El desastre de Kathie Wood con Twitter: así perdió 500 millones y allanó el camino a Elon Musk

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Hubo un tiempo en el que la reconocida Kathie Wood, también llamada la ‘Musa de Wall Street’, era sinónimo de éxito. Su principal fondo de inversión, Ark Investment, se elevaba entre los más rentables de la bolsa estadounidense con una revalorización cercana al 140%. Sus métodos agresivos y sus arriesgadas apuestas por las firmas tecnológicas la convirtieron en un símbolo y una figura muy seguida. Pero eso era 2020. Desde entonces, las cosas no han vuelto a salir bien. Un buen ejemplo de ello es el desastre que ha sido su inversión en Twitter y que le ha hecho un agujero enorme.

En los últimos días, se ha hablado como el todopoderoso Bill Ackman ha salido trasquilado de su apuesta por Netflix. El legendario inversor decidió invertir en la plataforma, tras el primer desplome de la firma al presentar resultados hace unos meses. Pero Ackman no contaba que en la publicación de sus cuentas, presentadas recientemente, el golpe sería todavía más duro. En concreto, el desplome se ha acercado al 40% volatilizando 50.000 millones de valor para la empresa y 400 millones para el fondo Pershing Square que dirige el Ackman. 

Un desastre en mayúsculas que, sin embargo, no supone un excesivo problema para Ackman. Al fin y al cabo, su enorme rentabilidad, tanto actual como histórica, le mantiene como una de las mejores mentes dedicadas a la inversión en activo. Pero no ocurre así con Wood. La ‘Musa de Wall Street’ está bajo la lupa de sus detractores que la acusan de ser un producto de marketing y de la burbuja de precios en la que estaban instalados los activos tecnológicos, durante la era del dinero gratis. Pero ahora que el mercado ha cambiado sus estrategias ya no son válidas. Un argumentario que ha crecido, tras constatar su desastre en Twitter.

LA EXPLOSIVA APUESTA DE WOOD POR TWITTER

Wood ya había apostado por Twitter mucho antes del 2021. La inversora había abierto y cerrado posiciones en la compañía en los últimos años. Pero sería a partir de comienzos de enero cuando más se interesaría. Quizás apoyada por la importancia decisiva que tuvo la plataforma social durante el incidente del asalto al Capitolio y todo lo que vino después. Entre otras cosas, la confrontación iniciada por el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, que acabó con su cuenta suspendida. Un destino que compartieron algunos de sus simpatizantes y también de sus aliados.

En aquellos días todo el mundo miraba Twitter. Por ello, la empresa batió sus máximos históricos en Bolsa, entre finales de enero y principios de febrero, acercándose a los 80 dólares por acción. El fuerte impulso se convirtió en un reclamo demasiado apetitoso para aquellos que creen en el método Growth (apostar por empresas que están subiendo porque seguirán subiendo) como forma de inversión. Una de ellas, obviamente, es Wood, que se lanzó a comprar títulos de la plataforma social a manos llenas. De hecho, solo en el primer trimestre del 2021 adquirió hasta 7,79 millones a un precio 61,98 dólares.

Pero la cosa no quedaría ahí. En el siguiente trimestre, Ark Investment incrementaría su posición con la compra de 4,62 millones de acciones más a un precio de 59,95 dólares. En los siguientes tres meses, con un valor bastante más alto de 66,58 dólares, el fondo tomó ‘solo’ 1,36 millones. Por último, aprovechando la caída vertical del valor, Wood ordenó volver a subir la apuesta al incorporar otros 3,46 millones de títulos a poco más de 50 dólares. El resumen es que en apenas un año la ‘Musa de Wall Street’ se había gastado más de 1.000 millones de euros en 17,23 millones de acciones.

UN AGUJERO DE 500 M$ 

La inversión era arriesgada, pero dada la insistencia de las compras parecía que Wood tenía una buena razón. Sin embargo, la inversora dio un giro radical a su estrategia en el siguiente trimestre, el primero de 2022, y se deshizo de la práctica totalidad de los títulos de Twitter que había ido adquiriendo. Además, a un precio mucho más bajo, lo que generó un enorme agujero para Ark Investment. En concreto, la gestora ordenó deshacerse entre enero y marzo de este año de unas de 15,91 millones de acciones a un precio de 36,53 euros. Ese bandazo le costó a su vehículo de inversión una perdida efectiva de 445 millones de dólares.

Aunque la historia, obviamente, no termina ahí. Ark todavía mantiene cerca de 1,33 millones de títulos más de Twitter cuya valoración actual está muy por debajo del precio de compra. Eso implica que el agujero real se acerque realmente a los 500 millones. Pero el verdadero problema ha sido el timing, ya que las ventas se han ejecutado en el peor momento posible (posiblemente en los primeros días de febrero, aunque no se especifica). De hecho, unas semanas después el valor de las acciones rebotaron cuando Elon Musk anunció que no solo había comprado un 9,2% de la compañía, sino que tenía la intención de lanzar una opa por toda ella.

Así, en los primeros días de abril, los títulos de Twitter escalaron de los 39 dólares a casi los 52 dólares, lo que supone una subida cercana al 33%. Una valoración que habría permitido a Wood salirse, si era lo que pensaba, sin tener que asumir un agujero tan grande. Incluso de mantenerlas podría haber sacado algún rédito económico ante un posible incremento de su valor ante los anuncios de Musk. Sin embargo, para lo único que ha servido el mal movimiento de la inversora es para ponerle en bandeja de plata muchas de sus acciones al excéntrico multimillonario.

En definitiva, Ackman ha demostrado recientemente que hasta los más grandes fallan en sus predicciones. Pero que eso no tiene porqué ser malo, siempre y cuando haya una estrategia visible y sensata detrás. Sin embargo, la concatenación de fallos de Wood con Twitter es un ejemplo claro de cómo no se debe actuar en los mercados. La carismática ‘Musa de Wall Street’ ha logrado mucho al convertirse en un referente en un mundo dominado por hombres, pero si sigue alimentando a sus detractores pronto puede pasar de inspiración a anécdota.