Constituir una sociedad, ¿cómo saber cuál me conviene más?

¿Estás planteándote crear tu propio negocio? Pues como emprendedor debes saber que uno de los primeros pasos a seguir no es otro que escoger la forma jurídica con la que piensas constituir dicha empresa. Es por ello que resulta fundamental asesorarse sobre los tipos de sociedades existentes en nuestro país y las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas. A continuación, os damos algunas nociones básicas para que podáis valorar la opción que más se ajusta a vuestra situación.

Autónomo

El empresario individual o autónomo es el emprendedor por excelencia en nuestro país. No en vano, hablamos de la forma más extendida para los que comienzan un nuevo proyecto. Los requisitos no son elevados y se ajusta como un guante a pequeñas empresas que no vayan a contar con un gran capital inicial. Por no hablar de que es el modelo que menos trámites administrativos y coste económicos conlleva.

Sociedad anónima

Hablamos de una sociedad donde la responsabilidad es limitada al capital aportado por sus socios. Su principal desventaja es la exigencia de aportar un mínimo de 60.000 euros como capital inicial. No obstante, se trata de una de las opciones más escogidas. Teniendo como uno de sus ejemplos más representativos las Sociedades de Inversión de Capital Variable.

SICAV

Lo primero que debes saber si te interesa conocer más en profundidad qué es una SICAV, es que se trata de sociedades destinadas a canalizar nuestras inversiones financieras. Y, como cualquier sociedad anónima, cuentan con personalidad jurídica propia y son gestionadas por un consejo de administración. Dado que no requiere justificar las operaciones a nadie, sus accionistas pueden actuar con mucha mayor celeridad que en un Fondo de Inversión. También cuentan con diversos beneficios fiscales. Tributando tan solo un 1% del impuesto de sociedades (siempre y cuando no se vendan sus participaciones).

Sociedad Civil o S.C.

La Sociedad Civil es una de las opciones más sencillas y económicas de asociación mercantil. No precisa capital inicial ni tampoco escritura. Eso sí, la responsabilidad de sus miembros es ilimitada. Es decir, responden con su capital privado de las deudas contraídas.

Sociedad Limitada

La Sociedad Limitada vuelve a limitar la responsabilidad de sus socios al capital aportado. Además, aunque sigue siendo necesario aportar un capital inicial dicha cifra baja hasta los 3.000 euros.

Comunidad de Bienes

La Comunidad de Bienes es la mejor opción si contamos con un bien que, de forma indivisible, pertenece a varias personas.  Es simple de constituir y su coste bastante más reducido. Por no mencionar que se trata de una figura que, al no contar con personalidad jurídica, se excluye de tributar por el Impuesto de Sociedades. Eso sí, conviene tener en cuenta que sus miembros cuentan con responsabilidad ilimitada y solidaria.

No existen fórmulas mágicas

Una vez conozcamos todas las opciones a nuestra disposición, lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de constituir una sociedad es, precisamente, la actividad y sus singularidades y necesidades propias. Tipo de actividad, número de socios, empleados, capital social, etc. Y es que lo que a unos viene bien a otros puede causarles el efecto contrario.