El fin de la subvención de los 20 céntimos por litro aviva la guerra total entre las grandes gasolineras, como Repsol, BP, Cepsa, Shell y Galp, y las denominadas ‘low cost’, como Ballenoil, Nuroil y Plenoil, entre otros. Todas ellas luchan ahora por retener clientes y en un momento en el que se están haciendo colas para poder iniciar el año con el depósito lleno al precio más económico posible.
las diferencias de precio eran de hasta 0,3 euros por litro entre las grandes y pequeñas, pero esa brecha se ha reducido con fuerza
Las grandes marcas que han confirmado su particular descuento a sus clientes son hasta ahora Repsol, Galp, Shell y Cepsa, aunque se espera que se sume también BP debido a la desventaja competitiva. Los consumidores fieles a éstas tendrán acceso a una rebaja de entre 0,1 y 0,25 euros por litro de combustible.
Estas rebajas en los precios ha producido un gran beneficio para los consumidores desde el pasado 1 de abril, cuando entró en vigor la ayuda del Gobierno. En numerosos casos, el precio por litro del combustible se ha mantenido en los mismos niveles entre las grandes y pequeñas empresas, reduciendo así la principal ventaja competitiva de estas últimas.
LAS LOW COST NO PODRÁN COMPETIR SI REPSOL CONTINÚA PRESIONANDO LOS MÁRGENES
Y es que, antes de la entrada de esta medida, las diferencias de precio eran de hasta 0,3 euros por litro en la mayoría de ellas. Sin embargo, los descuentos adicionales de las compañías ha cerrado esta brecha. Repsol, por ejemplo, ha asumido una reducción de sus márgenes y ha ahorrado a sus clientes cerca de 440 millones de euros. Cepsa, por su parte, lo ha hecho en unos 130 millones. Este descuento ha centrado las críticas de las ‘low cost’, que han acusado a las grandes de una operación orquestada al unísono y que la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia investiga por «posibles prácticas anticompetitivas».
Los recelos de estas compañías se centran en una supuesta acción concertada centrada en los «descuentos agresivos» implementados por las grandes corporaciones tras la luz verde del Ejecutivo. En caso de no haber movido ficha, la brecha se hubiera mantenido en un momento en el que los consumidores miran cada céntimo del bolsillo y un ahorro de entre 0,1 y 0,3 euros por litro es un gran reclamo en un momento en el que la inflación golpea con fuerza en todos los gastos, desde la electricidad a la alimentación, y por supuesto al llenar el depósito.
EL SECRETO DE REPSOL PARA MANTENER EL DESCUENTO
Sin embargo, las grandes petroleras han tenido un gran margen a la hora de comercializar su combustible. El secreto de los disparados beneficios se debe a los márgenes de refino, que se han disparado en el último año ante el cierre de refinerías y el temor a los cortes en las cadenas de suministro tras las sanciones a Rusia. Y es que, las grandes compañías controlan cada uno de los tramos de la cadena, desde la obtención del petróleo a la distribución entre los minoristas. Desde esta posición pueden jugar con los márgenes y precios, eso sí asumiendo el recorte de rentabilidad.
De hecho, Repsol podría hacerlo solo sobre su actividad en España, donde incide la subvención, sin que se repercuta este movimiento en el resto de países donde opera. De esta forma, sólo tendría impacto en su negocio en España y donde jugaría con los márgenes. Esta operativa la podrían llevar a cabo también el resto de grandes compañías, presionando así a las denominadas ‘low cost’.
Las marcas independientes o pequeñas, además, no tienen ni la fortaleza ni el músculo financiero para poder jugar con sus ya apretados márgenes para ofrecer a sus clientes precios más competitivos. Ninguna de las empresas preguntadas por MERCA2 hace previsiones sobre la evolución del precio de la gasolina tras el fin del descuento, sin embargo, el precio del petróleo está dando un respiro en esta recta final del año.
EL PRECIO DE LA GASOLINA, EN NIVELES SIMILARES A HACE UN AÑO
De esta forma, el precio del combustible se sitúa en niveles muy similares a los de hace un año y semanas atrás llegó a estar por debajo de los precios marcados antes de la entrada en vigor de esta subvención. Esta bajada de precios está haciendo estragos también a las pequeñas y medianas compañías al tener que soportar menores ingresos y adelantar la subvención antes de recibirla por el Estado. De hecho, llegaron a amenazar con la huelga indefinida ante el movimiento de las grandes compañías. Y es que, el mercado no perdona a quienes no pueden hacer actuar.
Así las cosas, las gasolineras tendrían que apuntar directamente al Gobierno por permitir la subvención debido al impacto directo en la competencia de cara al medio y largo plazo, aunque a corto plazo ha permitido aliviar a los consumidores, éstos han abonado la diferencia a través de su contribución. En definitiva, la afectación de la rebaja se centra en unas empresas que mantienen bajos márgenes para poder ofrecer descuentos respecto a las grandes competidoras. Cuando éstas lo han hecho, el problema es que dejan de ser competitivas.
LA INVESTIGACIÓN ABIERTA POR LA CNMC CONTRA REPSOL Y LAS GRANDES
Según la CNMC, la investigación se centra en si estos presuntos acuerdos concertados en el mercado habrían expulsado a las pequeñas empresas. Desde Repsol aseguraron que han cumplido con las normas del libre mercado. Asimismo, los descuentos realizados por las grandes petroleras eran de entre 0,1 euros, en el caso de Repsol; o de 0,25 euros en el caso Galp, adicionales a la subvención, pero con condiciones, como ser clientes de sus respectivas aplicaciones informáticas, en el caso de la primera; y de un único uso en el caso de las segundas. Por tanto, los descuentos no eran tan agresivos como se aseguró en un principio.
De hecho, algunas de estas gasolineras ‘low cost’ han aprovechado para abrir nuevas estaciones, como ha anunciado este mismo jueves Plenoil en Cataluña o recientemente en Orense. Además, continúan ofertando el precio más barato del mercado, inferior a los 1,5 euros por litro en el caso del diésel y menor a los 1,4 euros en el caso de la gasolina 95. Estos precios son prácticamente los mismos que ofrecen Repsol y BP, tan sólo dos céntimos más caros e incluyendo en todos los casos la subvención de los 20 céntimos. La decisión última es del cliente y su necesidad, independientemente del precio.