Barcelona: La masificación turística vuelve a asfixiar la ciudad

Los residentes en Barcelona vuelven a dar la voz de alarma. La ciudad, que vivía una época de paz y tranquilidad post pandemia, recupera datos de ocupación previos a la crisis sobrevenida por la Covid-19. En el 2022, 7,5 millones de visitantes llegaron a la ciudad, flujos de visitantes que además de concentrarse en torno a las principales zonas turísticas de la ciudad, afectando a los desplazamientos cotidianos y la calidad de vida, tensan el mermado mercado hotelero e inmobiliario de la ciudad.

Un incremento que se produce en un contexto en el que Barcelona vuelve a protagonizar la subida más elevada en los precios del alquiler, los cuales se han incrementado un 23,79% con respecto a mayo de 2022. El precio de alquiler por metro cuadrado de Barcelona alcanza así los 22,07 euros/m², el coste más alto del país, según datos de Pisos.com. Según datos ofrecidos por el Índice de Precios de Vivienda en Alquiler, del Instituto Nacional de Estadística, el precio del inmueble en arrendamiento acumulado desde 2015 a 2021, ha crecido un 13,71%.

En cualquiera de los casos, un crecimiento generalizado que no se traslada a los alquileres vacacionales, que mantienen precios del pasado año, apuntan los datos de Tecnitasa. Las reservas en Barcelona y provincia para este verano se sitúan en torno al 72%, por debajo de las del pasado año a estas fechas, al 75%. Desde Rentalia apuntan a la inestabilidad climática de estas últimas semanas, así como el adelanto de elecciones como motivos principales para esta ralentización de las reservas a tan pocos meses.

«Ambos factores están retrasando la toma de decisión sobre el destino vacacional por lo que en las próximas semanas veremos cómo sube el nivel de ocupación de las viviendas turísticas en la costa debido a todas las reservas provenientes de viajeros que han decidido esperar a la última hora», añade Almudena Ucha, directora de Rentalia.

Sin embargo, esta toma de decisiones atrasada no impide que el volumen de visitantes de la ciudad vuelva a ser insostenible, afectando directamente al día a día de los barceloneses e, incluso de los visitantes, estresados por la situación.

Asfixiados nativos y visitantes

La encuesta realizada por el grupo de investigación GRATET de la Universidad Rovira i Virgili (URV), destaca como el 36,2% de los turistas encuestados afirma que la movilidad en el espacio público se ve condicionada por la actividad turística, que también afecta, según las opiniones recogidas, a la sensación de confort sobre el servicio de transporte público (28,5%) y la puntualidad de estos medios (25,6%). Las cifras obtenidas se incrementan hasta 10 puntos en el caso de personas que residen en barrios turísticos.

Las respuestas a las encuestas de la población visitante y el turismo de un día, así como el sistema de geolocalización utilizado en el turismo de crucero, permitió constatar que la concentración espacio-tiempo es muy alta en determinados puntos de la ciudad. El distrito de Ciutat Vella lo visita un 100% de cruceristas con un tiempo medio de estancia de dos horas, de las cuales 1:15 h lo hacen a pie. Por detrás se encuentran el Eixample y Gràcia. Distritos como Nou Barris o Sant Andreu no reciben ninguna visita procedente de turismo de crucero.

Los datos también señalan una clara concentración en determinados iconos de la ciudad. El mayor flujo, en el caso de cruceristas, se concentra en las inmediaciones de las Ramblas (96,7%), plaza de Catalunya y paseo de Gràcia (73%) y también en la Sagrada Família (63,1%). Así, las Ramblas es el espacio en el que coinciden turistas y excursionistas con cerca del 34%, pero sólo un 23% de los visitantes de día de fuera de Barcelona la visitan.

Cambio de rutinas y desarraigo

Una situación que genera insatisfacción a un 23% de los residentes a la hora de moverse por la ciudad, también los condiciona en el momento de elegir medio de transporte e incluso han dejado de visitar espacios específicos de la ciudad a causa del turismo. Estos cambios en los patrones de movilidad se han observado sobre todo en hombres, personas mayores, las de mayor nivel socioeconómico y más bajo y aquellas que residen en los barrios turísticos.

«La falta de espacios de encuentro, recreo u ocio infantil es uno de los elementos centrales de las entrevistas a madres y padres, que también alertan de los riesgos que provocan los desechos derivados del ocio nocturno, especialmente cristales y restos de botellones», explica el investigador Aaron Gutiérrez.

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Los resultados del estudio advierten que los efectos de la masificación turística, además de provocar un agravio diario entre la población residente, también conllevan una pérdida de sentimiento de pertenencia del lugar en el que viven. Esta sensación de desarraigo se acentúa en las personas mayores, más sensibles a los cambios que se han producido en los últimos veinte años, según el estudio. «Buena parte de estos cambios ya no se perciben como un hecho excepcional de la temporada de verano sino que la masificación se ha hecho crónica todo el año, especialmente en el barrio del Gòtic y Sagrada Família», añade Gutiérrez.

Se detectan porcentajes similares a la hora de evaluar la calidad de vida de la población residente. La presencia de turistas afecta negativamente a la calidad de vida de un 17% de las personas entrevistadas, una cifra que aumenta 6 puntos entre los residentes de los barrios turísticos.

Patrones de movilidad sostenible

Pese al impacto negativo generado por la concentración espacial de los flujos de personas, el equipo investigador destaca que los patrones de movilidad turística más sostenibles en la ciudad –a pie o en transporte público– son los que concentran la mayoría de los desplazamientos. «Aproximadamente un 80% de los desplazamientos se realizan a pie y, si no, la alternativa suele ser el transporte público, con el metro como primera opción».

Incluso los visitantes de fuera de la región metropolitana de Barcelona que pasan un día en la ciudad llegan mayoritariamente en tren y quienes lo hacen en coche a menudo lo dejan aparcado en un punto y continúan su visita en transporte público. En este sentido, un 95% de los visitantes alegan que es fácil desplazarse por Barcelona y que el transporte público ha aportado soluciones eficientes a sus movimientos por la ciudad.

Preguntados por las políticas de restricción de acceso a los vehículos más contaminantes en la ciudad, los visitantes de fuera de Barcelona que acuden a pasar el día se muestran favorables, seguidos de la creación de carriles bici prioritarios Bus-Vao y la reducción de espacio de circulación y aparcamientos en superficie a favor del espacio peatonal. Por el contrario, la creación de un peaje de entrada a Barcelona para mejorar su transporte público ha recibido una aceptación muy baja, con más del 55% de las respuestas negativas.