Cómo identificar los posibles alimentos con Listeriosis

2019 ha sido el año sin duda de la listeriosis. Poco a poco, en España comenzaron a aparecer casos de personas que se habían contaminado de esta bacteria por consumir carne mechada. Algunos consumidores fallecieron, e incluso mujeres embarazadas perdieron a sus bebés.

La listeriosis es provocada por una de las bacterias más temidas por la industria de la alimentación. Su resistencia y ubicuidad, además de la capacidad para crear ecosistemas bacterianos en diferentes superficies, y su tasa de mortalidad, la convierten en un constante peligro que puede atacar a cualquiera. Pueden aparecer brotes por el consumo de otro alimento y no tiene por qué ser sólo de carne. En los años noventa, surgieron infecciones causadas por el consumo de salchichas y embutidos.

La listeriosis se relaciona sobre todo a productos lácteos, verduras y frutas. Es más habitual que esta bacteria pueda contaminar alimentos que están crudos que los que pasan por un proceso térmico. Para que puedas prevenir, te vamos a exponer los alimentos que pueden causar listeriosis. ¡Ten cuidado!

La posible listeriosis en los quesos blandos

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Los quesos blandos más habituales son: el Brie, los quesos azules, el fresco, el feta, etc. Al ser un producto lácteo hay que destacar que puede proliferar la listeria con facilidad.

A los grupos de riesgo (embarazadas y personas mayores), siempre se les aconsejan no consumir estos tipos de quesos.

Se calcula que es mucho más probable que los quesos blandos fabricados con leche cruda provoquen más fácilmente listeria que si están elaborados con leche pasteurizada (aunque también puede aparecer en estos). La higiene es un factor determinante en este tipo de bacteria.

Las verduras en el punto de mira

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A través del estiércol que se usa en la agricultura como abono, los vegetales se pueden contaminar y convertirse en otro grupo de alimentos habituales en el que puede proliferar la listeria. Esta bacteria es tan fuerte que es capaz de sobrevivir y multiplicarse durante procesos de refrigeración, cosa que otras, como la Salmonella, no puede.

Ciertos vegetales son una diana, como por ejemplo los brotes de soja. Estos necesitan temperaturas cálidas y bastantes húmedas para poder crecer. Este ambiente se convierte en un cultivo perfecto para surgir bacterias alimentarias.

Para prevenir que la listeria no se instaure en tu mesa hay que lavar bien los vegetales. El chorro del grifo servirá para poder limpiar en profundidad todo tipo de verduras (existen en el mercado unos cepillos específicos para lavar los calabacines y los pepinos). Los alimentos más vulnerables hay que cocinarlos siempre para poder bajar el riesgo de enfermedad.

Frutas: melón

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Cuando se habla de fruta y contaminación vienen a la cabeza las que no tienen cáscara, pero no es así. La posible contaminación existente en la piel puede instaurarse en el interior del alimento.

Por esta razón, aparte de lavar minuciosamente la pieza de fruta, se recomienda dejarlas durante unos minutos en agua con un poco de lejía. No hay que olvidar que hay que lavar posteriormente la fruta con agua corriente para eliminar la mezcla anterior.

El melón es la fruta más propicia para provocar listeriosis. Se recomienda cortar el melón en el momento del consumo. No se puede dejar más de una semana en la nevera y hay que tirar todos los trozos que hayan estado sin refrigerar más de cuatro horas.

Pescados ahumados y mariscos

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Los alimentos del mar no se libran de la posible listeria. Sin embargo, no todos los mariscos y pescados que puedes comprar en el supermercado son susceptibles de transmitir listeria.

Las latas de atún, salmón y otros pescados no tienen por qué provocar una infección. Son alimentos que, por su conservación, no son altamente perecederos. En cambio, existen otras conservas como los pescados y mariscos ahumados (trucha, salmón, bacalao, caballa y atún) que poseen una etiqueta en donde se especifica que deben permanecer refrigerados.

Los expertos aconsejan que estos alimentos se consuman siempre cocinados. Es la mejor manera de prevenir este tipo de bacteria.

Embutidos, salchichas y patés

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Es necesario informarse sobre la listeriosis. La prevención tiene mucho peso, pero realmente que un brote no aparezca es casi imposible. En salud alimentaria, hablar de riesgo cero no es sensato.

En el hogar, se aconseja que alimentos como las salchichas empaquetadas no entren en contacto nunca con otros alimentos o herramientas como la tabla de cortar. Un paquete que esté abierto se debe de consumir antes de la semana. Las carnes no es adecuado tenerlas en el frigorífico por más de cinco días.

Las embarazadas deben de evitar comer carnes que no estén cocinadas adecuadamente. Tampoco deberían de comer patés que no estén envasados.

Carne de pollo

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El pollo es todo un clásico. Su carne es muy fácil de contaminar por su composición química, manipulación y abundante agua. Puede tener, con frecuencia, presencia de campylobacter y salmonella, pero no se escapa de la posible listeria.

El pollo, como todas las carnes, hay que cocinarlo adecuadamente. Nunca se debe de comer crudo o semicrudo, sobre todo en productos que están picados, como las salchichas frescas o las hamburguesas.

Las carnes normalmente son muy vulnerables a la contaminación cruzada. La gran mayoría de las veces se pone la carne encima de una tabla de cortar que no está totalmente limpia.

Leche cruda

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La leche cruda está deliciosa, pero al no seguir un proceso térmico adecuado puede estar llena de bacterias. Con esta leche se fabrican una gran diversidad de quesos que son consumibles en nuestro país. Normalmente poseen un sabor ideal.

Para prevenir en exceso la aparición de listeriosis, lo mejor será tomar leche pasteurizada. No es que con eso ya evitemos el riesgo, pero al menos sí hay menos posibilidades de que ocurra.

Esto incluye a todos los alimentos que tiene un origen lácteo. Consumir una u otra dependerá del gusto del consumidor.

Carnes untuosas refrigeradas pueden tener listeriosis

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No debes de consumir ni los patés que hemos mencionado, ni las carnes untuosas que están en las neveras refrigeradas.

Estas normalmente se pueden coger cerca de donde están expuestos los embutidos y las carnes que se añaden a los sándwiches.

Los productos que no se refrigeran antes de abrirse suelen ser seguros. Una vez que se produce la apertura, son carne de cañón para esta temida bacteria que arrasa con todo lo que puede.