El aire en Valle Salvaje ya no es respirable, está lleno de rencores, mentiras y luchas de poder que ya no controlamos. Lo que se había iniciado como un drama rural con un poco de intriga se ha convertido en un espacio de conflicto, donde todos los personajes luchan por sobrevivir.
En este nuevo capítulo, se mezclan todas las piezas en este tablero de juego con verdes y amarillos, donde las fidelidades se quiebran con un ligero susurro y las alianzas se rompen en menos que un atardecer en la sierra.
3UNA GUERRA QUE DOMINA VALLE SALVAJE

Ya ha sido suficiente para Adriana. No ha realizado acusaciones encubiertas, sino que ha atacado frontalmente a Úrsula por manipular a Pedrito, dejando heridas evidentes a su paso. «La disputa entre las dos mujeres ante Rafael no ha sido tan intensa que ha llegado a afectarle incluso a los espectadores, que han podido notar el enfado entre las protagonistas a través de la pantalla de su televisor», podría señalar cualquier crítico de televisión.
Y no ya solo lo anterior, lo más sorprendente no ha sido tanto el reclamo, como la reacción de Rafael. Lejos de salir al paso y encauzar la situación a favor de la mujer que él dice querer y defendiendo cada uno de los argumentos que están en la disputa de las dos mujeres. La mera evidencia de haberse colocado en el bando de Úrsula no han hecho otra cosa que herir el sentimiento de Adriana.
Sin embargo, Adriana no se ve derrotada, y tras restañarse las heridas, parece dispuesta a llevar la contienda a otra escala. Hay signos que indican que podría apoyar otras luchas ejercidas por otros miembros del reparto a quien Úrsula ha postergado en su propia lucha, es decir, iniciar una especie de construcción cuya forma acabe dibujando un frente unido contra Úrsula.
Rafael, a su vez, está en medio de la tormenta. Su negativa a dar apoyo a Adriana le ha creado tensiones con Pedrito, quien empieza a dudar de sí mismo. «El niño ha visto demasiadas cosas y su lealtad hacia Adriana puede convertirse en un problema mayor», dice un espectador.
El verdadero peligro es que esta guerra entre familia y familia pueda generar un problema muy serio con la hacienda. Úrsula, que está acostumbrada a ser la que controla todo, no tolerará una insurrección a su autoridad. «Si Adriana no frena su vendetta, puede llegar a perder en la hacienda mucho más de lo que ella misma podía llegar a pensar», advierte un experto en narrativa dramático.