Úrsula no actúa de forma impulsiva en Valle Salvaje; todo movimiento de ella es una estrategia. El objetivo ya lo ha logrado —hacer que Adriana se aleje de Rafael— y es ahora cuando ya no tiene límites; ya no se conforma con eso, sino que ahora centra sus esfuerzos en debilitar a su contrincante por todos los flancos posibles, aprovechando su debilidad para desestabilizar su red de personas.
Pero Rafael no es la única preocupación de Úrsula, ella es consciente de que el verdadero poder radica en influir en las personas que rodean a sus enemigos, si consigue aglutinar a Adriana en su soledad, será la vencedora. Mientras tanto, Julio se agarra a un triunfo inesperado: Adriana, herida por el rechazo de Rafael, ha decidido entregarse a su matrimonio.
2SECRETOS Y AMENAZAS EN VALLE SALVAJE

En Valle Salvaje, los muros son testigos… y los secretos también. Atanasio está tan lleno de rabia tras la confesión del duque, que está a punto de tomar una decisión que no volverá atrás. Raimunda y Matilde presienten lo peor: ¿hacia donde podría conducir un hombre herido en su orgullo? La venganza -fría- puede dejar cicatrices que no hay forma de borrar.
Atanasio pasa las noches en blanco, repitiendo una y otra vez las palabras que le ha dicho el duque, la sospecha se convierte en certeza y esa certeza lo consume. Raimunda intenta calmarlo, pero hay algo en la mirada de ella que delata su propio temor, ella lo sabe; Atanasio es capaz de hacer todo. Matilde se refugia en viejas supersticiones, como si los talismanes pudieran detener lo que viene. En Valle Salvaje, ni los dioses creen.
En ese momento, el supuesto médico hace su aparición, y esta vez se atreve a lanzarle una pregunta directa a José Luis: ¿dónde está el niño que esperaba Raimunda? El duque, alarmado, se encuentra delante de un dilema moral. La verdad podría provocar un escándalo, el silencio podría guardar peores consecuencias; en un lugar donde nadie no escapa de lo que esconde; la mentira es también, entre otras cosas, un arma de doble filo.
Durante años, José Luis ha querido construir la imagen de un hombre íntegro; sin embargo, ese secreto es la grieta de su coraza. Si el secreto aflora, lo hará la venganza, lo hará su reputación y se arrastrará a una mano más. El galeno hasta cierto punto lo percibe, y por ello quiere insistir con esa manera sosegada, a la vez que amenazante. Mientras tanto, en la cocina, Raimunda echa una y otra vez el mismo plato, como si en el brillo de la loza encontrara la respuesta afirmativa de estar consiguiendo lo deseado.
Por otro lado, Irene no deja escapar su sospecha sobre Bárbara y Leonardo. El pañuelo interrogante y la carta inquietante que recibe Leonardo parecen sugerir que hay más de lo que puede creerse. Se está utilizando la elipsis como medio de dar la razón a su argumento, por lo que parece que cabe una parte de lo que dicen estos dos personajes, o incluso cabe un porqué de las razones por las que Irene está tan empeñada o empeñada en salir de esta situación.