lunes, 5 mayo 2025

La Promesa se despide de uno de sus personajes favoritos

La Promesa trae una sorpresa en toda regla con una salida inesperada y una trágica despedida; uno de sus personajes más entrañables se despide en solo tres meses. La actriz gallega Melania Cruz, que encarnó a Ana Pellicer durante unos meses, le ha dicho adiós a la ficción histórica de TVE dejando un vacío difícil de afrontar.

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Su versión de una mujer que intenta recomponer los trozos de su familia resultó impactante, pero el destino —o guionistas— tienen otros planes para ella. Ana optó por la curación de las heridas, pero se encontró con una pared de rencor que, al final, marcó su corto, pero intenso recorrido en La Promesa.

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MELANIA CRUZ, LLEGAR Y MARCHARSE

La Promesa se despide de uno de sus personajes favoritos
Fuente: RTVE

Unirse a un equipo con el bagaje y la experiencia del de La Promesa no era fácil. Melania Cruz lo asemeja a «integrarse a una familia que ya tiene sus rituales e intentar encontrar un sitio en el que no romper el equilibrio existente». «El mayor reto fue respetar la historia que ya había sin hacer de Ana un personaje forzado», asegura. La actriz reconoce que hubo minutos de inquietud. «¿Estoy trayendo yo algo nuevo o a ocupar un sitio?», se cuestionaba.

A pesar de ello, su naturalidad y sensibilidad se impusieron. Ana no dio lugar a un personaje más en la serie, sino que fue un reflejo de las contradicciones humanas: fuerte y frágil, esperanzada y vencida. Más allá del reto actoral, sin embargo, Cruz pone de manifiesto el cariño recibido por parte del equipo. «Te das cuenta de que aunque tú te integres como nueva, te reciben como una más ya desde el primer día», recuerda.

Despedirse de La Promesa para Melania Cruz, por lo tanto, no fue solo una despedida profesional sino profundamente afectiva. «Me llevo amistades, aprendizajes y la certeza de que Ana, una vez haya partido, dejará algo en quien la ha visto», asegura. La construcción del personaje fue exhaustiva. Cruz estuvo al pie del cañón con los guionistas, dado que quería darle verismo a Ana. «Quería evitar el estereotipo de ‘la mala madre que se arrepiente’.

Ana no era ni una mala madre ni una madre ejemplar; era solo humana», sostiene. Eso es lo que le daba veracidad a su interpretación. La conexión con los compañeros de reparto fue fundamental. Con Carlos de Austria, en especial. Su personaje, Ricardo, era la mayor traba para Ana. «Trabajar con Carlos fue increíble. Es de esos actores que devuelven lo que les das y entonces es lo que da más riqueza a la escena», expresa Cruz.

Esa conexión funciona en la televisión, lo que les permite crear interacciones electrizantes. A pesar de que su paso por la serie fue fugaz, Cruz no se cierra a la posibilidad de volver. «Nunca se sabe en este negocio, las puertas están abiertas y Ana tiene muchas cosas que explicar», dice con una sonrisa sugerente. Mientras tanto, su interpretación ya ocupa el imaginario emocional de La Promesa.


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