2035: Europa escapa de las garras rusas para entrar en las fauces chinas

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La noche del 24 de febrero el mundo como lo conocíamos cambió. Rusia lanzó una ofensiva a gran escala sobre Ucrania y todo el equilibrio geopolítico se vino abajo. También cualquier tipo de esperanza de colaboración con el estado ruso. Unos meses más tarde, la situación solo ha hecho que empeorar. La guerra se ha enconado en algunas regiones ucranianas volviéndose más sangrienta. El mundo parece encaminado a una hambruna como no se ha visto en años. Mientras, la Unión Europea ha puesto fecha para romper definitivamente con Rusia: 2035.

Probablemente será antes, pero esa fecha en el calendario es ahora la referencia más clara. Al fin y al cabo, es el momento, parece, de la defunción del motor a combustión (al menos en Europa), por lo que también es el de decir adiós simbólicamente al petróleo. Y obviamente el de decir adiós a Rusia, el segundo mayor exportador del mundo, porque hay una cosa clara todavía: por mucho que se esfuerce Bruselas, no podemos vivir aún sin las gigantescas cantidades de crudo que se bombean en los territorios rusos.

De hecho, pese a todas las sanciones interpuestas al petróleo ruso, no solo sigue llegando a Europa en forma de bombeo través de los oleoductos, sino que esa cantidad se ha incrementado en un 14% desde que comenzó la guerra. Una realidad que incomoda, y mucho, a Bruselas. De ahí, los movimientos de la Comisión Europea. Primero en lanzar el plan energético llamado RePower que busca limitar la dependencia del gas. Segundo el anunció hecho de eliminar los coches a combustión para 2035 que deben refrendar todos los países. Ambas, deberían ser buenas noticias, pero por desgracia no lo parecen tanto.

LAS FAUCES CHINAS

Y es que escapar del laberinto de la energía rusa nos lleva directamente a las fauces de otro gigante con un gobierno poco predispuesto a la democracia y con intenciones militares poco honrosas: China. El elemento central de está nueva historia es el cobalto, el mineral más elemental que tienen en su interior los coches eléctricos. Una importancia que viene directamente tanto por su necesidad, actualmente es inviable hacer un vehículo eléctrico sin dicho material, como por la cantidad necesaria, en torno a unos 10 kilogramos. Así pues las esperanzas de escapar de Rusia son las de abrazar el cobalto.

Obviamente, a estas alturas todos se habrán dado cuenta ya de que el cobalto, en su mayoría, es propiedad de un solo país: China. Y lo es porque no solo controla gran parte de su producción a través de sus firmas estatales, especialmente de China Molybdenum, sino también porque tiene en su poder la mayoría de los óxidos con los que se trata el mineral para su uso posterior en los coches eléctricos. Además, por si fuera poco, los políticos y empresarios chinos ya han dado la señal para seguir acumulando activos de dicho metal.

De hecho, un informe interno de Bloomberg revela que la compañía, que es la segunda productora de cobalto del mundo, podría “seguir invirtiendo agresivamente en el extranjero en minas de cobalto para aprovechar la fuerte demanda de vehículos eléctricos, liderando a sus pares nacionales y aumentando su producción en un 10% en 2023”. El epicentro de todas estos movimientos seguirá siendo La República Democrática del Congo, el país que más mineral extrae y que más reservas posee del mundo. Una región además que mantiene muchos vínculos con China, de tal manera que posibilita al gigante asiático poder seguir licencias para excavar el subsuelo congoleño.

CHINA MOLYBDENUM PUEDE ERIGIRSE EN JUEZ DE LOS COCHES ELÉCTRICOS

Esas nuevas licencias, con otras nuevas minas que ya están en construcción convertirán a China Molybdenum en un gigante vital para el mundo. Así, la firma asiática solo en este año podría aumentar un 8% su producción hasta las 20.000 toneladas y otro 10% el siguiente hasta las 22.000, según Bloomberg. La aceleración de su proyecto 10K, que se puso en producción de prueba en 2021, y la puesta en marcha planificada del proyecto de mineral mixto TFM en 2023 serán responsables del aumento. Éste último, que ahora se encuentra en un estudio de viabilidad, podría impulsar aún más la producción de la compañía una vez se ponga en marcha probablemente después de 2024.

La suma de esos proyectos y los aumentos de la producción llevarán al grupo a “mejorar su posición de liderazgo como principal proveedor de metales para baterías”, señalan desde Bloomberg. Incluso, podría superar a la británica Glencore que ocupa el primer puesto actualmente. La compañía se ha beneficiado durante años de un sistema de corrupción institucionalizado en el propio Gobierno del Congo para incrementar su producción. Pero tras ser multado por dichas prácticas recientemente, su posición ha ido perdiendo fuerza, lo que refuerza a la compañía china.

CUBA, UN INVITADO INESPERADO

En este curioso juego de ajedrez todavía quedará un invitado especial: Cuba. El país caribeño no solo es una de las regiones que más relaciones mantienen con China, sino que también es una de las regiones con mayores reservas de cobalto. Además, que todavía están sin explotar. En concreto, la región ocupa el cuarto puesto en la lista de los países con mayores reservas, por detrás del Congo, Australia e Indonesia, ya que el subsuelo cubano podría albergar hasta cinco millones de toneladas, según los cálculos actuales. Desgraciadamente, Rusia es el sexto.

En definitiva, Bruselas ha puesto fecha al final de la dependencia rusa. Una buena noticia que, sin embargo, atisba nubarrones muy negros para el futuro encarnados por China y el resto de países de corte comunista. Al final, llegado el momento habrá que ver si fue una buena idea o simplemente nos hizo meternos demasiado dentro en la boca del lobo. Una respuesta que solo dará el tiempo, aunque la experiencia reciente no es un buen indicio de lo que puede llegar.