«Nunca he visto tanto pesimismo». Las palabras son de Bob Dudley, exdirector ejecutivo del gigante petrolero BP, acerca de la situación del sistema petrolero. «Nadie puede reemplazar una pérdida de la producción rusa (…) El mundo no tiene tanta capacidad», resumía Mohammed Barkindo, secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, la famosa OPEP, acerca de qué le quita el sueño a la industria. Y es que el temor a que Rusia cierre el grifo y el precio se dispare más de lo deseado, destruyendo la demanda, parece ser una pesadilla demasiado real.
Curiosamente, en la misma semana en que los mercados energéticos se volvían locos, especialmente el petrolero, miles de ejecutivos del sector se han reunido en Houston, la capital mundial del crudo. Todos ellos, desde los nombres más destacados a los más noveles, acudieron a la llamada CERAWeek, una conferencia sobre energía organizada anualmente por S&P Global. Allí mismo es donde Dudley percibió ese enorme pesimismo. Aunque sin quitar mérito a la perspicacia del ejecutivo, lo del desánimo dentro del sector se podía intuir directamente de las palabras de todos los participantes.
Así, los grandes directivos del petróleo mostraron una fuerte preocupación no solo por la situación, sino por lo que está por venir. «Las turbulencias acaban de comenzar», advirtió Jack Fusco, el mandamás de Cheniere, el mayor exportador de gas natural licuado de Estados Unidos, a todos los presentes. Pero al igual que todos coincidieron en cuál es el foco de preocupación actual, Rusia, a la hora de buscar soluciones no hubo consenso. Bueno, más allá del que si los 4,5 millones de barriles rusos diarios se volatilizan, hay quien dice que son 8 millones con los productos relacionados con el crudo, será inevitable una subida todavía más fuerte del precio.
RUSIA YA SUFRE UN BLOQUEO TÉCNICO EN SUS EXPORTACIONES DE CRUDO
De hecho, la primera barrera, los 150 dólares, casi se superan el pasado lunes, aunque más tarde se relajaron. Aun así, la apuesta de muchos de los presentes es que el barril de Brent no solo superará los 150 dólares, sino que podría mantenerse un tiempo instalados en las nubes. Una tragedia tanto para las economías, llevará a muchas a la recesión, como para las propias compañías petroleras que pueden ver como se destruiría demanda. «Eso está generando mucha aprensión y mucha angustia», señalaba Vicki Hollub, de Occidental Petroleum, una de las ejecutivas más respetadas del sector.
Biden decretó que el país no importará más petróleo procedente de Rusia
Para relajar esa «angustia» el principal objetivo (no oficial) de la CERAWeek fue rebuscar entre todos los presentes para descubrir quién puede bombear más petróleo para suplir un posible shock de Rusia. Al fin y al cabo, pese a que Vladímir Putin todavía no se ha pronunciado en materia de exportación de crudo, sí lo ha hecho sobre otros materiales, en la práctica ya se está haciendo una especie de vacío a sus productos. Por un lado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, decretó recientemente que el país no importará más petróleo, o derivados, procedente de Los Urales.
Un pronunciamiento anecdótico, puesto que importan una cantidad muy pequeña, pero potente en términos de mensaje. Por otro lado, el crudo ruso ahora aparece como ‘apestado’. Antoine Halff de Kayrros, una firma francesa de análisis de datos, confirmó en declaraciones a The Economist que los compradores europeos, japoneses y surcoreanos «no tocan el crudo ruso». El seguimiento de Kayrros reveló un gran aumento en el tránsito de petróleo en las últimas dos semanas, lo que Halff consideró que representa a los petroleros rusos rechazados de su destino original en busca de nuevos compradores.
EL GRAN PROBLEMA: ¿DÓNDE SE PUEDE BOMBEAR MÁS PETRÓLEO?
Halff cree que unos 3 millones de barriles por día de crudo ruso podrían quedar fuera del mercado. No solo por el movimiento, sino también por los fuentes descuentos con los que cotiza, según los datos de Bloomberg. Eso ha llevado a qué durante la CERAWeek todo el mundo se hiciese la misma pregunta: ¿Quién tiene la capacidad de bombear más petróleo para cubrir esa brecha? Las miradas, obviamente, primero se centraron en los directivos del gigante estatal de Arabia Saudí, Aramco. Pero no parece tener ni solución ni demasiadas ganas.
ARAMCO ES OTRA DE LAS OPCIONES QUE PUEDE BOMBEAR MÁS PETRÓLEO
Y es que los lideres de dicha región (también Emiratos Árabes) se han negado incluso a atender la llamadas de Biden. Probablemente, como respuesta a la política estadounidense en el Medio Oriente. El siguiente a quién se le miró fue a Barkindo, pero sus respuestas fueron otro jarro de agua fría al reconocer que no se puede reemplazar una pérdida tan notable por falta de capacidad. La alternativa parece estar en Estados Unidos. Los frackers tienen la capacidad de aumentar o reducir su producción con bastante rapidez, una cualidad ahora muy apreciada. Pero aun así no sería suficiente, tras años de colapso en el sector por los precios bajos y la deudas altas.
Así, la producción de esquisto estadounidense se estima que crecerá este año en unos 750.000 barriles por día. Una cifra que se antoja muy corta. Scott Sheffield, jefe de Pioneer Natural Resources, una gigante petrolero estadounidense con grandes participaciones en esquisto, da alguna esperanza, ya que reconoce que la industria podría aumentar la producción en 1,5 millones en 18 meses. La solución es difícil, aun así ganar esa cantidad extra es ya un paso para solucionar el sistema. Al fin y al cabo, la propia OPEP pese a hacerse la remolona podría también aumentar en una capacidad semejante la producción en unos meses.
La IAE anunció que liberaría unos 60 millones de barriles
Con las esperanzas puestas en ese crecimiento. Al margen de las negociaciones con otros países como Venezuela o Irán, el dilema termino pasando a que había que ganar tiempo. Y en esas está ahora la cosa, mientras las empresas perforan más y más suelo para bombear petróleo. Una de las opciones es liberar las reservas estratégicas que mantienen. La semana pasada, la Agencia Internacional de la Energía (IAE) anunció que liberaría un 4% de sus reservas totales, unos 60 millones de barriles. Pero la vertical subida del precio del crudo fue el mejor indicador de que la cifra se antojaba muy pequeña. Ahora, se piden que sean 120 millones este mes y el siguiente.
La colocación de las reservas en el mercado ayudará a contener el golpe, también los precios que han ido cayendo. Pero es una medida desesperada. No se puede suplir el petróleo ruso solo tirando de reservas, los directivos buscan soluciones pero no parecen ser fáciles. Al final, el pesimismo del sector parece más que justificado porque probablemente lo peor todavía no ha llegado.