sábado, 14 diciembre 2024

La procesión del Real Madrid que le llevó a ganar la Copa de Europa en Semana Santa

El Real Madrid de baloncesto sufrió durante 15 años su Vía Crucis particular en la Copa de Europa de Baloncesto. La había ganado en 1980, perdió una final en 1985 ante la Cibona de Drazen Petrovic, se quedó en ‘semis’ en la Final Four de Atenas de 1993 y, por fin, en la Semana Santa de 1995, en Zaragoza, de la mano de Arvydas Sabonis y con Zeljko Obradovic como entrenador, levantó la copa el 13 de abril de 1995 tras vencer al Olympiakos griego en la final. Entonces se llamaba Liga Europea.

Chechu Biriukov recogió el trofeo en presencia, entre otros del entonces secretario de Estado para el deporte, Rafael Cortés Elvira y del que fuera presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Juan Antonio Samaranch. Teka patrocinaba al Real Madrid entonces.

REAL MADRID, CIBONA, BARCELONA

El Madrid de baloncesto tenía lo que un veterano periodista deportivo denominaba “urgencias históricas”. Llevaba 15 años sin ganar su competición ‘fetiche’, la que juegan los mejores equipos de Europa. Varios motivos. El primero, Drazen Petrovic y la Cibona de Zagreb, que le venció en una final en los ochenta (Simpson, Wallace Bryant, Norris, americanos para el recuerdo) en concreto en 1985. El segundo, el Barcelona de Salvador Alemany, que ganó cuatro ligas seguidas (86-90) y entonces solo jugaba la Copa de Europa. Esto también le sucedió al Real Madrid con el Joventut del eterno madridista Lolo Sáinz, que ganó con la Penya las ligas de las campañas 90-91 y 91-92.

el Madrid de baloncesto tenía lo que un veterano periodista deportivo denominaba “urgencias históricas”

Los blancos tenían un equipo basado en Sabonis y Joe Arlauckas. Jugaban un baloncesto aburrídismo, lento, agotando la posesión y buscando, básicamente, al pívot lituano.Tenían dos defensores extraordinarios: Ismael Santos y Javier García Coll, el base titular era José Miguel Antúnez y los pivots, Arvydas Sabonis y Arlauckas.

Real Madrid
García Colll sujeta a Antúnez. A la derecha, Sabonis y Biriukov, que con el 7 fue quien levantó la copa de campeón.

Sabonis fue el máximo anotador de la final. Anotó 23 puntos. El Madrid ganó 73-61.

Los blancos habían llegado a la final después de dejar en la cuneta en semifinales al Limoges francés. Los merengues se cobraron la factura de la derrota en Atenas en 1993 en una Final Four en la que el Madrid quedó cuarto. “Un conjunto en el que Sabonis (23 puntos y 7 rebotes) y Arlauckas (16 puntos, 4 rebotes y 3 asistencias) llevaron la voz cantante en la final, con Antúnez (12 puntos, 4 rebotes y 4 asistencias) poniendo el sabor nacional al título. «Ganamos bien al Limoges en semifinales y nos vengamos de la derrota de dos años antes”, recogió en un artículo conmemorativo ‘Gigantes del Basket’.

Y en la final no tuvimos problemas. Dominamos siempre«, explica Sabas en declaraciones recogidas por el diario Marca. Su compañero Biriukov va todavía un poco más allá. «Fue un choque duro, tenso, de marcador bajo, muy táctico, muy de Obradovic». Sabonis pone la guinda: «Ganar esa Final Four era nuestra obsesión. Toda la temporada estaba planificada en torno a ella», dijo el lituano.

«José Lasa, Isma Santos, Javier García Coll, Chechu Biriukov, Joe Arlaukas, José Miguel Antunez, Arvydas Sabonis, Martín Ferrer, Pep Cargol y Antonio Martín. Una plantilla para la historia del Real Madrid.«José Lasa, Isma Santos, Javier García Coll, Chechu Biriukov, Joe Arlaukas, José Miguel Antunez, Arvydas Sabonis, Martín Ferrer, Pep Cargol y Antonio Martín. Una plantilla para la historia del Real Madrid», como dijo ‘Gigantes del Basket’.

IMÁGENES DE LA FINAL

La final la tuvo controlada el Madrid, que jugaba en casa. El Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza parecía el Palacio de los Deportes, hoy ‘El Palacio’ es el WiZink Center.

Hubo varias imágenes para el recuerdo. La más brutal, porque era el fin de una era fue la de Chechu Biriukov recogiendo la Copa con el chandal. No jugó ni un minuto. Obradovic, con esos códigos tan de la escuela balcánica consideró que un jugador histórico, que no iba a seguir, tenía que acudir impoluto, sin jugar los ‘minutos de la basura’.

Antes, Pep Cargol, reventó el aro de los griegos con un mate que dejaba atrás años de fracasos y frustraciones. Cargol llegó al Madrid muy joven, con 18 años, en la 86-87 procedente del Santa Coloma y había visto fracasos de todos los colores en ese vestuario. El Madrid pagaba un pastón a Sabonis y Obradovic para ganar lo que ganaron. Cumplieron su misión y emprendieron otros rumbos.


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