Esta semana varias provincias están sufriendo un fenómeno de polvo en suspensión proveniente del desierto del Sáhara, que está dejando imágenes sorprendentes de ciudades de Murcia, Almería, Valencia o Madrid, que parecen sacadas de una película de ciencia ficción. Se trata de lo que meteorológicamente se conoce como calima, que es bastante frecuente en las islas Canarias por su proximidad geográfica al continente africano, pero es muy poco habitual en la Península.
¿QUÉ ES LA CALIMA?

La calima es un fenómeno meteorológico que se produce en la atmósfera y que caracteriza por presentar partículas de arena y polvo en suspensión en el aire. Ocurre cuando los vientos comienzan a arrastrar grandes cantidades de minerales como arcilla, calcita, yeso y otros, y los desplaza a miles de kilómetros de distancia. Esta nube de arena procedente del norte de África puede llegar transportada por el atlántico, pasando Cabo Verde y Canarias, y llegando al continente europeo.
IMÁGENES IMPACTANTES

La calima se distingue a simple vista porque genera un ambiente turbio, que provoca que los cielos se vean densos y opacos, y según la luminosidad del día, puede dar lugar a las imágenes de color naranja que hemos visto estos días y que recordaban más a las fotos que las sondas espaciales nos envían desde Marte, que a paisajes de nuestro propio planeta.
UN FENÓMENO EXCEPCIONAL QUE AFECTA A LA SALUD

Se trata de un fenómeno excepcional que además de enturbiar la visibilidad, lo cual puede ser un poco incómodo durante la conducción, también provoca irritación en las mucosas, picor en los ojos o tos. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) aconseja a la población de las zonas más afectadas que utilice mascarilla para salir a la calle y que evite estos días hacer deporte en exteriores. El polvo en suspensión puede resecar las vías respiratorias y en el caso de hablar afecciones previas, pueden agravarse los síntomas.
EL MÁXIMO SOPORTADO ES 50 MG POR METRO CÚBICO

La calima puede producirse en diferentes concentraciones, a mayor densidad, menor visibilidad, lo que puede provocar accidentes de tráfico. Solo por ese riesgo de accidentes, la calima ya supone un peligro. Pero además, cuando hay partículas muy pequeñas, de menos de 10 micras, estas entran al organismo a través de las vías respiratorias, con las afectaciones para la salud que esto supone. Especialmente si se pasan varias horas respirando una gran cantidad de partículas. Según indicaciones de la Organización Mundial de la Salud el nivel máximo de exposición al que un ser humano puede estar es de 50 mg por metro cúbico.
LA CALIMA ES PEOR EN INVIERNO

Los expertos aseguran que la calima que se produce durante los meses de invierno puede ser aun más peligrosa para la salud. Especialmente para los pacientes que presentan dolencias respiratorias y cardiovasculares. En el verano, los vientos alisios que se desplazan a mayores alturas, hacen que el aire circule mejor y aunque haya calima, esta es limpiada de la atmósfera mucho más rápido. En invierno, las temperaturas son más bajas y hace más viento, y cuando se da el fenómeno, permanece durante más días. Además, las partículas en suspensión viajan a una altura más baja durante la estación más fría.
IRRITACIONES Y PROBLEMAS RESPIRATORIOS

Este fenómeno de polvo y arena puede suponer un serio riesgo para la salud de algunas personas, sobre todo si hay una exposición prolongada. Los efectos dañinos son proporcionales al tamaño de las partículas en suspensión. Pueden provocar irritación en ojos y piel, conjuntivitis, rinitis alérgica, asma, traqueítis, neumonía o silicosis. Las personas más afectadas son las que padecen algún tipo de patología respiratoria previa. Además, la exposición a este rojizo polvo sahariano, puede incrementar la mortalidad de los pacientes con insuficiencias cardiacas.
SALIR LO MÍNIMO A LA CALLE CUANDO HAY CALIMA

Así pues, las recomendaciones es evitar actividades físicas y deportes intensos, durante estos días, no solo en exterior, también en interior. También se aconseja evitar todo lo posible permanecer en la calle, y que las salidas sean breves y con mascarilla. Si se experimentan dificultades para respirar o alguna molestia cardiaca como palpitaciones o sibilancias, se debe consultar cuanto antes a un profesional sanitario.