Los cinco años que han llevado a Siemens a hundir Gamesa en España

Siemens Gamesa se encuentra en una situación financiera delicada. La empresa renovable encargada de fabricar turbinas eólicas ha anunciado despidos masivos en todos los mercados donde opera, siendo España uno de los más afectados con 475 trabajadores. La compañía se reúne este martes con los sindicatos CCOO, UGT y ELA de todo el Estado para abordar los recortes de plantilla anunciados.

Las medidas anunciadas por Siemens se enmarcan en el nuevo plan estratégico denominado ‘Mistral’, a través del cual adelgazarán la plantilla con la salida de 2.900 empleados. Una situación a la que ha llegado la matriz alemana debido a diferentes problemas internos y externos que han acabado con la filial española en proceso de exclusión de la bolsa y registrando pérdidas históricas en los últimos años.

En tan solo cinco años, el grupo alemán ha llevado al negocio español a un escenario límite y ahora cientos de puestos de trabajo están en peligro en las diferentes fábricas del territorio. Una situación que no ha podido remontar, a pesar de las buenas condiciones para el sector de las energías renovables, por su necesidad para cumplir los objetivos de cero emisiones.

La misma razón por la que, a lo largo de los últimos años la firma también se ha visto beneficiada por las subvenciones gubernamentales a las firmas de energías renovables para incentivar la transición energética.

En este sentido, los sindicatos denuncian que, desde que Siemens se hiciera con la empresa vasca Gamesa en 2017, la alemana ha llevado a cabo un «desmantelamiento paulatino y programado» de la empresa en lugar de potenciar el supuesto interés industrial que había en la empresa española.

TRES CEOS ALEMANES Y UN PROYECTO FALLIDO

Después de la fusión y de la toma de control de Gamesa, la dirección del negocio en España ha estado a cargo de directivos alemanes. Un control germano sobre el fabricante de aerogeneradores que, lejos de otorgar una estabilidad y una estrategia consolidada, ha supuesto todo lo contrario.

Tales son las circunstancias, que son hasta tres los consejeros delegados que han pasado por la dirección de Siemens Gamesa para tratar de frenar el descenso de su negocio, sin éxito hasta el momento.

La presencia alemana en la ejecutiva de la compañía comenzó con el nombramiento de Markus Tacke en mayo de 2017, en sustitución de Ignacio Martín, quien renunció después de completarse la fusión. El liderazgo de Tacke se prolongó durante tres años y, hasta entonces, ha sido el más longevo de la empresa desde la llegada del grupo con sede en Berlín y Munich.

Con la pandemia del Covid-19 y sus consecuencias para la industria y la economía, Siemens Gamesa comenzó registrar pérdidas y a avisar de que las cuentas de ganancias iban a ser negativas en los siguientes meses.

Llegados a este punto, en junio de 2020 la empresa anunció la destitución por sorpresa de Tacke en mitad de la tormenta que estaba empezando a atravesar la renovable. Pero el despido tampoco salió barato, pues, según el informe de remuneraciones anuales de aquel año, el consejero delegado percibió una indemnización de 1,623 millones de euros por su salida.

LA HISTORIA SE REPITE Y LOS PROBLEMAS SE MULTIPLICAN

Del mandato de Tacke, cabe destacar también los pleitos judiciales que Siemens Gamesa mantuvo con Iberdrola durante los cerca de tres años que estuvieron unidos con la intención de fusionarse y crear un gigante del sector eólico. La eléctrica que preside Ignacio Sánchez Galán, que controlaba el 8,09%, llegó a un acuerdo con Siemens para firmar la paz y le vendió por 1.100 millones de euros su participación.

En sustitución del primer consejero delegado, la matriz alemana volvió a apostar por un hombre de la casa, nombrando a Andreas Nauen CEO de la compañía española, quien venía de dirigir el negocio offshore (marino) de Siemens Energy. Nauen capeó el temporal durante un tiempo, pero el negocio eólico atravesaba por momentos complicados.

Los problemas en la cadena de suministros por los cuellos de botella y los elevados costes de materiales como el acero debido a la inflación repercutieron en las cuentas de la firma eólica y significaron el final para el segundo consejero delegado.

Un año y medio después de su nombramiento, y un día antes de la presentación de los resultados del primer trimestre fiscal de 2022, Andreas Nauen fue despedido. El directivo de los tres profit warnings acababa así su corta etapa al frente del negocio español, dejando paso a su sustituto y último consejero delegado, Jochen Eickholt.

De esta manera, Siemens confió nuevamente en un directivo alemán para liderar el proyecto, hasta ahora con el mismo resultado. Eickholt cogió el timón el pasado marzo y desde entonces nada ha cambiado, sino que los números siguen siendo negativos y la bola de nieve continúa engordando cuesta abajo.

CAMINO A TRES AÑOS CONSECUTIVOS DE PÉRDIDAS

A los factores macroeconómicos externos, el nuevo CEO achacó la mala situación financiera también a los errores que habían tenido en el proceso de diseño de la turbina 5.X, su proyecto estrella, y los retrasos sufridos en su desarrollo.

El cúmulo de decisiones, problemas y errores llevan a Siemens Gamesa hasta la actualidad, registrando pérdidas millonarias que van aumentando cada trimestre. La filial española del gigante alemán perdió hasta 1.226 millones de euros al cierre de su tercer trimestre fiscal (de octubre de 2021 a mayo de 2022).

Esta cifra supone más que triplicar los 368 millones de euros de pérdidas acumuladas en el mismo periodo del ejercicio anterior. Todo indica que las cuentas de la firma eólica acabaran en negativo al cierre de su año fiscal, lo que supondría acabar por tercer año consecutivo en pérdidas.

Asimismo, la matriz alemana está a punto de culminar su opa de exclusión sobre la cotizada española, tras el anuncio el pasado mayo de la adquisición del 33% de la compañía que aún no controla. La operación pondrá fin a una etapa bursátil de más de dos décadas de Gamesa en el mercado español.

Pero no solo las cuentas de Siemens Gamesa han ido en caída libre a lo largo de los últimos cinco años, sino que la mala situación del negocio ha ido acompañada del cierre de diferentes fábricas en territorio español. Una estrategia que contrasta con los megaproyectos que ha firmado en diferentes países como Reino Unido o Suecia.

CIERRE DE FÁBRICAS EN ESPAÑA

La compañía comenzó en 2017 con la planta de Miranda de Ebro, finalmente vendida al grupo español Alibérico, que reconvirtió sus instalaciones para fabricar paneles de aluminio. Fue solo la primera parte del plan con el que en los últimos meses se han quitado de en medio hasta tres fábricas más y con despidos de más de 500 trabajadores.

Tres años más tarde, en agosto de 2020, el grupo alemán cerró la fábrica de Aoiz (Navarra), que daba trabajo a 239 personas. La razón que dio la empresa por aquel entonces fue la «falta de competitividad», al no tener capacidad para fabricar las palas que demandaba el mercado eólico en esos momentos.

Y seis meses después, a principios de 2021 y con los efectos pandémicos afectando a su cuenta de resultados, Siemens anunció el cierre de las plantas de As Somozas (Galicia) y Cuenca (Castilla-La Mancha), iniciando así un procedimiento de despido colectivo para 266 empleados de ambas factorías. En concreto, 51 trabajadores de la planta de Cuenca y otros 215 empleados de la factoría en Galicia.

Según la firma renovable, los motivos para su clausura fue el mismo: las turbinas que demandaba la industria eran cada vez más grandes y potentes, mientras que las que fabricaban en España se habían quedado anticuadas.

En definitiva, la andadura de Siemens en España desde que se hiciera con el control de Gamesa ha estado marcada por la inestabilidad, el conflicto, los cierres de fábricas y el descenso hasta el abismo financiero en el que se encuentra actualmente.