Ferreras, ¿periodista comprometido o mayordomo de la casta?

Trinaba el viernes Antonio García Ferreras en ‘Al rojo vivo’ tras haber leído la transcripción de la conversación entre Mauricio Casals, su jefe indirecto, y Edmundo Rodríguez Sobrino, consejero delegado de al editora de La Razón. El periodista leonés, siempre avispado, prefirió cargar contra el mensajero antes que contra el mensaje, circunscribiendo la exclusiva de El País en el penúltimo coletazo de una guerra del fútbol que perdió y no digirió Cebrián. Sea como fuere Casals le contó a Edmundo que Ignacio González le llamó para que La Sexta no repicase la investigación de El Mundo sobre el ex presidente madrileño y que Ferreras «tragó»: «Hoy, de momento, hay tranquilidad, y La Sexta se ha portado» (…) Se ha portado García Ferreras de cine. Ha sido esta mañana yendo hacia el aeropuerto que le he llamado (…) y digo: ‘Mira, un favor personal’. Dice: ‘¿Pero tú estás seguro?’ Digo: ‘Yo ya no estoy seguro de nada. Pero, coño, no jodamos, que no hay una nueva información».

Esta evidencia y la del día anterior, «el sandwich al PSOE de La Sexta funciona genial» (Casals dixit, se supone que por la pinza Podemos-PP), alimenta la tesis de Federico Jiménez Losantos y un sector de lo que quede de «aznarismo» y «aguirrismo» dentro del Partido Popular: Planeta habría puesto a Podemos la plataforma de La Sexta para dispararlo electoralmente, hundir al PSOE, con lo que se divide la izquierda, y afianzar varios Gobiernos de Rajoy, íntimo del mandamás de facto en Planeta, Mauricio Casals. Ferreras, al que por primera vez se le cuestiona en público en una década y se le lincha en Twitter, salió el viernes del envite como pudo: «Yo en persona acudí ante la Policía y declaré en la Fiscalía contra Ignacio González. Y quizás pronto sepamos por qué más de un medio miraba para otro lado».

Ferreras admitió presiones políticas pero no manipulación

Es decir, Ferreras admite presiones políticas y esparce la porquería a los que publican la exclusiva, Cebrián y cía. Pero aun así la cornada que se ha llevado el director de La Sexta es de aúpa, ya que su etiqueta de periodista comprometido se ve al menos comprometida, y nunca mejor dicho. Es cierto que la sombra de ser en realidad un mayordomo de lo que Podemos tilda como casta siempre le había perseguido por su aireada amistad con Florentino Pérez, pero aun así no se le puede racanear al periodista ni un ápice de las investigaciones y miles de horas de programas que ha emitido La Sexta, cadena que indudablemente ha ayudado a la regeneración política y a la persecución de la corrupción, quizás siendo el medio que más y mejor entendió la situación política de lo que algunos llaman segunda transición. Ahí estuvo Ferreras, como también estuvo en la segunda legislatura de Aznar, desde donde capitaneó los informativos de la SER con brillante reputación con tan solo dos borrones: los terroristas suicidas del 11-M y la exclusiva que decía que Ángel Acebes revelaba a Aznar, información proveniente «del círculo cercano a Florentino Pérez» según la SER. Ajo y agua.

Aun así Ferreras, con la resaca del triunfo de Macron en Francia, sigue manteniendo su trono en La Sexta, uno de los medios más influyentes en la crisis política, económica y de Sistema que se viene arrastrando desde hace una década. No sabemos todavía si el periodista juega sus cartas en favor de las élites, en este caso Planeta, pero aun así todavía se le debe un respeto pese a lo publicado, que en realidad tampoco dice tanto. Pero tanto el público soberano como él mismo saben que esa conversación poco clarificadora puede ser la punta del Iceberg de lo que le puede llover encima al que hoy en día es el periodista más influyente del panorama español.