jueves, 12 diciembre 2024

La gran banca, encabezada por Santander y BBVA, carga contra la reducción a 10.000 euros del mínimo de entrada a fondos

La banca privada española, representada por las respectivas divisiones de Caixabank, Banco Sabadell, Banco Santander y BBVA, ha coincidido este martes en una mesa redonda en el MIND (Madrid Investor Networking Day), donde altos directivos del sector han mostrado sus recelos respecto a la bajada del mínimo de entrada a los fondos llevada a cabo por el Gobierno hace unos meses. Dicho mínimo pasó a ser de 10.000 euros frente a los 100.000 fijados hasta entonces.

En palabras del director de CaixaBank Banca Privada, Víctor Manuel Allende, esto supone «la masificación de un instrumento que no debe ser masificado» y ha vaticinado que con la bajada al nuevo mínimo «se puede liar parda», en tanto que los ponentes han recordado la sofisticación de este tipo de productos y, sobre todo, su iliquidez.

Su homólogo del BBVA, Fernando Ruiz, ha aducido que quizás un mínimo de 50.000 euros es suficiente, pero 10.000 es demasiado poco, si bien la mayoría de ellos ha señalado que, a pesar del cambio regulatorio, no van a cambiar sus barreras de entrada al tratarse de líneas de inversión pensadas para altos patrimonios.

UN BUEN AÑO PARA LA BANCA

En cuanto a la valoración del presente ejercicio, los ponentes han coincido en que está siendo un buen año, con datos de crecimiento en los volúmenes, capital gestionado y captación de clientes.

Asimismo, han señalado que la normalización de los tipos de interés les permite hacer mejor su trabajo tras venir de una época marcada por tipos de interés en negativo, aunque Allende ha matizado que en la industria van lentos en la transformación del negocio.

Por otra parte, los representantes de la banca privada nacional han coincido en señalar el uso este año de estrategias buy and hold en renta fija, de las que han indicado que hay 26.000 millones de euros en vencimientos para el próximo año.

De nuevo, Allende ha salido al paso para apuntar que si bien ha sido una estrategia común en la industria, lo que asegura el negocio en el medio plazo es la planificación y la gestión activa.

En cuanto a la llamada ‘batalla de los depósitos y cuentas’, estos directivos han afirmado que es un producto que tiene sentido, pero que para la banca privada se desluce porque aquí se impone la planificación a largo plazo y productos, como los fondos de inversión, que ofrecen una mejor fiscalidad.

«Con un capital mínimo de 500.000 a un millón de euros de entrada, hay otros activos más recomendables», ha remachado la directora de banca privada, gestión de activos y seguros de grupo Santander en España, Adela Martín.

ACTIVOS ALTERNATIVOS

La mesa también ha dedicado parte de la ponencia a discutir sobre activos alternativos (como infraestructuras, por ejemplo), de los que la propia Martín ha apuntado que la penetración en España de este tipo de activos es todavía «muy baja».

Con todo, aunque han señalado que puede ser interesante incorporar estos activos, ya que ofrecen diversificación y descorrelación siempre que se tenga en mente el público objetivo, también han puesto el foco en la necesidad de extremar la precaución, utilizar el sentido común y que no sea una colección de cromos.

Más lejos ha ido Allende al apuntar que, tras recordar su desacuerdo con los mínimos desde el lado regulatorio, «existe una burbuja desde el punto de vista de oferta en la industria tremenda; creo que más de uno va a tener algún problema en los próximos años con alternativos, no me cabe ninguna duda».

Con todo, de cara a la visión de la industria en el futuro, los ponentes han mostrado su confianza en que vienen años y han apuntado como claves a elementos como la segmentación, la cercanía con el cliente, la personalización de los productos y la digitalización, así como el impacto que puede tener este área en la transformación del negocio.

No obstante, también han identificado retos y, en palabras del director de negocio de Sabadell Urquijo Banca Privada, Xavier Blanquet, se viene un entorno en el que «los márgenes se van a comprimir por la regulación».


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