Un nuevo estudio realizado por la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos ha revelado que, según sus conclusiones, las personas casadas que son infieles a sus parejas no sienten remordimientos por ello ni creen haber dañado su matrimonio.
El ensayo ha sido elaborado a través de encuestas realizadas a casi 2000 personas usuarias de Ashley Madison, una web de citas especialmente diseñada para tener aventuras extramatrimoniales.
El daño psicológico
Lo cierto es que, respecto a los asuntos relacionados con la infidelidad, no existen normas establecidas que nos digan cómo nos debemos sentir, ni varitas mágicas que puedan mitigar el dolor o los remordimientos.
Es más, al igual que estos encuestados afirman no haber dañado su matrimonio al cometer deslealtades, no son pocos los profesionales de la psicología que insisten en los daños irreparables que pueden ocasionar estos actos sobre una pareja, especialmente si tienen hijos.
En el portal especializado ‘Mundo Psicólogos’, por ejemplo, podemos leer que las secuelas de haber sufrido una infidelidad pueden ser muy similares a las de un trastorno de estrés postraumático. Esto implica, entre otros muchos sentimientos negativos, el de culpabilidad y infravaloración, lo que a su vez puede derivar en problemas mucho más graves.
Dichos daños psicológicos llevan a caer en cierta inestabilidad emocional, que si bien suele ser temporal, puede alargarse en el tiempo. Los problemas de autoestima también son muy comunes, pues aquellas personas que son engañadas por su pareja pueden llegar a pensar que la situación se ha dado porque no son los suficientemente “buenas” para sus parejas.
La angustia, el miedo, el estrés y la ansiedad son conflictos asociados comúnmente a este tipo de deslealtades, algo que puede dar lugar a fuertes depresiones. Por todo ello, vemos que en cuestiones de infidelidad, no se puede generalizar, pues se trata de situaciones íntimas y exclusivamente personales.
