Repsol fija el rumbo a los máximos de 2018. El mercado recibe con agrado la rendición de cuentas de 2022, con un beneficio de 4.251 millones de euros, un 41% más respecto a 2021. Se trata del mayor montante desde 2010 y el mayor resultado de su historia sin contar con extraordinarios.
Las cuentas se han dado en la peor crisis energética en la Eurozona, con los precios disparados y la intervención del Gobierno para tratar de reducir la factura. La alta volatilidad y las sanciones a Rusia, así como la falta de refinerías en Europa son parte de un escenario muy difícil para la economía, más cuando en EE UU y en el Viejo Continente se ha frenado el crecimiento.
Con todo, Repsol ha puesto más carne en el asador para atraer a los inversores. La deuda neta se ha desplomado en un 61%, hasta los 2.256 millones de euros, en este ejercicio. Asimismo, sólo con su colchón de liquidez, más de 12.000 millones de euros, es más que suficiente para cubrir el pasivo a corto plazo, según ha indicado al regulador bursátil.
REPSOL PREPARA UNA LLUVIA DE DIVIDENDOS
La compañía ha incrementado la retribución al accionista en un 11%, hasta los 0,7 euros brutos por acción, adelantando un año su plan estratégico. Este mismo año, implementará un nuevo programa de recompra de acciones para impulsar el precio de la acción tras amortizar el pasado año otros 200 millones de títulos. Repsol no sólo ha beneficiado a los accionistas. A los clientes les ha aplicado descuentos por valor de 500 millones en España con las ofertas a través de su aplicación.
Además, incrementó los inventarios ante la huelga de las refinerías en Francia para evitar el riesgo de la falta de suministros. Así, gastó 2.000 millones de euros para subir las reservas. Asimismo, Repsol prevé una inversión orgánica de 5.000 millones de euros en 2023, un máximo histórico, con destino principalmente a España y Estados Unidos.
Con todo, los inversores desataron las ventas en la compañía en el inicio de la jornada de este jueves, para después recuperar el ritmo tras las explicaciones dadas por la empresa dirigida por Josu Jon Imaz, consejero delegado de la sociedad.
LAS RECOMENDACIONES DE COMPRA SE DISPARAN CON REPSOL
El precio de las acciones de Repsol cotizan aún por debajo del objetivo fijado por los analistas. En concreto, el consenso de Bloomberg apunta a los 18,3 euros por acción, un 35% por encima del cierre de este jueves. No obstante, los expertos de RBC y Morgan Stanley, así como Jefferies y Bestinver consideran que el potencial alcista aún es mayor, entre los 18,75 y los 20 euros por título.
Estos niveles situarían a Repsol en máximos no vistos desde 2018. Si bien, la compañía multienergética debe sortear la barrera de los 15,5 euros registrada este pasado mes de mayo y en 2019. El asalto, según los expertos consultados por MERCA2, es «factible» siempre y cuando no aparezcan los temores de una recesión en el mercado.
Desde los mínimos de 2020, la acción de Repsol se ha disparado un 200%. Lejos queda la caída provocada por los confinamientos y restricciones de la pandemia. En esta subida paulatina, marcada por la invasión de Rusia a Ucrania, la compañía apenas ha descansado y no se descarta un recorte antes de emprender el camino hacia cotas más elevadas. De producirse una sana corrección, el valor tomaría impulso, más con el plan que prepara para evitar descensos prolongados.
IMAZ INSTA A PONER FIN A LA TRANSICIÓN IDEOLÓGICA
Por otro lado, Imaz sí ha hecho referencia a la transición energética realizada desde la Comisión Europea, que obligará a dejar de fabricar vehículos de combustión a partir de 2035 en el Viejo Continente. Esta nueva normativa responde a una ideología y no a una necesidad de los ciudadanos. A juicio del consejero delegado, España debería tender hacia «una transición menos ideológica y más tecnológica», para abordar soluciones para ser más sostenibles, pero también, cómo garantizar el suministro energético y una energía más barata y competitiva para los ciudadanos y empresas.
Y es que, mientras Europa daña sus propias empresas, éstas podrán deslocalizarse en otros territorios para vender este tipo de vehículos más allá de las fronteras europeas. Todo, mientras el vehículo eléctrico puro presenta más dudas que certidumbre, y más cuando se están detectando numerosos casos de incendios.
Para mostrar sus soluciones, Repsol ha levantado una planta de biocombustibles avanzados en España; y con una apuesta por el hidrógeno verde a través de Shyne, un consorcio conformado por 33 sociedades. A su juicio, esta energía es más sostenible.