Santiago Abascal vive muy bien. Consolidado como uno de los barrios más exclusivos de la capital, Arturo Soria se ha convertido en un oasis para quienes necesitan privacidad sin renunciar a la cercanía del centro. Allí, hace ya casi un lustro, Santiago Abascal y su esposa Lidia Bedman decidieron dar un salto cualitativo en su vida familiar: abandonaron el piso que compartían en la misma zona para mudarse a un chalet independiente que, según las estimaciones publicadas en 2020, roza —o supera— el millón de euros.
Un hogar en el que conviven el matrimonio, sus tres hijos en común y los dos mayores que el líder político tuvo en una relación anterior. Esa gran familia necesitaba espacio, jardín y cierta desconexión del ritmo frenético de la ciudad. Y lo encontraron en este chalet.
9El salón: epicentro de la vida social

El salón‑comedor es la carta de presentación del chalet. Dominado por un gran sofá en “L” tapizado en tonos crudos, concentra la atención gracias a un mural de papel pintado verde que recorre la pared principal. Sobre una chimenea decorativa —sin fuego real— cuelga un espejo ovalado con marco dorado que amplía la estancia. El comedor, contiguo pero delimitado visualmente por una alfombra, acoge una mesa para diez comensales. Las sillas combinan madera oscura y fibras naturales, un guiño al estilo rural‑chic que la pareja ha sabido imprimir sin caer en tópicos.
En la cocina predomina un estilo moderno y luminoso. Mobiliario blanco de líneas rectas, tiradores casi invisibles y electrodomésticos de alta gama encastrados componen un espacio funcional. Un ventanal comunica con el jardín, lo que facilita los almuerzos al aire libre. Una isla central, con taburetes a juego, sirve tanto de mesa auxiliar como de esquina para desayunos rápidos.