Casi todos nos hemos encontrado en alguna ocasión con síntomas relacionados con la mala circulación de la sangre, tales como sensación de hormigueo o de pesadez, entumecimiento en las extremidades, fatiga, dolores musculares, falta de concentración, cambios en la temperatura corporal y en la sensibilidad, entre otros. Incluso, son muchos los que manifiestan que de vez en cuando sienten pinchazos en la piel en zonas como los tobillos, piernas, pies, manos, brazos, cuello y cara.
La mala circulación es un trastorno generalmente causado por nuestros hábitos de vida -varios de ellos pueden contribuir, como el estar muchas horas sentado, malos hábitos alimentarios, poco ejercicio físico, consumo excesivo de alcohol, tabaco, etc.- en el que el flujo de sangre se ve obstaculizado y no llega correctamente. Esta situación no solo es incómoda, sino que puede suponer un riesgo para nuestra salud a largo plazo. ¿Quieres saber cómo actuar antes los primeros síntomas?
Índice
1. Sensación de pesadez en las piernas
La sensación de pesadez en las piernas es uno de los síntomas más comunes y visibles de la mala circulación de la sangre. Se produce cuando el cuerpo no recibe la suficiente cantidad de sangre circulando a través de las piernas, y esta sensación es acompañada por cansancio, dolores y somnolencia. Además, el riesgo de desarrollar algunas de las enfermedades asociadas a la mala circulación se incrementa aún más.
Para prevenir este tipo de síntomas y activar la circulación de la sangre, es importante practicar algún tipo de ejercicio físico. Los mejores son los que cuentan con una repetición del mismo movimiento, como salir a caminar, correr, andar en bicicleta o montar a caballo. También es recomendable levantarse de vez en cuando del asiento y caminar un par de minutos, para remediar la acumulación de fluidos en las piernas.
2. Fatiga generalizada
La fatiga es otro de los principales síntomas relacionados con la mala circulación de la sangre. Suele ser una sensación de cansancio generalizado e intenso, tanto físico como mental, y también emocional. Hoce que es difícil realizar las actividades diarias, como disfrutar de un rato con familiares y amigos.
Para combatir la fatiga relacionada con la mala circulación de la sangre, se recomiendan los mismos hábitos saludables que mencionábamos al principio, así como recuperar el ejercicio. También es útil tomar algún suplemento nutricional como la vitamina C, el ácido fólico y la vitamina B12. Estas vitaminas ayudan a mejorar el flujo sanguíneo, haciendo que la sangre circule mejor por el cuerpo.
3. Hormigueo en brazos y piernas
El hormigueo en brazos y piernas es un síntoma comúnmente relacionado con la mala circulación de la sangre. Esta sensación de «cosquilleo» en la piel se produce cuando los vasos sanguíneos no llevan suficiente sangre al área afectada. Es importante que tomes nota de este síntoma, ya que puede ser una señal de alerta de alguna patología mucho más grave.
Para reducir el hormigueo es importante mantener una buena circulación de la sangre, así que lo mejor es practicar un poco de ejercicio, tanto en la parte superior como en la inferior del cuerpo, para estimular el flujo sanguíneo. Además, comer alimentos ricos en hierro, como la carne, los frutos secos, las lentejas y los huevos, ayudará a mantener el nivel de oxígeno adecuado en nuestro organismo.
4. Entumecimiento de las extremidades
El entumecimiento en fulles, manos, pies o cualquier otra extremidad suele ser consecuencia de la mala circulación sanguínea. Esto se debe a que el flujo de sangre se ve obstaculizado por una acumulación de fluidos o por una obstrucción de los vasos sanguíneos. Si el entumecimiento es un síntoma persistente, lo mejor es acudir al médico para realizar un chequeo y descartar otras posibles patologías.
Para prevenir este tipo de síntomas de mala circulación, es esencial llevar un estilo de vida saludable. Esto incluye hacer ejercicio para fortalecer los músculos de las extremidades, evitar la obesidad y la ingesta excesiva de alcohol o tabaco, llevar una alimentación correcta y saludable, así como tomar horas alternas para descansar correctamente.
5. Cambios bruscos en la temperatura corporal
La mala circulación de la sangre también puede provocar cambios bruscos y repentinos en la temperatura corporal. Esta es una de las señales clave que indican que el flujo de sangre no es el adecuado para llevar oxígeno y nutrientes a todas las partes del cuerpo. Los cambios repentinos de temperatura entran en el apartado de síntomas normales, siempre y cuando el tratamiento tradición y no dure demasiado tiempo.
En caso de que sientas cambios cuando pasas de calor frío, lo mejor es evitar los baños largos, la exposición prolongada al sol o al frío, y otros factores similares. Estas prácticas, especialmente si tienes los síntomas de la mala circulación, pueden provocar un aumento en los niveles de tensión arterial en el organismo.
6. Dolores musculares y articulares
Decimos que los dolores musculares y articulares son uno de los signos más evidentes de la mala circulación. Esto se debe a que el flujo de sangre no está siendo correcto, lo que impide al organismo recibir los nutrientes y el oxígeno que necesita para funcionar correctamente. Los dolores afectan principalmente a los brazos, piernas, hombros, rodillas, cuello y espalda.
El mejor tratamiento para estas lesiones consiste en masajes, calor local, geles y cremas antiinflamatorias, ejercicio y relajación. Estas prácticas te ayudarán a aliviar los dolores y reducir la hinchazón en los músculos. No olvides que este tipo de tratamiento no debe ser un sustituto de una visita médica.
7. Visión borrosa
Uno de los síntomas menos conocidos de la mala circulación es una visión borrosa. Esto se debe a que el flujo sanguíneo no está siendo el correcto en todas las partes del cuerpo, provocando que nuestra visión se vea afectada. Debido a esto, puede que sientas que los colores son menos brillantes, que la imagen se vea borrosa, y que tengas dificultad para leer los textos pequeños.
Una forma de prevenir este tipo de síntomas es realizar los ejercicios de yoga adecuados para estimular la circulación y mantener los músculos del ojo lo suficientemente fuertes como para enfocar la visión correctamente. También es importante comer alimentos ricos en vitamina A, como la zanahoria, el calabacín, el tomate y la espinaca, para mejorar el funcionamiento de los ojos.