su “Estado del Bienestar” es una falacia que nos puede costar muy caro.

El Sr. Draghi debería hacer un poco más de caso a los responsables alemanes de finanzas, que son mucho más conscientes de lo que se está fraguando que el resto de sus homónimos europeos. Y eso que Alemania es el país que mejor parado saldría de una hipotética explosión de la zona euro. No quiero ni pensar que nos puede ocurrir a los sufridos españolitos de “a pie”, cuando se nos vuelva a poner el apellido de “periféricos” que tan mal sobrellevamos en los años ochenta y noventa, cuando en época del Sr. Solchaga tuvimos que devaluar cuatro veces seguidas nuestra moneda, y ni así éramos capaces de cuadrar las cuentas. 


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