La dependencia de petróleo y gas en España supera el 65% actualmente

España sigue teniendo al petróleo y al gas como los principales combustibles usados actualmente, copando el 42,8% y el 21,8% del consumo respectivamente. A estas materias primas les siguen las energías renovables con un 17,4%. Son cifras que reflejan el escenario de dependencia de energías fósiles en el que se se encuentra el país actualmente y por el que está en serio riesgo cumplir con los objetivos marcados en la Agenda 2030.

Como generador de electricidad, España es líder en viento (60.485 GWH), nuclear (54.040 GWH), ciclo combinado (44.494 GWH), hidroeléctrica (29.582 GWH), cogeneración (26.090 GWH) y energía solar fotovoltaica (20915 GWH). En cuanto al precio medio de la electricidad en España, la cifra actual se traduce en un encarecimiento del 195% respecto a la registrada en el año 2020, lo que ha llevado a una tímida bajada del 4,83% de la demanda de la electricidad.

Así se desprende del informe ‘Sector Energético‘ publicado por EAE Business School realizado por el profesor Eduardo Irastorza. En el documento, Irastorza destaca que «por mucho que España ponga sus esperanzas en las energías renovables, y especialmente en los molinos de viento, estos recursos están aún muy lejos de cubrir sus necesidades energéticas».

Asimismo, explica que las facilidades y las subvenciones de los gobiernos, así como los planes de expansión en materia de energía renovable ha puesto a las empresas españolas a la vanguardia del mundo en este terreno. «Sin embargo, no debemos olvidar que el almacenamiento de energía es un muy serio problema todavía por resolver, de ahí las notables diferencias de precios entre ‘horas punta’ y ‘horas valle’», añade el experto.

ESTADOS UNIDOS, EL GRAN BENEFICIADO DE LA CRISIS DEL GAS

Las conclusiones del estudio indican que, hasta hace unos meses, España, dada su extraordinaria situación geográfica y estratégica y las enormes inversiones realizadas por sus empresas energéticas en plantas de conversión de gas, se pensaba que se convertiría en el hub gasístico de Europa. A pesar de ello, «Italia y Francia hoy compiten por ocupar esa posición perdida», indica el estudio.

Sobre la energía nuclear, la apuesta española por esta fuente dejó de existir por razones de seguridad y compromisos políticos internos. Sin embargo, «este posicionamiento no ha impedido que llevamos años adquiriendo electricidad a Francia procedente de sus cercanas centrales nucleares», recuerda Irastorza.

El estudio de EAE Business School también reflexiona sobre la velocidad y transformación del actual panorama energético a nivel mundial e identifica los hechos que van a determinar su evolución futura. De esta manera, destaca la posición dominante de Estados Unidos debido a la fortaleza de su divisa y a convertirse en el gran suministrador de Occidente, castigado por el recorte de gas ruso y el incremento de precio de los carburantes.

Además, las grandes compañías energéticas estadounidenses extienden su influencia y lazos comerciales para extracción, compra y venta en todo el mundo, sin cuestionarse los nuevos métodos de extracción, como el fracking, mucho más baratos. Todo ello hará que su producción de energía ascienda de 100 cuatrimillones de BTU en 2021 a 120 cuatrimillones de BTU en 2050, destaca el informe.

CHINA LIDERARÁ EL FUTURO ENERGÉTICO, MIENTRAS QUE INDIA ESCALA POSICIONES

Irastorza destaca a China como otro de los grandes países que liderarán el futuro energético mundial, ya que casi dobla el consumo de energía de Estados Unidos, el líder del pasado siglo XX. La gran capacidad productora y fabril del país asiático determina que el volumen de importación de petróleo crudo haya crecido un 126,49% en los últimos 10 años, ascendiendo a 542,01 millones de toneladas en 2020.

Aunque la demanda de energía por parte del resto de países no alcanza individualmente la décima parte de las de China, el estudio de EAE constata el posicionamiento nuevas potencias emergentes como Brasil, Irán o Indonesia.

Asimismo, el informe señala a India como país estratégico en el contexto energético mundial. No solo por contar con la ventaja del inglés como idioma y de tener una fuerza laboral más joven, sino por contar con recursos energéticos y un socio preferencial, Rusia, que le ha otorgado en la reciente crisis ucraniana el papel de intermediario para dar salida a su gas.

LA SOSTENIBILIDAD SE ENCUENTRA LEJOS DE LA REALIDAD

Comparando el consumo de los diferentes tipos de combustibles en los últimos 46 años, la investigación aprecia que, aunque se consume menos petróleo y derivados y más electricidad, las llamadas «energías limpias» aún están lejos de implementarse.

En este sentido, conceptos como sostenibilidad, equilibrio climático y regeneración todavía se encuentran muy lejos de la realidad en, al menos, cuatro quintas partes del globo. Otra de las conclusiones del estudio de EAE se centra a Asia como el verdadero motor del crecimiento de la economía mundial y, por lo tanto, demandante de energía.

Este contexto determina que, en 2021, China fuera la mayor consumidora de energía primaria, con 157,65 exajulios; seguida de Estados Unidos, con 92,97; la India, con 35,43; Rusia, con 31,3; Japón, con 17,74; y Canadá, Alemania, Corea del Sur, Brasil, Irán, Arabia Saudita, Francia, Indonesia, Reino Unido y Turquía que juntos consumieron menos de 14 exajulios.

En este sentido, el estudio realizado por la EAE también destapa que, «aunque el siglo XXI estaba llamado a ser el de las energías limpias y renovables, la realidad es que el cambio aún está lejos de producirse».

PROBLEMAS PARA CUMPLIR CON LA AGENDA 2030

Por otro lado, el conflicto bélico en Ucrania y las consiguientes sanciones, limitaciones y encarecimiento de los precios ha obligado a muchos países a volver a fijarse en el carbón ya que, en 2021, el consumo de este recurso energético ascendió a 161 exajulios, en comparación a los 145 de 2020, tal y como recoge el informe. Si bien, también se constata que China nunca renunció al carbón y India, la cual fue llamada a ser el horno metalúrgico del planeta, tampoco lo hizo.

Asimismo, la actual «multicrisis» (energética, política, económica, social) hará prolongar el protagonismo de esta energía, a pesar de los objetivos de la Agenda 2030. De hecho, los países que, como Alemania, habían empezado a dar pasos decididos hacia las energías más limpias, han tenido que replantearse volver al carbón y la energía nuclear.

«Es el momento de ponerle otra fecha a la Agenda 2030, por ejemplo, 2050; porque las proyecciones nos muestran que las proporciones entre fuentes de energía apenas se alterarán en los próximos diez años, y que ni de lejos habrán desaparecido ni el carbón, ni el petróleo, ni el gas natural en treinta años. Es más, seguirán representando cuando menos las dos terceras partes, a pesar del creciente peso fuertemente subvencionado de las energías renovables», concluye Irastorza.