Reducir la huella ecológica es uno de los objetivos prioritarios en el ámbito de la edificación. La industrialización aporta al sector inmobiliario y de la construcción una mayor sostenibilidad desde el punto de vista de las materias primas, del proceso constructivo, del bienestar para el usuario y también desde una perspectiva de negocio. Estos, entre otros, han sido los temas abordados en la mesa redonda ‘Reducir la huella ecológica de la construcción, un reto posible con la industrialización‘ en la que han participado representantes de ávita, constructora industrializada de Grupo Avintia, y algunos de sus partners.
Francisco Ramírez, director general B2B de LG; Elena Adán, jefe de Marketing y coordinadora del área de Sostenibilidad de KÖMMERLING; Nicolás Bermejo, responsable de desarrollo de Marketing Técnico y Sostenibilidad de Saint-Gobain; Angélica Tarrasa, responsable canal Promotoras y Arquitectos de Schneider Electric, y Diana Carolina Flores, responsable de Sostenibilidad de Grupo Avintia, han sido los participantes de esta mesa en la que han aportado diferentes ideas sobre el reto que tiene ante sí el sector de la construcción en materia de sostenibilidad.
«Una de las principales formas de abordar todos estos retos de la descarbonización es desarrollar nuestro modelo de construcción industrializada donde integramos las soluciones de todos nuestros partners desde fábrica, incluyendo también un proceso constructivo que contribuye a disminuir ese impacto medioambiental de la construcción», explica Diana Carolina Flores, responsable de Sostenibilidad Grupo Avintia.
Según el director general B2B de LG, Francisco Ramírez, «si hacemos una buena selección de materiales y de productos, hacemos que esa vivienda sea más sostenible desde el inicio, es decir, aplicamos una concienciación desde el origen del proyecto».
Elena Adán, jefa de Marketing y coordinadora del área de Sostenibilidad de KÖMMERLING destaca «la visión integral del proceso constructivo» y la capacidad de este sistema de «disminuir esas emisiones de carbono de cuna a tumba», porque «no sólo se trata de que los hogares ahorren más, sino de que en el proceso constructivo se pueda analizar y medir todo su ciclo de vida».
El responsable de Desarrollo de Marketing Técnico y Sostenibilidad de Saint-Gobain, Nicolás Bermejo, recuerda que «los edificios son responsables del 40% del consumo de energía y del 35% de las emisiones de CO2». En este sentido, si Europa pretende alcanzar la neutralidad climática en 2050, «los edificios van a jugar un papel fundamental» y serán «clave» para lograr estos objetivos.
«Se habla mucho del carbono operacional emitido durante la edificación», incide Bermejo, al tiempo que recuerda que, en este sentido, «trabajamos en reducir toda la huella de carbono embebida en los materiales de construcción».
La industrialización de la construcción facilita integrar en el proyecto «aportar las herramientas digitales que nos permiten reducir las emisiones» del edificio, explica Angélica Tarrasa, responsable del canal de Promotoras y Arquitectos de Schneider Electric. «Igual que en los coches el GPS va incorporado de serie, en la industrialización aplicada a la construcción, estas herramientas orientadas a la sostenibilidad vienen de serie», concluye, con las ventajas que esto supone para en la factura energética, el ahorro del consumo y el bienestar del usuario final.
BIENESTAR Y CONFORT TÉRMICO
Una vez enfocada la sostenibilidad en el proceso constructivo, toca revisar y recordar todos los beneficios que aporta, no sólo al negocio de las empresas del sector, sino, al bienestar del usuario final, así como su impacto en la sociedad. «Desde la pandemia hemos aprendido de forma orgánica que el 90% de nuestro tiempo lo pasamos en un entorno construido y tanto los materiales como el espacio que nos rodea influyen en nuestra salud, en cómo nos sentimos y en cómo dormimos», explica Diana Carolina Flores.
La industrialización y el trabajo colaborativo entre los diferentes actores de un proyecto de edificación son determinantes para garantizar la estanqueidad de la envolvente del edificio, lo que repercute directamente en el confort térmico y calidad acústica, es decir, en el bienestar de las personas que habitan dichos inmuebles.
Asimismo, según se desprende de las conclusiones extraídas en la mesa: «los materiales empleados disminuyen la sensación de estrés por ruido y favorecen la reducción de partículas COV (compuestos orgánicos volátiles), por lo que todos los efectos negativos sobre las afecciones del sistema respiratorio se ven disminuidas».
Ávita, gracias a la planificación, los procesos y estándares seguidos en todo el ciclo de vida del producto, así como a las diferentes soluciones desarrolladas por su ecosistema de partners, permite disminuir hasta en un 75% de los residuos generados en la fase de obra, entre otras magnitudes que repercuten directamente en la sostenibilidad, el medioambiente y el confort del usuario.
Dicho ecosistema de innovación de partners de ávita está formado por: Saint -Gobain, Schneider Electric, Kömmerling, Wallex, Daikin, Orona, LG, Baxi, Jacob Delafon, Soler & Palau, Sika, Aldes, Gerflor, RIB e ILOQ.
Las sinergias entre todos ellos permiten reducir plazos, siniestralidad laboral, generación de residuos e impacto en el medioambiente, entre otros beneficios, al concentrarse un porcentaje cada vez mayor del proceso constructivo en fábrica y estar planificado y estandarizado hasta el último detalle, sin dejar espacio a la improvisación en obra pero, sobre todo, permite construir espacios de calidad, confortables y saludables para el ser humano y su entorno.