Los últimos tiempos han estado marcados por varias despedidas de algunos mandamases de conglomerados mediáticos españoles. Un caso esperado, por cuestiones de edad, era el adiós de Paolo Vasile a Mediaset España. Menos predecible ha sido la salida de Jaume Roures de Mediapro en las vísperas de los fastos por las tres décadas que cumplirá próximamente mastodonte audiovisual catalán que rivalizó con Prisa, todavía en shock tras la repentina muerte de su brújula ideológica-empresarial, Miguel Barroso.
EL CREPÚSCULO DE LOS DIOSES: VASILE
La jubilación de Vasile, la salida forzada por Roures en Mediapro y la muerte de Barroso descapitalizan el sector mediático autóctono, ayuno de materias grises como la del mourinhista romano, el trotskista catalán y el exmaoísta de origen maño.
Con sus sombras y luces, no se le puede regatearle el talento a Vasile, una pena que lo derrochase para el amarillismo y el ‘resultadismo’ que le llevó a ser un extraordinario director financiero, 3.600 millones de euros cruzaron el Mediterráneo durante 23 años, y un irregular consejero delegado, contenidos amarillos y monótonos con los que se anteponía la maximización del beneficio a la colocación de pilares claves para el futuro de la editora de Telecinco.
Alessandro Salem, hasta la fecha, no está dando la talla en su relevo. Es cierto que una transición hacia contenidos más blancos requiere tiempo, pero las audiencias y los resultados económicos están muy por debajo de lo esperado.
Quizá porque Vasile ostentaba una vara de mando centralizada que convertía al resto de directivos de la compañía en sus simples brazos ejecutores, que es un sistema vertical similar al que reinaba hasta hace algunas semanas en Mediapro.
ROURES Y PRISA
Jaume Roures, cofundador y eterno timón de Mediapro, fue amo y señor del holding hasta que la deuda del mismo le forzó a venderlo hace ahora 6 años a un fondo chino que, en los últimos tiempos, ha evidenciado una divergencia de criterio con el productor. Tatxo Benet, posiblemente más dotado para las relaciones públicas que para la gestión, tendrá que demostrar su pericia al frente de esta compañía que, al menos, ha logrado que la marcha de Roures no provoque una riada de bajas en su cúpula.
Roures acaba de dejar Mediapro tras casi 30 años de trabajo
Altas se esperan en el Consejo de Administración de Prisa y en su Consejo editorial tras la muerte de Barroso, que por ahora parece que no será sustituido por José Miguel Contreras, Luis Arroyo o el sombrío Carlos Ocaña.
Joseph Oughourlian, presidente del editor de la Cadena SER y El País, anda pendiente en reducir deuda (emitiendo bonos convertibles por valor de 100 millones de euros) y ayer en Pamplona subrayó el «aguante» de la radio convencional y la fuerza de Prisa en el mercado del podcast.
DE GAVELA A PEDRO J.
Este crepúsculo de los dioses no solo afecta a directivos televisivos, ya que los grupos radiofónicos también han cambiado de ‘capos’. Fue el caso de Prisa, que en 2018 cambió al contrastado Daniel Gavela por María Jesús Espinosa de los Monteros.
O de Ábside Media (COPE), ya que Fernando Giménez Barriocanal en 2022 apostó por centrarse en el vaticanismo y ceder, al menos formalmente, sus cargos en favor de José Luis Restán (presidente) y Javier Visiers (CEO).
También ha habido relevo generacional entre los editores de periódico tras la operación que derribó a Juan Luis Cebrián, ahora centrado en firmar su sábana quincenal antisanchista en el que periódico que fundó y arruinó, El País.
También ha habido relevo generacional entre los editores de periódico tras la operación que derribó a Juan Luis Cebrián
O por la salida de la familia Luca de Tena del accionariado ABC. Aguantan incólumes el paso del tiempo el tenebroso Mauricio Casals (editor de La Razón) o Pedro J. Ramírez, que ayer influía y no lideraba con El Mundo y hoy lidera pero no influye con El Español, cuyos premios feministas fueron emitidos por Atresmedia y rebotados con elogio por Prisa, ¡quién se lo iba a decir!
Del liderazgo de El Español habló ayer Nacho Escolar en las Jornadas de UTECA. El director de eldiario.es señaló que la prensa ha construido sus casas «en terreno inundable», ya que algoritmos (Google) y redes sociales controlan la mayoría del tráfico digital, y denunció que algunos se atribuyan el liderazgo de la prensa cuando la mayoría de sus lectores ni siquiera son conscientes del medio que leen.
