La plana mayor del PP desembarca -tarde y mal- en Barcelona

El PP se ha tomado quince días para hacer pedagogía en Cataluña. Así, como suena. El próximo día 15 de septiembre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y la plana mayor de su partido, desde Cospedal hasta Arenas, pasando por los Maillo, Casado, Levy, etcétera, y seguramente algunos barones destacados como Cristina Cifuentes y Alberto Núñez Feijoo, se van a dar cita muy probablemente en la Ciudad Condal -el lugar está por decidir, pero fuentes del PP creen que será en la propia Barcelona- para celebrar una escuela de verano de este partido coincidiendo con el inicio de la campaña del referendum ilegal que, según Rajoy, no se va a celebrar.

De entrada, si no se va a celebrar, resulta bastante sorprendente que el PP decida hacer un acto de este tipo coincidiendo con el inicio de una campaña de algo ilusorio… Salvo que no lo sea tanto y el PP se tema que aunque el referendum no sea legal, sea referendum. Es decir, que ocurra como en el 9-N de 2014, que el día anterior Rajoy decía que no iba a haber referendum y hubo dos millones y medio de catalanes y algunos infiltrados que votaron al día siguiente.

Pero el caso es que el PP va a aterrizar allí con armas y bagajes para hacer frente a la campaña separatista e intentar convencer a la sociedad catalana de que la independencia es muy mala. ¿Y esto no podían haberlo hecho antes? ¿Mucho antes? Porque durante años la propaganda nacionalista se ha encargado, con mucho éxito, de extender la idea de que con la independencia los catalanes vivirán mejor, serán más felices, tendrán más vacaciones, no tendrán paro, habrá menos enfermedades y no habrá colas en El Prat…

¿Tarde para detener el nacionalismo?

No es broma, en nombre del independentismo se han dicho tonterías incluso mayores que esas, porque por desgracia había -y hay- un amplio porcentaje de la sociedad catalana dispuesta a creérselas por distintas razones. Y sin que nadie hiciera nada para contrarrestar el discurso del nacionalismo.

Hacerlo ahora, a quince días de un referendum que -según afirma contundente Rajoy- no se va a celebrar, parece un poco tarde, y que lo haga el partido que no se ha querido ocupar de ofrecer algo que la sociedad catalana pudiera adquirir satisfactoriamente, es una broma. El PP se ha dedicado al palo, y olvidó la zanahoria. Ahora llega tarde, y ya veremos cómo se arregla todo esto, pero no parece que una escuela de verano sea la solución.